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La afición del Málaga invade el aeropuerto para dar alas a su equipo
Centenares de aficionados del Málaga despiden a su equipo en pleno aeropuerto antes de emprender rumbo hasta Tarragona. Pellicer asegura que este partido contra el Nàstic: “Puede cambiar la vida de muchas personas”.
Emocionante. Espectacular… sobran los adjetivos calificativos para valorar y contar lo sucedido en la tarde de este viernes en el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso. Cientos y cientos de aficionados se desplazaron para dar, y nunca mejor dicho, alas al Málaga que afrontará el sábado un duelo de todo o nada contra el Gimnástic. Lo que muchos califican como “el partido de nuestras vidas”.
Desde que fue renombrado el 1 de julio de 1994 como Málaga Club de Fútbol el equipo blanquiazul ha disputado finales para ascender a Segunda B, a Segunda, a Primera, para clasificarse para la Champions o para alcanzar las semifinales de esta. Siempre se dice que el partido más importante “está por llegar”. Pero para esto sucede hay que salir de Primera RFEF. Este es el duelo que, según comentaba Sergio Pellicer: “Puede cambiar la vida de muchas personas”.
Consciente de que el equipo se encuentra en una encrucijada histórica la afición ha tocado a rebato. Desde su reforma en 2006 La Rosaleda pocas veces había acogido a tantas personas. Las más de 29.000 contabilizadas contra Celta Fortuna y Nàstic son cifras impresionantes. Solo Riazor metió 31.883 espectadores, el día que el Deportivo ascendió contra el Barcelona Atlètic. El estadio malaguista no tiene tanta capacidad. De ahí lo extraordinario en este resurgir de la parroquia malaguista.
Este el marco que explica la masiva presencia de seguidores en la terminal malagueña. Los jugadores fueron vitoreados y agasajados. Un subidón de autoestima para los gladiadores que ahora se ven obligados a devolver tanta confianza con un regreso al fútbol profesional que es vital para la supervivencia del club y el prestigio una ciudad cuyo equipo no para de darle sobresaltos. Todo lo vivido pone, como diría Johan Cruyff, “la gallina de piel”: La gente cantaba a capela el himno. Los jugadores aprovecharon para hacerse una foto de grupo con el fondo de una afición absolutamente entregada con sus ídolos.
La intromisión del ínclito e insufrible Abdullah Al Thani con su poco creíble oferta de pagar el viaje hasta Tarragona a los 528 aficionados con entrada ha pasado desapercibida por la firmeza de las peñas. Málaga está tan pendiente de su equipo que la Eurocopa, un acontecimiento futbolístico de primer nivel, ha pasado a un segundo plano. Incluso los partidos de la Selección, muy querida en estas tierras. Todos son conscientes de que este Nàstic-Málaga puede marcar todo lo bueno o malo que pase después de que el colegiado decrete el pitido final. Como dice el eslogan con motivo de los 120 años de fútbol en Málaga: “Es inexplicable, pero lo explica todo”.
Tal es la pasión que las 12.000 plazas disponibles para presenciar el partido en el Cortijo de Torres han volado. Y es que en Málaga no se habla de otra cosa. Además, hay muchos municipios de la provincia que han hecho ondear la bandera blanquiazul en las corporaciones de su jurisdicción. El aeropuerto de Málaga fue un clamor para dar fuerza al equipo para salir adelante en su momento más complicado.
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