Iker Bravo, “dolido y frustrado”
El delantero fue expulsado en Valladolid y terminó desconsolado el encuentro. Bajó al Juvenil a coger impulso, para reconquistar a Raúl, y el camino se ha tornado sinuoso.
Dos amarillas consecutivas en el 49′. Una por “intentar golpear a un rival con el pie” sin balón, reza el acta. Otra por protestar. El resultado, el Juvenil blanco con diez e Iker Bravo desolado. “Está dolido y frustrado”, apunta el entorno del ariete de 18 años a este periódico. Dolido por haber dejado en inferioridad a su equipo ante el Valladolid (1-1 en el momento de la roja, derrota por 3-1 finalmente). Frustrado por que entiende que la expulsión, segunda de la temporada, fue muy rigurosa e injusta. Un cóctel de emociones que dejó tocado al de Sant Cugat del Vallés. Tras el encuentro, brotaron las lágrimas. De hecho, en estos momentos, sólo tiene en mente pedir perdón al cuerpo técnico, a sus compañeros y a la afición.
Se trataba de la primera titularidad tras los dos toques de Arbeloa. Dos suplencias, contra el Amistad y el Braga en la Youth League, que Iker Bravo asumió con entereza. Tras un buen inicio, tres tantos y dos asistencias en siete partidos, sufrió un apagón goleador. Algo que pesa en un futbolista cuyo fichaje estaba diseñado para ser estrella del Castilla. Lo sabe. Consensuó con el club, Manu Fernández (director de la cantera) y Arbeloa que bajar al Juvenil para ganar confianza era el trampolín idóneo para reconquistar a Raúl. Todo empezó bien, pero el camino se ha tornado sinuoso. De ahí el llanto, fruto de la impotencia.
No obstante, Iker Bravo sigue teniendo en mente una sola cosa: triunfar en el Real Madrid. No se plantea otra cosa, ni quiere pensar en ello. Desde el club no ha habido comunicación en clave futuro, aseguran a AS fuentes próximas al jugador, y la motivación sigue siendo revertir la situación. Sin perder de vista que la dinámica no es necesaria para instar al club blanco a apretar el gatillo de compra. Se busca un año nuevo, contexto nuevo. Porque en el hipotético caso de que se le plantease desde la entidad el movimiento en el mercado de enero, el jugador trataría de mantener vigente el acuerdo para apurar sus opciones de seguir tiñendo su futuro de blanco.
El equipo blanco apalabró con el Bayer Leverkusen la extensión del préstamo. Expiraba el pasado 30 junio y ahora lo hace el venidero. La opción de compra, 10 millones de euros, intacta. El deseo del jugador fue crucial, también el convencimiento del Madrid de estar ante un jugador especial. Una oportunidad de mercado en caso de lograr exprimir todo su talento, ese que le hizo debutar en la Bundesliga a los 16 años y 298 días. Eso sí, ni en Valdebebas ni el jugador tienen una venda en los ojos. El rendimiento, hasta ahora, no estado cerca del esperado y los brotes verde al abrigo de Arbeloa no han florecido en este último tramo de temporada. Pero Iker Bravo ansía convertir la frustración en reivindicación.
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