El Castilla gana con dos balones

El fútbol siempre encuentra maneras de ofrecer situaciones nunca o raramente vistas. El Atlético Baleares-Castilla (0-1) se decidió con un gol con dos balones pasando la línea de gol. No la misma pelota en dos ocasiones, no, dos esféricos diferentes. La falta lateral de Nico Paz en el minuto 71 la desvió el baleárico Villapalos hacia su portería y mientras la pelota batía a su portero desde la grada se lanzó otra pelota que también golpeó en un Villapalos que ni la vio venir y acabó igualmente dentro de la red. Gol legal porque la pelota en juego ya había entrado cuando la segunda -la que había viajado desde el fondo del estadio- alcanzó al futbolista local. Aún así, surrealista.

Pero el Castilla no está para exquisiteces. Se plantó en las islas con sólo tres victorias en este primer trimestre consumido de 2024 y necesitaba una cuarta para no verle la patita al lobo. El filial de Raúl no sólo está obligado a evitar como sea el descenso a Segunda RFEF, es una doble necesidad, porque de bajar abortaría el ascenso a esa categoría que viene cocinando el Real Madrid C en la Tercera RFEF. Como si fuera un fisio buscando el espasmo muscular que active un equipo engarrotado, Raúl volvió a mover la línea defensiva, en parte por la sanción de Asencio, en parte por seguir agitando los laterales, más movidos que el camarote de los Marx. Esta semana le tocó a Loren Aguado como dos. Una posición por la que han pasado ya cuatro castillistas este curso. Aún así, el problema está de mitad hacia arriba.

Ni siquiera el potencial que atesoran y que han mostrado en el pasado tanto Nico Paz como Gonzalo, César Palacios y Álvaro Rodríguez es capaz de dotar de dinamismo al ataque castillista. Romo en gran parte del partido pese a que el Atlético Baleares el penúltimo de la tabla y se llevó cinco de Valdebebas en la primera vuelta, sólo esa falta de Nico Paz con el tanto de rebote auxilió a un Castilla que agoniza de falta de gol.

Lucas Cañizares voló

Así se consumió una primera mitad de dominio sin diente del Castilla y los locales, del casi recién llegado Jaume Mut como tercer entrenador del equipo, aguardaron. A ver si el veterano David Rodríguez olisqueaba alguna, o a lo que cayese. Ese extraño 0-1 del Castilla sacó el partido del tedio y el Atlético Baleares volvió a tomar conciencia de que se iba de esta Primera RFEF si no lograba algo a la heroica. El héroe, no obstante, fue Lucas Cañizares que se multiplicó en los últimos minutos y se elevó al cubo en la última jugada del partido. Una falta de Rochina a la escuadra que el hijo de Cañete tapió volando sin motor en el minuto 96. Goles como sea y milagros del portero. A este Castilla de Raúl esa pírrica fórmula le sabe de maravilla.

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