Lamini Fati conquista a Arbeloa
El central vuela en La Fábrica. Tendrá ficha en el Madrid C, pero brilla en el Castilla y tiene muchas papeletas de arrancar de inicio en liga. Su dupla con Joan ilusiona.

Su nombre suena azulgrana, pero es una joya del Real Madrid. Lamini Fati aterrizó en Valdebebas en enero y, desde entonces, ha sido un veni, vidi, vici. En su caso, llegar, ver y progresar. De manera imparable. En La Fábrica hacía tiempo que le oteaban, conscientes de que se trataba de un central especial, pero no fue hasta diciembre cuando aceleraron el paso. Más de 100.000 euros para las arcas del Leganés y cambio de cantera. De la pepinera a la blanca. Del primer filial vecino al Juvenil A. Un paso atrás, para dar muchos hacia adelante. Cayó de pie, fue indiscutible desde el minuto uno y el ascenso de Arbeloa ha venido con el de Lamini. A priori, ficha del Madrid C. La realidad, titular en los dos últimos amistosos del Castilla. Paso de gigante en la línea de meta. El muro de Hortaleza conquista a Arbeloa.

No significa que en el estreno ante el Lugo tenga asegurado salir de inicio, pero el cuerpo técnico lo medita. Muy seriamente. Porque, además, la dupla que ha formado con Joan Martínez contra Ibiza y Alcorcón ha lucido engrasada. Complementaria. Joan (ayer jugó su primer duelo completo) a la derecha, Lamini a la izquierda. Porque el madrileño es un central zurdo que empasta a la perfección con las características del valenciano. Muy físico, el curso pasado ya impresionó su capacidad para ganar duelos en el Juvenil A.
A campo abierto
Además de, sin ser un gigante (aunque acaricia el 1,85), un poderío aéreo sustentado en un potente tren inferior y buen timing (asistió con un testarazo a Zúñiga en el gol de la victoria ante el Ibiza). Aunque el detalle que encandilado a Arbeloa es su comodidad a campo abierto. Corrige con soltura y mide bien para anticipar. En un esquema como el del técnico castillista, donde la verticalidad define la pizarra y las líneas caminan muy juntas, es oro.
Plan abierto
El plan trazado en Valdebebas a inicio del verano era que Lamini comenzase a rodar a nivel senior en el C y, a partir de ahí, evaluar. Pero su pretemporada, su día a día con Arbeloa, su mejora en siete meses lo acelera todo. Porque otro aspecto del zaguero que le hizo encajar en Valdebebas desde el principio fue su ética. “Parece que lleva varios años aquí”, decían. Y su trabajo diario y liderazgo en el campo. Con mucho foco en la salida de balón, más pulcra cada día. Consciente de que es ahí donde el margen de mejora es mayor. Así, puliendo aristas y potenciando virtudes, Lamini, que ya ha paladeado entrenamientos con el primer equipo, no solo olfatea su debut con el Castilla, sino que lo hace como titular. Palabras mayores.
Tres opciones internacionales
Y de un estreno venidero a otro entre interrogantes. Lamini es madrileño de nacimiento y Hortaleza es su hogar, pero su madre es de Angola y su padre, de Guinea-Bisáu. Es decir, puede jugar con ambas selecciones y con la española. Su sueño es vestir de rojo, pero las opciones las tiene sobre la mesa y, de momento, no ha recibido la llamada de ninguna federación. Algo que no tardará en suceder a tenor del rendimiento alcista que está mostrando en La Fábrica. El Madrid como escaparate.
El sostén de Lamini
Aunque el joven mantiene los pies en el suelo. Que no rebla, como no lo hizo al caerse un traspaso al Valencia cuando aún estaba en el Lega, previo a la aparición definitiva del Madrid. Un chico maduro con el mantra claro: hacer ruido en el campo y no fuera de él. Premisa que tiene grabada a fuego. Para normalizar los saltos de categoría, todo sustentado en un fuerte núcleo familiar (tiene un hermano y una hermana) que son, al mismo tiempo, trampolín y termómetro. La base del éxito de Lamini Fati. De su veni, vidi, vici.
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