‘Moneda al aire’, una novela con destino Mundial
Las vidas de un aficionado al fútbol, un jugador y una periodista se entrelazan en el libro de Sergio V. Jodar. “Parece que he ganado la Champions, pero lo considero más un entrenamiento”, afirma el autor.
Debe su título a una frase de Pep Guardiola y su autor la considera el “hijo no deseado” de David Trueba. Moneda al aire, escrita por Sergio V. Jodar (Barcelona, 1992) y publicada por Panenka, es una novela en la que las vidas de sus tres protagonistas —un aficionado, un jugador y una periodista que comparten el objetivo de acudir in situ al Mundial— se entrelazan para coexistir en una obra entretenida, bella y cuidada que aborda un puñado de problemas sociales. El fútbol es solo la excusa. Como para esas tantas personas que se reúnen regularmente gracias al llamado deporte rey y para las que siempre será mucho mejor la previa que el partido. Quienes lo han vivido (o leído), lo saben.
“Me parece que Trueba en Saber perder usó muy bien el fútbol para hablar de temas como el éxito, el fracaso o las expectativas en una novela y que no fuera una novela de fútbol, es narrativa. Me quedó esa semilla de decir “a mí me encantaría hacer algo así alguna vez”. Esto es como su hijo no deseado. No habrá querido tenerlo, no se le parecerá en nada, ni mucho menos quiero compararlo, pero me quedó el poso de querer hacer algo así”, explica Sergio V. Jodar en conversación con AS.
El azar, como elemento que cruza vidas de forma fortuita, junta a Vicente Parrado, aficionado de un equipo empequeñecido en lo deportivo; Jacobo Fandiño, jugador joven ante la que quizá sea su última oportunidad de explotar; y Bruna Vila, periodista deportiva que hace frente al machismo de su sector —y de la sociedad en general— para explorar las relaciones afectivas, los cuidados, la ansiedad o la ludopatía.
“Sí que quería, y de ahí el título un poco también, demostrar que, por supuesto, no todo depende de nosotros, que las decisiones que tomas tampoco son siempre tomadas cabalmente o que dependan solo de ti, porque estás en un entorno, en un momento, en unas condiciones económicas, rodeado de unas personas...“, dice el autor barcelonés sobre ese azar al que Guardiola se refirió en una entrevista con la frase que ha acabado bautizando el libro: “La vida es una puta moneda al aire”.
Con la segunda edición en marcha y después de haber hecho presentaciones en Barcelona, Madrid, Murcia y Valencia, Sergio V. Jodar está “muy contento” a pesar del “vértigo” y encuentra el símil perfecto para expresarse en el fútbol: “Firmo, me hago fotos... Ahora que la novela está publicada parece que he ganado la Champions, pero yo lo considero más un entrenamiento...”.
—¿Cómo se siente alguien cuando publica su primera novela?
—Estoy muy contento de haberla publicado, de que le llegue a la gente, y a la vez también me da mucho vértigo, porque soy muy inseguro con lo que escribo, muchísimo. También soy entre tímido, vergonzoso, bueno, tengo el pack explosivo... Entonces que alguien compre mi libro lo agradezco mucho y hasta me sigue dando un poco de corte decir que hay alguien que va a emplear su tiempo en algo mío. Tengo vértigo e ilusión y siempre me gusta que gane la ilusión. La ilusión gana a ese vértigo o esa inseguridad que muchas veces dicen que lo tienen las mejores escritoras, cómo no lo voy a tener yo que al final estoy empezando.
—La primera frase es de David Trueba...
—Sí, es uno de mis escritores favoritos. Nunca en mi vida he hecho un ránking, pero sí que hay algunos que me marcan o sacan un libro y lo compro. Concretamente en este libro, si hay otro que ha influido es Saber perder. Ya no solo por lo que cuenta, sino porque no entré a él como un libro de fútbol, que es una cosa que a mí me gustaría que pasara con el mío, y luego descubrí que había un futbolista. Lo vi una forma muy natural de meter el fútbol en una novela. Me parece que Trueba usó muy bien el fútbol para hablar de temas como el éxito, el fracaso o las expectativas. Es una novela que está en narrativa, no al lado de abdominales o de pilates, que a veces pasará con la mía. Que es de Panenka, está muy guay y como puede parecer que es de deporte y de fútbol, pues la ponen ahí en el rincón. Con Saber perder me quedó la semilla de decir “a mí me encantaría hacer algo así alguna vez”. Esto es como su hijo no deseado, no habrá querido tenerlo, no se le parecerá en nada, ni mucho menos quiero compararlo. Pero como que me quedó el poso ese de querer hacer algo así.
—¿Por qué no le gusta ese apellido de novela de fútbol?
—No lo hago por esta cosa de que el fútbol, vaya mierda. Quien tenga esos problemas de esnobs de que el fútbol no es cultura, pues no comulgo con ello... Pero es más porque es una novela. Igual que si en una novela aparece un cantante, la prensa no se dice que es una novela de música, ni una novela de cine... De Los Soprano no se dice que es una serie de mafia, se dice que es una serie. Ese apellido creo que se pone solo con el fútbol. Para bien y para mal. Igual hay mucha gente que le gusta el fútbol y compra mi novela solo por eso. Y también hay mucha gente a la que no le gusta el fútbol y solo por eso no la va a comprar. Bueno, es algo que sé que está ahí, pero a mí me gustaría quitarle el apellido ese, sí.
