Riazor sobrevive al Castilla

Hay partidos y partidos, y desde el principio quedó claro que el de Riazor no era uno más por lo que había en juego. Quedó claro el viernes con el cartel de ‘No hay billetes’ y por las 26.745 almas que abarrotaron las gradas. Quedó claro en el once de Raúl con la presencia de Álvaro Rodríguez, que abandonó por unas horas las órdenes de Ancelotti para servir a la causa. El premio, tras la derrota del Alcorcón, merecía la pena y el Castilla lo tuvo en sus manos después de una media hora inicial de dominio de un Deportivo que fue de más a mucho menos. Primera parte igualada y segunda de claro color blanco, que no se llevó los tres puntos por el gran partido de Mackay y la falta de puntería en otras ocasiones. Empate que acerca un poquito a los dos a la cabeza, pero que no permite el salto que ambos deseaban. Buenas sensaciones visitantes y gran personalidad de los canteranos en un Riazor que apretó hasta el infinito. Decepción para los coruñeses por el flojo segundo tiempo y porque podían situarse colíderes para comenzar a pensar en serio con el ascenso directo.

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La solución de Óscar Cano a la ausencia de Quiles fue la entrada de Saverio en banda, mientras que apostó de nuevo por el joven Pepe Sánchez para ser los dos mejores del primer tiempo. Con todas las cartas sobre la mesa, el primero en repartir juego fue el Depor, dueño del balón y que tuvo la primera al cuarto de hora en un pase largo al espacio de Soriano sobre Lucas Pérez que obligó a Mario de Luis a ganarse el sueldo. El siguiente golpe fue más contundente. Córner de Lucas Pérez, entrada en carrera de Pepe Sánchez y martillazo de cabeza del central ante una defensa blanca que sufre horrores en la estrategia. El tanto noqueó a los de Raúl, que veían oleadas blanquiazules llegando a su área. De hecho, solo otra intervención mágica de Mario de Luis ante un remate de Soriano evitó el segundo dos minutos después.

Todo el buen trabajo de los de Cano estuvo a punto de derrumbarse en el minuto 28 en un saque largo de De Luis en que el chocaron Olabe y Antoñito para dejar solo a Peter. Veinte metros de carrera en solitario que se le hicieron eternos al canterano hasta nublar sus ideas y perdonar ante un Mackay que agradeció el regalo. La ocasión levantó al Castilla y poco después demostró en otro córner que sufre tanto en defensa como peligro lleva en ataque para que Marvel, en un excelente remate, clavase el empate y dejase la imbatibilidad de Mackay en 490′. La reacción pudo ser todavía mayor, porque Álvaro tuvo el segundo tras un gran pase de Arribas, pero su remate a placer se marchó fuera. Media hora para los locales, quince minutos para los visitantes con un justo empate por las ocasiones de unos y otros.

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El segundo tiempo empezó como acabó el primero, con una clara ocasión para Álvaro tras un excelente pase de Obrador. Esta vez el delantero blanco superó la salida de Mackay, pero Olabe logró sacar el balón sobre la misma raya de gol. Extraños fallos del crack uruguayo, lo mismo que el desacertado partido de Lucas Pérez, que solo era preciso a balón parado. Álvaro tuvo una tercera y eso animó a Cano a buscar un cambio de tendencia ante el dominio blanco al meter a Lapeña y variar el sistema. Con dominio de los de Raúl bajo la batuta de Mario Martín, pero el marcador en el aire, se entró en los minutos de la verdad. La gota malaya blanca siguió y Arribas, ese que no acostumbra a perdonar, tuvo un mano a mano con un Mackay que volvió a salvar a los suyos con otra parada enorme para sobrevivir al huracán del filial blanco. Fue tal la superioridad de juego y física que Raúl no realizó ni un solo cambio.