El método ‘orellut’ de Voulgaris
La inversión y el Big Data de Bod Voulgaris y la filosofía futbolística de Dick Schreuder han devuelto al CD Castellón al fútbol profesional.
Bob Voulgaris le ha cambiado la cara al Castellón y también la imagen que de él tenían los aficionados albinegros cuando llegó en 2022. Los recelos y temores que generó entre los lugareños la compra de un club histórico por parte de un canadiense con pasaporte griego, de quien prácticamente solo se sabía que había forjado su fortuna en las apuestas deportivas y el póker y que recalaba en Castalia tras su paso por los Mavericks de la NBA y que aparecía en sala de prensa con su perro Óscar, los ha transformado tras sus dos primeros años de gestión en reconocimientos y esperanzas de que el Castellón vuelva a ser lo que fue. Sus hechos hoy avalan su proyecto, bandera del Big Data. Ahí está su ascenso a Segunda División y sus inversiones para profesionalizar el club, en infraestructuras y en personal cualificado, como el entrenador Dick Schreuder o la nómina de analistas incorporados a la dirección deportiva.
“Es un cabezón de mucho cuidado y económicamente hará todo lo que tenga que hacer para consolidar su idea en el Castellón, él quiere ver triunfar su método”, enfatiza un técnico que trabajó con él en sus primeros meses en Castalia. Bob Voulgaris desembarcó en el Castellón tras hacerse con el paquete accionarial de Vicente Montesinos, por una cuantía que no se ha hecho pública, y su inversión en estos dos años ha sido constante. Se calcula que ha inyectado 8 millones de euros a las arcas del CD Castellón, unos préstamos que ha capitalizado en acciones. Así, entre otras inversiones, destinó 700.000 euros en las mejoras de las instalaciones de entrenamiento en Oropesa y el coste de la actual plantilla lo cifra el club en algo más de 3 millones, confeccionando un vestuario para la Primera RFEF en el que habitan hasta 10 nacionalidades y con algunos jugadores que hasta hace pocos meses militaban en la máxima categoría de Holanda, Escocia, Letonia y hasta en la Segunda División de Alemania.
Bob Voulgaris, que deberá a partir de la próxima temporada adaptarse y ajustar sus cuentas a las condiciones del Fair Play Financiero de LaLiga, lleva meses apretando para que Castalia, de propiedad municipal, se adapte a los tiempos modernos con miras a mejorar su explotación y con ella sus ingresos. El griego-canadiense, inclusive, le ha ofrecido al Ayuntamiento la posibilidad de que el club compre el estadio y sufrague tras ello la reforma. De momento, la alcaldesa Begoña Carrasco se decanta por firma un nuevo convenio con el club, pero sin perder el consistorio el dominio del recinto, aunque como apunta el periodista Xavi Sidro (SER Castellón): “Ahora es el CD Castellón es el que tira del carro para evolucionar, ya no es ese club que llamaba a las puertas de las instituciones para que le dieran pasta y poder así funcionar”. De hecho, Castalia al margen, el empresario apremia al Ayuntamiento para la adquisición de terrenos dentro del término municipal para construir una nueva Ciudad Deportiva.
Quiero subir a Primera”
Voulgaris, todo sea dicho, no se hizo con el control societario del CD Castellón por asuntos e intereses inmobiliarios. “Quiero subir a Primera”, enfatizó en su presentación. Él, que se hizo rico aplicando las estadísticas a las apuestas deportivas, invirtiendo miles de dólares a que por ejemplo en los últimos dos cuartos de los partidos de la NBA habría mayor anotación que en los dos primeros, o apostando 70.000 dólares cuando se pagaba 6,5 a que Los Lakers de Kobe Bryan y Shaquill O’Nell ganarían el anillo basándose en las cifras anotadoras de ambos, tiene el objetivo y la ambición personal de triunfar en el fútbol con su método analítico, una oda al Big Data a lo Brad Pitt en ‘Moneyball’. Y así es como reclutó para liderar su proyecto ‘orellut’ a Dick Schreuder, un entrenador que comulga con sus ideas y cuyo estilo ofensivo se ajusta a lo que dicen las estadísticas: los equipos que más atacan son los que más ganan.
