“El Ceuta une a las cuatro culturas que conviven en la ciudad”

Ceuta está de fiesta por su fútbol. Su club, la Agrupación Deportiva Ceuta Fútbol Club, coquetea con alcanzar el fútbol profesional 56 años después de su paso por la Segunda División. A pesar de no comenzar la temporada como uno de los aspirantes al ascenso, el buen hacer del equipo que preside Luhay Hamido y entrena José Juan Romero les ha metido en los playoff, donde se enfrentarán de primeras contra el Nàstic de Tarragona. En apenas un día se agotaron todas las entradas que salieron a la venta, así que el Estadio Alfonso Murabe (6.500 espectadores) vivirá con pasión el duelo de ida del domingo.

Pero el Ceuta no solo pelea por ascender con su primer equipo, también con su filial. El Ceuta B quiere dar el salto a la Segunda RFEF. Los ‘pequeños’ se enfrentan al Xerez, un club que bien conoce Edu Villegas (Jerez de la Frontera, 1974), director deportivo de la entidad ceutí desde hace tres años. Y qué tres años. Desde la llegada de Villegas, que fuera portero hasta los 43 años y empezara como director deportivo en su Xerez natal al día siguiente de colgar los guantes, el Ceuta ha logrado un ascenso (de Segunda RFEF a Primera RFEF), enfrentarse al Barcelona en la Copa del Rey (octavos de final) y este doblete de luchas por el ascenso a la Liga Hypermotion y también a la Segunda RFEF con el filial. Hablamos con Edu Villegas de esta explosión del fútbol en Ceuta.

¿Cómo vive Ceuta el fútbol?

La ciudad está volcada. hay muchísima pasión, ilusión y se respira un ambiente de fútbol. Es un sueño. Somos una familia. Club, afición, ciudad… la directiva, los jugadores, el cuerpo técnico… Uno de nuestros éxitos es ese corazón y esa transparencia a la hora de trabajar, la gestión del día a día, que cada uno en su rol se emplea a fondos para ir por el Ceuta en todos los sentidos.

Han pasado 56 años desde la última vez que el Ceuta estuvo en el fútbol profesional…

La transformación del club ha sido brutal en los últimos años. Yo lo he vivido en los tres años que llevo aquí, pero todo empezó a cambiar hace siete años, cuando Luhay Hamido cogió la presidencia. El Ceuta estaba en una situación caótica, la ciudad había perdido la pasión por el equipo… y todo lo que se ha conseguido desde entonces parece de ciencia ficción, pero es real, muy real. Y ahí está ese hito de estar peleando por el ascenso tanto el primer equipo como el filial.

¿Cuál es el secreto?

La transparencia, el trabajo. En cada uno de los estamentos del club se tienen las ideas muy claras, somos gente cercana, exigente. Y hemos introducido ese ADN en el Ceuta. Es un equipo competitivo, ganador. La figura del presidente es fundamental, porque es nos transmite esa ambición, pero también nos da confianza y potestad. Luego es clave la figura del entrenador, José Juan Romero, que hace un fútbol excelente y atractivo para el aficionado y los propios futbolistas. Tiene mucho mérito llegar a dónde hemos llegado. Por el camino se han quedado equipazos como el Murcia, el Castilla, el Recreativo de Huelva… La Primera RFEF es una categoría brutal, hiperprofesional.

Me ha hablado varias veces del papel del presidente, ¿cómo llega a la presidencia del Ceuta?

Bueno, él tiene dos carreras: criminología y química. Él estudió en Granada y fue profesor de Universidad en Madrid. Pero regresó a su Ceuta natal y, entre otros negocios, tomó las riendas del club. Aquí es un hombre muy querido, te diría que es adorado por la ciudad, porque llegó en un momento muy difícil y ha hecho crecer el proyecto.

¿Usted cómo llegó al Ceuta?

Fui futbolista profesional hasta los 43 (portero). Cuando me retiré en el Jerez, donde me siento una persona querida, pasé de un día para otro de la portería a la dirección deportiva. Ahí estuve cuatro años, logrando dos ascensos y dos Playoff. Entonces recibí la llamada de Hamido, que me pidió que fuera a verle a Ceuta. Me creí su proyecto, creí en su persona, su ilusión y, después de conseguir el último ascenso con la Segunda RFEF, decidí poner rumbo a Ceuta. Me dejé llevar por todo lo que él me transmitía y me contaba. Sin duda, una de las mejores y más importantes decisiones que he tomado en mi vida.

