Riazor vuelve a sonreír

El Deportivo regresaba a Riazor después de haber dicho adiós al ascenso directo y una convulsa semana que se inició con el despido de Óscar Cano. El terremoto comenzó a tornarse en ilusión con el anuncio del regreso de Rubén Barrera al banquillo coruñés dos años después de su salida. Y su puesta de largo, que no pudo ser mejor, lo confirmó. No solo por la goleada, que certifica el playoff, también por la forma y el fondo. Los blanquiazules, mucho más verticales que la anterior etapa, derrotaron al Algeciras con total superioridad, con una primera media hora en la que fueron un torbellino con los goles de Svensson, Yeremay y Soriano. Todo, con un once plagado de canteranos y jugadores que vivían arrinconados en el fondo del armario. Una demostración de que hay plantilla a explotar y plan para hacerlo. Una fiesta que continuó con el segundo gol de Svensson y el debut del juvenil Mella. Habrá a quién le parezca sencillo, pero el Algeciras llegaba a este duelo con un solo tanto encajado en siete partidos y con la necesidad de certificar una permanencia que tendrá que esperar a la última jornada.

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La soleada tarde comenzó con un doble homenaje a la cantera. Primero, con el Fabril sobre el césped para celebrar su ascenso a Segunda RFEF. Luego, con el primer once de Rubén de la Barrera en el que estaban Yeremay (primera titularidad con el Depor de su vida en liga), Trilli (no lo fue en toda a era Cano) y un Álex Bergantiños olvidado desde octubre. Toda una revolución rematada con el regreso del enmascarado Lucas Pérez. Un minuto tardó Svensson en obligar a Miño a realizar una gran parada, tres más en marcar a placer tras un pase de Lucas Pérez. Puesta en escena soñada para acabar de golpe con cuatro partidos sin encajar de un sorprendido Algeciras. Después de una gran parada de Mackay a remate de Roni, llegó el éxtasis de Riazor. Pase de Soriano a Yeremay y el canterano, después de tumbar a Miño con una pisada de balón de genio, hacia el segundo. Calidad canaria elevada a la máxima potencia que por centímetros era fuera de juego, pero que la ausencia de VAR dejó la obra de arte intacta.

Gran puesta en escena de los coruñeses ante un Algeciras sorprendido. También Riazor, con novedades tácticas más allá de los nombres. Una, la libertad absoluta de Lucas Pérez con Svensson como ‘nueve’ referencia y entrando en ruptura. Un Soriano escorado en defensa, pero centrado en ataque para disfrutar en la mediapunta. Laterales altos, cubiertos por sus interiores en caso de pérdida. En general, un Depor que aparcaba la horizontalidad como llave para dominar los partidos, por la verticalidad y el riesgo en los pases pasado el centro del campo. Dominio total al que se sumó Miño al regalarle al pletórico Soriano el tercer gol con un intento de regate en su área. Primer tiempo casi perfecto, con un par de despistes sin consecuencias en defensa como único pequeño lunar.

Algeciras

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El Depor salió en el segundo tiempo con la misma hambre y en suspiro Lucas Pérez puso a prueba a Miño y Pablo Martínez mandó un cabezazo al larguero. El Algeciras, que en ningún momento bajó los brazos, subió la presión para poner a prueba la seguridad de los blanquiazules en la salida de balón atascando por primera vez de la tarde el plan de Rubén de la Barrera. Los andaluces avisaron con un disparo de Elejalde que se marchó fuera por muy poco en el 64′, pero la fiesta blanquiazul continuó. Sensacional ruptura con doble regate de Yeremay; pase al espacio para que Lucas Pérez centrase milimétricamente y Svensson matase. Fiesta en Riazor y nuevo gesto con la cantera con el debut del juvenil David Mella, que tuvo tiempo para dejar un par de penetraciones. ¿Dónde estaba Abegondo hasta ahora?, se preguntaba una afición que, como el equipo, vuelve a creer que el ascenso todavía es posible.