Pablo Alfaro anula al Castilla

El primer día en la oficina para Pablo Alfaro... y enfrente, un viejo ‘enemigo’: Raúl. Los duelos entre ambos fueron icónicos en los 90 y tiñeron de nostalgia el cara a cara de los banquillos. “Las cosas del campo quedaron en el campo, entre nosotros dos. Le tengo mucha estima personal”, aseguró en la previa el excentral. Y, como en su etapa de férreo defensor, logró anular al rival. En esta ocasión, a un Castilla con mejores intenciones que acierto. Un filial blanco que no logra engancharse al playoff y con este empate sigue en la zona tibia de la tabla.

No era un inicio sencillo para Alfaro, al frente de un Murcia que fue un polvorín en los últimos coletazos de Gustavo Munúa. Enfrente se encontraba con un Castilla revitalizado. En dinámica alcista tras su repaso al Atlético Baleares (5-0) y los cuatro encuentros sin conocer la derrota -ahora cinco-. Por eso, amén del ingreso de un Nico Paz arrebatado por Ancelotti en la cita anterior y que llegó a tiempo tras su estreno en Liga contra el Valencia, el Siete no agitó más el once.

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Tampoco el plan, mandón desde el inicio. Con Peter como elemento agitador. En un primer tiempo donde el control del Castilla no fue suficiente, el extremo fue un verso libre que disfrutó de la ocasión más clara cuando asomaba el descanso, con un latigazo que repelió Manu García. Un portero que ya había mostrado su seguridad en el primer cuarto de hora, cuando se estiró ante un chut lejano de Mario Martín. Nico también había probado suerte desde la distancia y Edgar acarició la portería con un testarazo a la salida de un córner. Ocasiones sin mayúsculas, pero superior al peligro minúsculo de los locales en el primer tiempo. La zaga blanca supo controlar a Rodri Ríos, un goleador de ‘Primera’ (41 partidos en la máxima categoría entre Sevilla, Zaragoza y Almería). Y ello permitió que Cañizares se marchara prácticamente inédito al vestuario.

Una roja cambió el contexto

Alfaro tenía clara la receta. No patinar. Y no cambió la intención tras el refrigerio. Gonzalo dejó un eslalon coronado con un caño y Asencio, a la salida de un córner, tuvo la más clara, esta sí con mayúsculas, en el 52′. Manu García, bien colocado, despejó el cabezazo cuando se olfateaba el 0-1. Y cuando el campo se ponía más cuesta abajo para los de Raúl, Asencio pasó de casi héroe a ‘villano’. Guarrotxena se marchaba solo contra Cañizares y, antes de entrar al área, el canario tuvo que pulsar el botón de derribo. Roja directa. Clarísima e inevitable. El propio Guarrotxena rozaba lanzaba con malicia la falta, desviada por escasos centímetros. Y de repente, una etapa llana se convertía en una de alta montaña para el Castilla.

Con el contexto a favor, el Murcia se estiraba. Se empezaba a ver a Sergio Santos, ex de La Fábrica, en el carril derecho y el fútbol comenzaba a aparecer más en el área castillista, con Rodri oteando varios remates que Mario, central de emergencia sin Asencio, y Edgar lograban amortiguar. No se amilanaron los de Raúl, con más pundonor que piernas. Raúl y Pablo Alfaro movieron el árbol de cambios y entre Palacios y Víctor, recién llegados, cocinaron una jugada sensacional que el último, un microondas en potencia, cruzó en demasía. Instantes después fue Carrillo, otro jugador fresco, el que, con un escorzo de ariete puro, hizo lucirse a Lucas Cañizares por primera vez en la noche murciana. Tablas, el mal menor y a seguir mirando los playoff con relativa lejanía.

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