¿Qué estructura tiene el club en su departamento?

Yo soy el director deportivo y tengo un adjunto, Víctor González. Después hay dos analistas. La sintonía es total y vivimos el club las 24 horas del día de lunes a domingo. Controlamos toda la Primera RFEF, también la Segunda RFEF. También prestamos mucha atención a los futbolistas Sub’23, de ahí que el filial también esté peleando por ascender. La Tercera RFEF también la monitorizamos, principalmente los grupos extremeños, andaluces, murcianos y valencianos. Viajamos todo lo que podemos, porque en directo ves detalles que por vídeo no siempre detectas. El estrecho me lo cruzo unas cuantas veces cada mes…

Ese es un hándicap para el Ceuta, ¿no?

Lo es. Para nosotros como dirección deportiva y también para el equipo. Aquí no puedes coger un sábado por la tarde un coche e irte a ver dos partidos de Tercera. Aquí tienes que planificar muy bien cada viaje. Y el equipo, lo mismo. Cada 15 días el equipo se sube al barco, va a Algeciras, allí le espera nuestro autobús y lo normal es que vayamos a Jerez, Málaga o Sevilla para coger un avión e ir a la ciudad dónde vamos a jugar. Y a la vuelta siempre tenemos que estar pendientes de los horarios, porque el último barco hacia Ceuta sale a las 10:30 y muchas veces nos toca pasar otra noche fuera.

Son detalles que hacen que una temporada se haga más larga…

Claro, date cuenta de una cosa. Si miras todas las ruedas de prensa de los entrenadores antes de jugar contra nosotros en el Muruba, todos tienen el viaje a Ceuta señalado como un día distinto, difícil, complicado. Y nosotros cada 15 días tenemos que hacerlo. ¡Cada 15 días! Le doy mucho valor a estar peleando por ascender tanto con el primer equipo como por el filial.

¿Manejan mucho presupuesto?

Te diría que el normal en la categoría. Pero nuestra situación territorial implica que todo sea más complicado.

¿En qué sentido?

Ceuta es una ciudad maravillosa, muy bonita, donde se vive muy bien. Pero la mayoría de los jugadores no la conocen hasta que vienen. Es verdad que cada vez cuesta menos convencerles, porque el Ceuta se ha ganado el respeto en el mundo del fútbol. Es un proyecto serio y pagador. Y el boca a boca hace mucho, porque todos futbolistas que han venido saben que todo lo que se les dice del equipo y de la vida se cumple y lo transmiten a otros compañeros. Somos un club de palabra. Solo hay que darse cuenta de qué tres futbolistas llegaron en el mercado de enero: Rodrigo Ríos, a Manu Rico del Huesca y a Christian Rodríguez. El mundo del fútbol ahí dijo: estos van en serio.

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¿Pelear por el ascenso era su objetivo?

De salida nuestro objetivo era simplemente ganar cuantos más partidos, mejor. Nuestra idea era salvar holgadamente la categoría y así poder prepararnos con tiempo para estar con los mejores. Pero en enero, de ahí esos tres fichajes que te comentaba, estábamos bien situados y sentimos que valía la pena hacer un esfuerzo porque podíamos llegar hasta dónde hemos llegado. El mercado de enero fue un golpe de efecto.

¿Y cómo ve la eliminatoria contra el Nástic?

Nos conocemos muy bien. Somos dos equipos que nos tenemos muy estudiados. Nosotros a ellos mucho, e imagino que al revés también. Pero el ADN del Ceuta es ganador, el Ceuta no le teme a nada ni a nadie. Y sentimos el respaldo de toda la gente de Ceuta, que nos contagia la fuerza de sus cuatro culturas.

¿Y la del filial contra el Xerez?

Pues una eliminatoria muy especial para mí, porque soy de allí y allí jugué. Va a ser muy competida también. El esfuerzo que están haciendo nuestros chavales durante todo el año es brutal. Por suerte no tenemos ningún lesionado ni en el primer equipo ni en el filial, por lo que los dos entrenadores están trabajando perfectamente.

¿Diría que el fútbol es el punto de unión de esas cuatro culturas?

Sin dudarlo. Aquí convivimos en el día a día sin ningún problema, pero el fútbol nos une a una misma pasión. Cada uno reza de una manera, pero cuando vamos al Murube todos somos uno.

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