Gastón Valles enmudece El Prado
El delantero de Unionistas aprovecha una indecisión de Jaime y Sergi Molina para sacar de la zona de descenso a su equipo y meter al Talavera.
Se presentaba el Talavera con runrún en El Prado y con Jaime señalado por la afición por la remontada sufrida la pasada jornada en Barreiro y Gastón Valles se encargó de encrespar a la grada nada más empezar el partido. Un remate suyo a centro de Olmedo ante la inoperatividad del guardameta local y de Sergi Molina le bastó a Unionistas para llevarse los tres puntos de la Ciudad de la Cerámica y, tras seis jornadas sin perder (en las que solo ha encajado un gol), dejar su lugar en la zona de descenso al equipo blanquiazul, que suma su tercera derrota consecutiva.
No se había cumplido el primer minuto de juego cuando los visitantes dejó el primer aviso. Y no pasaron cinco, con los más rezagados aún acomodándose en la grada, cuando entre Olmedo y Gastón convirtieron el runrún en pitos, no unánimes, pero sí notables. Las circunstancias entregaron al Talavera el peso del partido. Pero sin Di Renzo, sancionado, había poca pólvora arriba con la que inquietar a Unai Marino. Quedó en evidencia al filo del descanso cuando en una gran jugada de Valen (poco activo esta vez, pero siempre se saca algo de la manga) el pase de la muerte del de Parrillas no encontró rematador.
Buscó el Talavera la muleta del FVS nada más regresar de vestuarios, pero Gil Soriano no consideró penalti un derribo de Olmedo a Pitu. Antes había dado tiempo a que Farru pusiera en aprietos a su propio compañero Unai en el que fue quizás el mayor apuro que tuvo en el partido, lo que evidencia el poco peligro que llevó el Talavera.
Los últimos 20 minutos fueron una sucesión de ocasiones malogradas en ambas áreas. Porque más allá del gol, las pocas veces que pisó los dominios de Jaime Unionistas tuvo la puntería muy desviada y De la Nava y Álvaro Gómez perdonaron la sentencia. Las dos mejores del Talavera llegaron en sendas transiciones ya en el descuento. Unai atajó sin problemas un disparo de Cuenca y el remate de Ayllón se fue muy desviado para desesperación de la parroquia cerámica.
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