“Yo no diría que hubo desconfianza, aunque sí cierta inquietud por experiencias precedentes de propietarios que pasaron por el Castellón y no cumplieron lo que prometieron, quizás esa sea la gran diferencia entre Voulgaris y otros dueños. Ahora mismo Voulgaris es un ídolo de masas en Castellón, en las celebraciones solo Gonzalo les ha discutido a él y al entrenador el protagonismo”, explica el periodista Enrique Ballester. “El Castellón ha cambiado en todo, antes era un club que debía y ahora invierte; ha cambiado en lo futbolístico, no solo en cuanto a nombres sino también en estructura: a nivel de nutrición, de captación, de dirección deportiva... las instalaciones de Oropesa, el número de analistas; el organigrama de oficinas”, enumera Ballester, que pone énfasis en un dato: “En la última Junta de Accionistas, la gestión del club se aprobó no solo por el rodillo del máximo accionista sino que también recibió el apoyo de los accionistas minoritarios”.
El fichaje de Dick Schreuder
En el fútbol no siempre dos y dos son cuatro, si bien, de momento, la apuesta por la filosofía de juego y entrenamiento de Dick Schreuder le ha dado a Voulgaris su primer éxito en forma de ascenso con tres jornadas de antelación: 81 puntos, gracias en buena medida a sus 72 goles a favor (2,1 por partido). “Su estilo de fútbol agresivo, ofensivo e inteligente está completamente alineado con la forma en la que quiero que juegue nuestro equipo… esto va a ser divertido”, explicó Voulgaris cuando anunció el fichaje del técnico holandés, al que alguno en su país tildó de loco por abandonar el PEC Zwolle, al que había ascendido a la Eredivisie, para firmar por cuatro años con un club de la tercera división española.
Dick Schreuder supo por primera vez de la existencia del CD Castellón en noviembre de 2022, cuando recibió la llamada de Voulgaris tras la destitución de Torrecilla. Entonces no hubo lugar al acuerdo, porque el holandés no iba a dejar plantado al PEC Zwolle en mitad de temporada (club al que finalmente ascendió con un saldo de 99 goles a favor). Pero el pasado verano, el propietario albinegro insistió en su fichaje y le convenció explicándole su plan a largo plazo a través de una videollamada por ‘Zoom’.
Schreuder, a quien las lesiones de rodillas le truncaron una carrera de futbolista que transcurrió por el PSV, Spartak Rotterdam y Stoke City, hermano de quien fuera ayudante de Van Gaal en el Barcelona y posteriormente primer entrenador del Ajax, basa su estilo en una línea de tres defensas, con presión alta, velocidad tras recuperación y nunca especular con el resultado. Su método de entrenamiento es potenciar el aspecto físico apoyándose en todo momento de ejercicios con balón y dándole relevancia al factor humano en el trato con sus jugadores, con los que se reúne él y su cuerpo técnico de manera individual casi diariamente.
Ahí les dice lo que de ellos espera, que no suele ser a lo que están acostumbrados, porque Schreuder no encasilla a sus jugadores. “Creo que muchos jugadores pueden jugar en diferentes posiciones. No digo que uno sea defensa ni que sea centrocampista. Para mí es simplemente alguien que encaja en nuestra filosofía y puede jugar ahí”, explicaba Schreuder en una entrevista a Mediterráneo de Castellón. Así que no confecciona su plantilla ni planifica las alineaciones por posiciones sino por prestaciones, por lo que las estadísticas dicen que son las principales virtudes y aportaciones de sus jugadores. Y en ellas, en esa lectura del Big Data, se basan en gran medida a la hora de las contrataciones.
“Si buscas un jugador en nuestra Liga, no es fácil encontrar al jugador perfecto, porque si encuentras al jugador perfecto probablemente no vaya a jugar aquí. O tal vez sea demasiado caro. Así que intentamos encontrar el jugador que encaje en nuestro estilo de juego, y en esa búsqueda dispones de datos. Entonces, si hay un futbolista que los datos te dicen que es realmente malo presionando, probablemente no encajará en nuestro estilo de juego. Quizá para la vista juega muy bien la pelota, pero luego, cuando perdemos el balón, se comporta muy mal. Tratas de encontrar una combinación entre lo que te dice el data y lo que te dicen tus ojos”, apuntaba en Mediterráneo.
El método de Voulgaris y la filosofía de Schreuder han devuelto al CD Castellón al fútbol profesional. Pero el reto del máximo accionista no está completado. Su fin es que el club albinegro vuelva “en cuatro o cinco años” a la élite del fútbol español, una Primera División que ha pisado en once ocasiones, la última en 1991. El tiempo dirá si mantiene su apuesta a medio y largo plazo y sobre todo la inversión necesaria para conseguirlo. De momento, y ahí están las imágenes de miles de aficionados celebrando el ascenso, la ilusión está al máximo en la capital de La Plana, donde el CD Castellón es ‘más que un club’, con una masa social que hace lista de espera para tener uno de los 13.700 abonos que cada año salen a la venta y que se agotan casi en tan poco tiempo como se tarda en recitar el grito de guerra albinegro: “Pam, pam, orellut”.
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