Los árbitros dicen basta tras la agresión de Ceuta: “Me dieron puñetazos, patadas...”
Los colegiados explotan después de lo vivido por Antonio Pozo Fernández en Ceuta donde fue interceptado en una calle y posteriormente agredido tras un partido de juveniles. Aseguran que todo se debe a un “clima de hostilidad”.
En el Benionel se esperaba otro fin de de semana habitual de fútbol en la División de Honor juvenil. El CD Polillas recibía al Calavera sevillano ya con poco en juego. El equipo caballa, descendido, no pudo puntuar ante los hispalenses, que ganaron por 0-3 en una victoria que tampoco alteró su campaña, ya que tenían la permanencia atada.
La crónica del encuentro podría terminar ahí con absoluta normalidad, pero no fue el caso. Con el encuentro terminado, el colegiado, Antonio Pozo Fernández, decidió expulsar a un futbolista del conjunto local, Enrique Martos Gil, que, según recoge el acta, se dirigió a él diciéndole en el túnel, en lo que se entiende que era antes de mantener una conversación con alguien a quien conocía. “No hables con ese. Ni agua al perro ese, sinvergüenza”, le espetó. El árbitro le comunicó que estaba expulsado y el jugador se lanzó hacia él, aunque dos compañeros evitaron que fuera a mayores, aunque solo por el momento.
Según explicó Pozo Fernández en la ampliación al acta arbitral del encuentro, el jugador fue a buscarle junto al que identificó como su padre en los vestuarios del estadio y también le cortaron la calle con un vehículo para después agredirle.
Según narra el propio Fernández Pozo en este escrito, él abandonó el recinto sin temer por su seguridad ya que la Policía Nacional hizo acto de presencia y el jugador expulsado, que le amenazó previamente (“te voy a esperar fuera, hijo de puta”, afirma el acta que le espetó), no se encontraba en el estadio. El colegiado salió en su vehículo junto a un miembro de la RFFCE, la Federación ceutí, y otro acompañante. Durante el trayecto y tras un aviso de alguien que ‘estaba dando el agua’, un vehículo gris interrumpió el paso del coche del colegiado y de este salieron, siempre según explica el colegiado en su acta, Enrique Martos, el que él reconoció como su padre, además de tres jugadores más, que “identifico claramente”: Román, Rubio y León.
Ahí, su acompañante bajó para tratar de evitar que la cosa fuera a mayores y él, mientras, intentaba abandonar la zona, pero, según el acta, Román le agarro y le retuvo mientras el resto que le acompañaban le empezaron a propinar puñetazos y patadas incluso cuando cayó al suelo. Narra el colegiado que tuvieron que intervenir vecinos de la zona e incluso dos acompañantes para que él pudiera abandonar la zona y dirigirse a las urgencias de un centro médico para que le evaluaran los daños físicos antes de poner una denuncia en una comisaría. Toda esta documentación fue presentada junto al acta (incluyendo un parte judicial), además de avisar un miembro del CTA de Ceuta.
La agresión no se quedó solo ahí y es que los árbitros, desde la élite, ya han estallado y denuncian, junto a la RFEF, “el clima de hostilidad que se está generando en contra de los árbitros y que podía acabar con alguna tragedia, como ya ha ocurrido”, afirma la Federación en su comunicado.
El propio Comité Técnico de Árbitros ha estallado denunciando estos hechos y también han querido mostrar solidaridad con el árbitro que sufrió la agresión. Así, su presidente, Luis Medina Cantalejo, acudió junto a Luis Rubiales, su homónimo en la RFEF, a visitar al colegiado agredido, uno que, como confirma la RFEF, es en los que más esperanza se tiene de cara a ascender a divisiones superiores ya que forma parte “programa de talentos” de la propia Federación y ya se encuentra arbitrando habitualmente en Tercera RFEF.