El Pontevedra vence con compasión

Si la travesía del Talavera, repescado para jugar la categoría hace apenas cinco días, por Primera Federación iba a ser un desafío en sí mismo, García Riesgo se encargó de añadirle dificultad. Una destinada decisión del colegiado (un viejo conocido de alguno de los integrantes de la plantilla talabricense, que ya lo sufrió en sus carnes la temporada pasada) condicionó el partido superado el cuarto de hora. Oier Calvillo cayó derribado por Gayoso fuera del área y el árbitro decretó penalti y expulsión del lateral blanquiazul. Charles ejecutó el lanzamiento sin dar opción al guardameta para abrir la cuenta de un Pontevedra que venció con solvencia (3-0).

A partir de ahí, cualquier intento del Talavera de irse de Pasarón con un mínimo de dignidad quedó en manos del Pontevedra, que mostró compasión y manejó los tiempos del partido a su antojo. El encuentro había empezado con un ritmo más propio de un encuentro aún de temporada y el 1-0 ralentizó aún más el compás. Calvillo, objeto de la falta que García Riesgo convirtió en pena máxima, fue el más incisivo del Pontevedra. Ya antes del penalti y la expulsión estaba poniendo en apuros tanto a Gayoso como a Etxaburu, siempre atento a la cobertura.

La piedad del Pontevedra derivó en una primera parte relativamente tranquila para Rabanillo. Los de Antonio Fernández buscaron el 2-0 en los últimos cinco primeros minutos de esa mitad. El guardameta visitante estuvo atento para despejar un centro de Calvillo y su rechace lo envió Miguel Román por encima del larguero. Dani Ramos evitó otra ocasión en un disparo de Yelko tras un saque de esquina ejecutado de estrategia.

Lo intentó el Talavera al inicio de la segunda mitad, pero ni siquiera fue capaz de rematar entre los tres palos. El Pontevedra respondió a los mejores minutos de los de Rubén Gala con el segundo tanto. El gol, una jugada elaborada por los gallegos que culminó con un testarazo de Ángel Bastos a centro de Álex González, dejó la sensación de que, si el Pontevedra decidía subir una marcha, podía dejar el partido sentenciado con mucha comodidad. Se encargó de hacerlo Rufo. Brais Abelenda intentó poner la guinda al partido con una vaselina ante la que reaccionó bien Rabanillo, pero en el rechace el 9 granate no perdonó para redondear la primera victoria para el Pontevedra.