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DEPORTIVO

El último truco de Villares: de los goles a las asistencias

El año pasado marcó cuatro tantos en la primera vuelta y esta campaña suma tres pases de gol en nueve partidos, números que dan brillo a todos los intangibles que ofrece el de Vilalba.

partido de la Liga de 1ª Federacion 23-24  Jornada 8  entre  la  SD Ponferradina y el  Deportivo de la Coruña disputado en el estadio de el Toralin  en Ponferrada .Foto Luis de la Mata
Luis de la Mata

Desde que llegó al primer equipo en enero de 2021, Diego Villares no ha parado de consolidar su condición de imprescindible para el Deportivo. Cada verano llegan nuevos jugadores para el centro del campo blanquiazul, pero el centrocampista de Vilalba se impone a todos y cada uno. Rubén de la Barrera, Borja Jiménez, Cano y ahora Idiakez, ninguno tardó en darse cuenta de que el canterano es de esos futbolistas que todo entrenador desea.

Porque Villares es el mejor soldado. En estos dos años y medio ha jugado en prácticamente todas las posiciones del campo. Y ha cumplido con creces en todas. Además de los intangibles, Idiakez pronto ha reparado en la versatilidad que ofrece un futbolista que lo mismo puede actuar en la base acompañando a José Ángel, como más arriba entre líneas junto a Lucas Pérez en una doble mediapunta.

El centrocampista corre lo suyo y lo de los demás. Su condición física le permite tapar agujeros y ser una pesadilla para los rivales en cada presión que realiza. Pero es que además se las arregla para poner números siempre encima de la mesa. El año pasado lo hizo con goles cuando el equipo más lo necesitaba. Dos en las primeras jornadas, cuatro al final de la primera vuelta. Esta temporada ha decidido ceder protagonismo a sus compañeros. Porque en nueve partidos de liga, Villares ha repartido ya tres asistencias. La de ayer a Ochoa, la de la jornada 2 a Barbero y la que en Fuenlabrada le puso en bandeja a Valcarce.

Capitán sin estridencias, pero respetado por todos

Su importancia en el vestuario también ha ido creciendo con el paso de los años hasta convertirse en uno de los capitanes. Villares no es un jugador de gestos ni tampoco demasiadas palabras. No las necesita. Su forma de ser y todo lo que aporta sobre el verde le ha hecho ganarse el respeto de todos los compañeros que van pasando por el vestuario deportivista, convirtiéndose en el relevo perfecto de un Álex Bergantiños que lo tuteló en su aterrizaje.

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