El Depor, ante el enésimo intento de sacar frutos de sus cesiones
Varios futbolistas apuntan a salir a préstamo este verano, una fórmula que rara vez ha servido para que los jugadores se asentaran a su vuelta.
Entre otros muchos frentes que tiene este verano, el Deportivo está inmerso también en una operación salida que consistirá en dos vías. Las definitivas, si es necesario vía rescisión, como es el caso de los señalados Paris Adot, Cayarga o Valcarce; o las temporales. Estas últimas, en forma de cesión, constituirán un nuevo intento del club blanquiazul de sacar frutos de una fórmula que en el futuro reciente apenas ha reportado beneficios más allá de ‘quitarse de encima’ futbolistas con contrato que no cuentan.
Porque rara vez está sucediendo que los jugadores que salen a préstamo del equipo blanquiazul tengan protagonismo en su nuevo destino. Y cuando lo tienen, su desarrollo tampoco es suficiente como para asentarse en el equipo. Esto último pasó con Retu, que jugó bastante en el Hércules el curso pasado, pero apenas le sirvió para debutar como deportivista... y ya. No ha sido el caso de Pablo Muñoz y Pablo Brea esta temporada, - o Alberto la pasada en Unionistas - con poca participación en Atlético Baleares (155 minutos) y Arenteiro respectivamente. El futuro de ambos es incierto y en el caso del portero es probable que pronto sea lejos del club.
También terminó desvinculándose el verano pasado Víctor Narro tras irse cedido al Atlético Baleares, o antes tres de las grandes promesas de Abegondo como Gandoy, Valín y Adri Castro. Ninguno logró consolidarse fuera de casa y todos acabaron saliendo del equipo antes de que terminase su contrato. Es el camino que recorrieron otros jóvenes de la casa cuyos préstamos no significaron demasiado rédito. Francis Uzoho - al menos dejó una mínima cantidad por su posterior venta -, apuestas como las de Gerard Valentín que saltó de cesión en cesión, en su caso dando rendimiento fuera, pero sin ganarse la confianza de los entrenadores en Riazor o Borja Galán, que sí volvió cuando el cuadro herculino bajó a Segunda B, pero se marchó tras una temporada discreta a nivel de participación.
En la última década al Depor le salieron mal hasta los préstamos que debía haber salido bien. Como es el caso de Róber Pier, que creció tanto que hasta el equipo blanquiazul se le quedó pequeño. El central se asentó en la élite mientras el cuadro herculino descendía a los infiernos. Más allá del siempre recurrente Álex Bergantiños, que se labró en el exilio su posterior carrera de leyenda como capitán, la cesión más fructífera fue la de Insua, que no volvió a vestir la elástica deportivista, pero dejó más de 3 millones de euros en su fichaje por el Schalke después de dos años prestado en el Leganés. Borja Galán
El asterisco de Mario Soriano y el temor con las últimas perlas de Abegondo
Recientemente sí hay un caso que ha funcionado, aunque con asterisco. Es el de Mario Soriano, cedido al Eibar en una operación que, más que para foguear, fue soltar un boomerang con la esperanza de recogerlo una vez pasado el peligro. En ello trabaja el club negociando con el madrileño una ampliación y mejora de contrato.
En las próximas semanas el club afrontará decisiones difíciles con jugadores como Iano, Alcaina o de nuevo Pablo Muñoz, pero también con las últimas perlas que van saliendo de Abegondo y que quizá necesiten un punto más de cocción entre el Fabril y el primer equipo. Toca valorar si talentos como el de Martín Ochoa o Nájera tendrán un mejor contexto para seguir creciendo en casa, aunque sea en Segunda RFEF, o si deben forjarse en Primera RFEF aun a riesgo de correr la misma suerte que la gran mayoría de compañeros que tomaron ese camino en los últimos años.
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