El Deportivo toma aire ante un inocente Logroñés

Después de la debacle de Irún y una cumbre en el vestuario a media semana, el Depor regresaba a Riazor con la obligación de ganar, y también de hacerlo de forma convincente. Lo primero lo logró de manera plácida, incluso solvente porque apenas sufrió en defensa ante un Logroñés que nunca encontró la forma de amenazar en serio a Germán. Lo segundo, ya no lo fue tanto por la falta de peligro en el juego dinámico durante la mayor parte del partido, la lentitud en la circulación y la dificultad para crear ocasiones. Pero sí hubo notas positivas, además de tres puntos vitales. Los centrales, los de siempre, con un nuevo gol de Pablo Martínez. También la jerarquía de Salva Sevilla o un Lucas Pérez de nuevo desequilibrante y muy centrado. El otro nombre es el de Davo. El delantero asturiano lo intentó tantas veces como tantas veces falló. Unas por sus decisiones, otras por no superar nunca a su rival. La pesadilla de Davo se convirtió en alivio en el minuto 65 cuando marcó. Fue su primer tanto con el Deportivo y algo más, porque le valió para poner fin a un año y seis días de sequía. Gol psicológico para él y que sirvió para cerrar el partido, aunque no había muchas dudas.

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Idiakez había anunciado que no iba a revolucionar su once, pero sí agitó el avispero. El técnico apostó por mantener defensa y media, pero tocó los extremos del campo. Así, Germán recuperó la titularidad en la portería después de cinco partidos con Mackay, mientras que Valcarce y Davo entraron en la delantera con Lucas Pérez como único superviviente en ataque. El Logroñés no tembló en exceso con la salida de un tímido Depor, pero sí cuando apareció la calidad. Falta al borde del área escorada a la derecha que Lucas Pérez, con un exquisito disparo, mandó al palo. La acción del de Monelos mereció el gol, pero eso parece terreno vedado para los centrales blanquiazules porque el rechace le cayó a franco a Pablo Martínez para que el francés marcase por segundo partido consecutivo en Riazor cuando solo iban diez minutos de partido.

Otro de los ajustes de Idiakez estuvo en el planteamiento sin balón, en el que Villares subía para situarse arriba junto a Lucas para multiplicar con sus piernas la efectividad de la presión. Eso, unido a unas transiciones rápidas que habían desaparecido en las últimas jornadas, dejaron al Logroñés sin ideas para intentar amenazar a Germán. El peligro coruñés, plano en el juego dinámico, volvió a aparecer por calidad, y de nuevo a balón parado. Esta vez fue Salva Sevilla, al que el larguero dejó sin gol olímpico en el saque de un córner. La última del primer tiempo fue de nuevo blanquiazul, con un buen disparo de Davo, desacertado todas las veces que encaró a un rival, al que respondió bien Iruarrizaga.

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El inicio del segundo acto, los riojanos dieron un paso adelante conscientes de lo cercano del marcador y que el rival tampoco amenazaba en exceso porque a pesar de que Davo no se cansaba de aparecer en ataque, su desacierto era proporcional a su insistencia. Tuvo la oportunidad de sustituirlo Idiakez por Cayarga, pero optó por Valcarce. Solo dos minutos después, un gran movimiento de Lucas en el área acabó con un pase de la muerte para que Davo, esta vez sí, marcase su primer gol de blanquiazul. Alivio para el delantero asturiano y tranquilidad para el Depor, que lograba dos goles de colchón. Y le vino bien, porque poco después Jordi Escobar tuvo la primera clara del Logroñés. Clara no, clarísima, pero falló un mano a mano que no acostumbra. Su remate se marchó fuera, lo que hizo que Germán Parreño se marchase al vestuario sin tener que hacer ni una parada. Un buen resumen de un partido que el Depor ganó, pero que tiene que dar todavía mucho más si quiere alzar la vista hacia arriba de verdad.

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