La Masia, orgullo Mundial
Un gol de Artem Rybak, tras un pase de orfebrería de Xavi Mirangels, decanta un partido igualado hasta la extenuación ante Racing. El Barça, campeón inédito, sustituye en el palmarés a Palmeiras.

Diez años después, desde que el Barcelona levantara el antiguo Mundial de Clubes en Japón en 2015, las vitrinas azulgranas vuelven a sumar otro nuevo trofeo continental tras la Youth League del Juvenil A. Ha tenido que ser el Juvenil B de La Masia, la gran fuente de alegrías culé e inagotable maná de talento para el primer equipo, la que volviera a poner el nombre del club en el mapa continental inscribiendo su nombre por primera vez en el palmarés de este renovado Mundial de Clubes juvenil, reactivado seis años después desde su última edición, en 2019, y sustituyendo al Palmeiras brasileño, triunfador en las dos últimas ediciones.
Los chicos de Cesc Bosch lo hicieron además con su copyright, la posesión. A través del balón logró apaciguar la pasional puesta en escena en la primera mitad de Racing Club, verdugo del Real Madrid y maestro en exprimir las debilidades rivales, como confirmó la semifinal ante los blancos. Aunque también hay que otorgar la merecida cuota de responsabilidad a Gerard Sala, clave para llegar hasta aquí al atajar dos penaltis ante Palmeiras y un seguro en todas sus acciones, y Sergi Mayans, un centinela en ciernes y capitán en cuerpo y alma pese a que el brazalete lo llevara Raúl Expósito.
Ambos fueron capitales atrás para esterilizar el inicial dominio argentino en una primera parte igualada hasta la extenuación y en el que una abrumadora posesión como cloroformo hizo el resto. También se puso en el escaparate de los muchos ojeadores presentes Xavier Mirangels, clave en los metros decisivos, recogiendo el testigo de Iu Martínez como starman de esta final. La entrada del ‘10′ originó los minutos más afilados del Barcelona, con un disparo que limpió al palo como aperitivo al gol partita.
Artem Rybak, otro recién ingresado, dibujó un desmarque a la espalda de la defensa al que dio sentido Mirangels. Tras zafarse de la salida de Nicolás Colman, anotó a puerta vacía para llenar el depósito de orgullo del barcelonismo. Una jugada de maestría técnica que redondea un torneo de diez días en el que el Barça se marcha invicto y con otra condecoración para su cantera, la que sí consigue llevar a la Ciudad Condal el torneo en el que el primer equipo no pudo estar este verano en Estados Unidos por su pobre rendimiento europeo en los últimos años. Juventud al poder.
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