La Cultu homenajea a Gael, el ‘León’ de las motos
El líder del grupo I de Primera Federación encomia la figura del pequeño campeón de Castilla y León de minimoto y de la MIR Racing Cup Finetwork en este 2024, esperanza leonesa de futuro Marc Márquez.
La Cultural Leonesa ya le ha hecho su particular homenaje. El líder destacado del grupo 1 de Primera Federación plantó sobre el césped al pequeño Gael García Melgar que ya es muy grande en el mundo del motociclismo. A sus nueve añitos. Nacido en 2015 en León su palmarés está lleno de medallas de oro, de lo más alto del podio. Campeón de España 2024, campeón de MIR Racing Cup Finetwork 2024, campeón de Castilla y León 2023 y 2024, del Open Norte 2023 y 2024 y campeón de Madrid en 2023. Un niño con un don, uno de los tres del matrimonio formado por Bea y Martín que, aunque a él siempre le han gustado las motos (“pero a nivel aficionado, dominguero”, ríe detallando el padre) con dos años pidió a los Reyes su primera moto de gasolina. Con ruedines, pero de gasolina. A sus otros dos hijos, por cierto, Noa y Enzo, la moto nada. Y eso que llena la vida de esta familia con raíces leonesas para afincada en Alcalá de Henares, Madrid.
Pero Gael nació para eso. “Tiene una mano que no es normal”, le decían los primeros instructores de Gael a Martín cuando, con cuatro años, comenzó en la escuela de pilotos de Torrejón 111schoolmotorsport. Había intentado entrar con tres, “pero aún muy pronto”. Cuando empezó a competir, no federado, su primera carrera la ganó. A niños de diez años.
Fue a esa edad en la que empezó a correr en el campeonato de España y carreras sueltas, fue a partir de ese momento que las vacaciones de la familia las empezaron a marcar las chinchetas de la moto de Gael. Cheste en vez de Cádiz. “Había dos equipos, el lento y el rápido y él siempre clasificaba en el equipo de los rápidos”, explica su padre, de profesión funcionario de prisiones y, en sus ratos libres, ahora también mecánico. “¡No tenía ni idea de todo eso!”, arguye, pero entre conversaciones con Abel, el mítico mecánico de Santa María del Páramo, el único que hay en la localidad muy cercana a la que en él nació y se crio, San Pedro de las Dueñas, y el propio Gael, capaz de señalar qué le ocurre a la moto por cómo suena, fue aprendiendo. “Además de las conversaciones con otros padres y los tutoriales de Youtube. El no tener nada le ha dado a Gael eso, nunca un mal gesto porque la moto no funcione”. El mundo del motor es muy caro, incluso entre campeones tan pequeños. “Ahora el coste es de 8.000 euros al año si vas sin equipo”, valora Martín. 8.000, un pico, si lo hacen sin equipo como ellos. Un presupuesto que puede alcanzar los 40.000, 50.000 de los que sí, los que van con equipo y un mecánico que no es el propio padre del niño. O los 120.000 o 140.000 en el salto justo antes al profesionalismo total, el que puede verse en la tele. MotoGP3, 2, MotoGP a secas. Medias hipotecas o hipotecas enteras que se van en gasolina. Tras el sueño de un hijo. Aunque ese, a menudo, el dinero, hasta donde pueda llegar una familia, sea lo que deje en la cuneta a grandes campeones del futuro.
Objetivo, Márquez, bajo un ‘siuuu’ de fútbol
Campeones como Gael. Que sí, que a lo largo de toda España, puede haber otros tantos como él. Chicos con un don. Niños que nacieron para vivir sobre una moto conquistando todos los podios del mundo. Pero este de León tiene ese algo que le hace distinto. Está en su palmarés. Puede tocarse, primero a primero. En 2024 logró la beca Finetwork, un alivio económico para la familia, un empuje a su moto. En octubre cuando se subió a lo alto de su podio, proclamándose campeón de esta, la Mir Racing Cup de la Finetwork 2024, Gael ataba su tercer título de la temporada, después del campeonato de España y el de Castilla y León. Llegaba con un colchón lleno de espuma, 97 puntos de distancia con sus rivales, le servía un quinto puesto, pero él solo quería ganar. El empuje le servirá para seguir creciendo como piloto en la siguiente categoría, la Mini GP 110cc. La celebró al grito de “siuuuu” de Cristiano, como hace siempre. El fútbol, su otra pasión, de ahí los nervios ese día, el del saque de honor de un partido de esta Cultural liderísima en Primera Federación. “Estaba más nervioso que cuando compite en las carreras”, desvela Martín, padre orgulloso. Sólo fue el primero. Ese homenaje. Como el que le ha hecho la Televisión de Castilla y León a deportista del año. Porque Martín sigue y sigue. Carrera a carrera. Con ese objetivo: “Llegar al Mundial de MotoGP y ganarlo el primer año”. Como Marc Márquez. Dejando detrás solo una estela de humo, inalcanzable para el resto.
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