—¿Cuál de los tres personajes tiene más de usted?
—Los tres tienen algo. En ella, Bruna, esa contradicción entre ambición y luego querer bajarse de la vida. En Vicente, esa relación que se genera a través del fútbol. Pero creo que en el que más me veo, sería en el futbolista, Jacobo. Porque pesa mucho la inseguridad que tiene. Este futbolista muy inseguro, muy metido para adentro, que se vaya de un campo diciendo que ha fallado este pase y que no duerma por eso. Me interesa un poco esto.
—¿Se documentó a través de algún jugador de ese perfil?
—Sí que hay una labor de documentación, pero es, diría, involuntaria. Porque al final vivo el día a día en el fútbol y me llama mucho la atención ese tema. Como cuando Iniesta dijo que el año del Mundial estaba jodido, ahora que está saliendo todo el tema de Bojan... Me pongo mucho en la piel del jugador y luego, pues en toda novela al final está la imaginación.
—¿Y con Bruna Vila, la periodista?
—Para mí es la más difícil... Aunque sea la que más se parece a mí en oficio, es la que más me ha costado, obviamente, porque es mujer y al final no puede ser lo mismo en nada. Aquí sí que ha habido alguna conversación con mi pareja, porque ella también es periodista y también ha trabajado algunas veces en el ámbito del deporte, cosas que se ven en las redacciones que me chirriaban o que me llamaban la atención. Y luego el tema de la maternidad... Lecturas como ‘Casas vacías’ de Brenda Navarro, que va mucho sobre cómo una madre no quería serlo y no está contenta con ello, o todo esto que se aleja del relato que dice que una mujer casi está destinada a ser madre y que cuando lo es todo es genial. Mis dos cuñadas han sido madres en estos años recientes y escuchaba, sin romantizar ni el embarazo, ni la lactancia. Es un personaje que me da miedo. Porque es lícito que a mí una mujer, o quien sea, me diga “¿pero tú qué haces escribiendo sobre lo que siente una mujer cuando es madre?”. Le diría pues tiene razón, no puedo decir otra cosa. Pero, ¿qué hago? ¿Me limito a hacer personajes hombres de 30 años, blancos, que viven en Barcelona?
—Club Capital, Atlético Mediterráneo, ¿cuánto de culpa tiene el Pro de esto?
—Los nombres principalmente son porque lo primero que quiero hacer es crear un mundo alternativo a este. No quiero hacer Barça o Madrid, por mucho que haya paralelismos, ni que busquen quién es el jugador. El jugador no es nadie de la realidad, hay de todos. Lo que yo creo que casi indirectamente me enseñó el Pro 6 es que esto se podía hacer y que a la gente no tenía por qué extrañarle que, de repente, en ese caso porque no había licencias, que se llamaran de otra forma los equipos.
—¿Hay algo que le habría gustado saber antes de publicar esta novela?
—Claro, si me hubiera apuntado antes al curso de escritura, pues igual lo hubiera escrito mejor desde el principio y no me hubiera llevado tanto tiempo... (cuatro años). Estoy contento porque me considero mejor escritor que cuando empecé a escribirla. Creo que una novela, por mucho que ahora se publique y ahora esté en esta portada tan chula y en formato libro, es un entrenamiento. Parece una final de Champions, haciendo un poco el símil, porque firmo, la gente me hace fotos, me hago fotos con la reflex de escritor y parece que he ganado la Champions, pero yo lo considero más un entrenamiento.
—¿Hay algún fragmento del que esté especialmente orgulloso?
—Hay tres personas que han destacado una frase que es “el fútbol es el idioma de la memoria”. Creo que es representativa del libro. Seguro que también te pasa, ves una camiseta de tu equipo y te acuerdas de la temporada que es, de los títulos, de los goles míticos, sabes dónde estabas, con quién... Y de fragmento, hay otro, en un momento de Bruna de ir contra el si quieres puedes, que es una frase que odio y que de alguna forma he intentado plasmar en el libro.
—¿Se imagina que su novela le llegara a Guardiola?
—En mi utopía futura está algún día poder darle el libro. Pero no sé cómo lo voy a hacer si no lo conozco. Guardiola es amigo de Trueba y existe ese rumor de que le regaló Saber perder a los jugadores del Barça, que no sé si es verdad, pero a mí me encanta. Y es muy curioso porque es una novela que hemos empezado hablando mucho de Saber perder con esa frase y que casi de forma espontánea, ese título naciera de una respuesta de Guardiola, como que hace que se aúne todo. Me haría mucha ilusión desde luego, no quiero promoción, ni foto ni nada. Me gustaría pensar que el libro está en su librería y si encima está el lado de Saber Perder, dejo ya de escribir porque ya lo he hecho todo en la vida.
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