El ‘Benzema’ madrileño, más cerca de su sueño
Jacobo Ortega debutó con el Castilla y un día después marcó con el C. Un paso más hacia su gran anhelo, ser protagonista en el Santiago Bernabéu.
Pocas veces ha estado tan nervioso. Cuando Raúl le llamó desde el banquillo local del Alfredo Di Stéfano para darle la alternativa con el Castilla, ante el Yeclano, Jacobo Ortega (Madrid, 2006) se ajustó la camiseta, se colocó bien las medias, realizó una última consulta táctica a su entrenador y salió esprintando al campo, con el dorsal 35 a la espalda y con ganas de comerse el mundo. Fueron sólo diez minutos sobre el césped y no hubo victoria (1-1), pero en su ideario de fantasías fue un paso más hacia la cima blanca. Ya sólo queda otro más, el más difícil, para cumplir su gran sueño. Madridista desde la cuna, ha imaginado decenas de veces ser protagonista en el imponente Bernabéu.
Raúl no negocia la intensidad y el sacrificio y ese fue el principal aval para que el mítico ‘7′ blanco le diese la oportunidad a un delantero moderno, de 1,91 y con mucho trabajo de gimnasio detrás que ha llevado la aguja de la báscula hasta los 82 kilos. Ancelotti también lo conoce por sus esporádicas visitas al territorio sagrado del primer equipo. En una de ellas, sin la masa muscular de ahora, Tchouameni le dio un golpe que lo dejó en el suelo dolorido. Alvaro Rodríguez, otro delantero meritorio, le dijo: “Levántate rápido, que a lo mejor no vuelves”. Ni un canguro habría saltado más que Jacobo en aquel momento. Continuó sin rechistar toda la sesión mientras, de reojo, miraba embelesado a Modric.
Jacobo durmió feliz la noche del sábado. Y la del domingo aún más. Álvaro Gómez-Rey le hizo jugar con el Real Madrid ante el Melilla, en 2ª RFEF, y él respondió con su segundo gol de la temporada en un equipo en el que es el más joven de la plantilla junto al también prometedor Álex Sánchez. La felicidad inundó esa noche el hogar de los Ortega Conde en Majadahonda.
‘Caco’, el yerno ideal
En casa siempre lo conocieron como Caco, regalo que debe a su hermana mayor, Candela, y a los balbuceos de la niñez. Hijo de Borja y Montse, dedicados al sector inmobiliario, su familia ha sido siempre sólido pilar sobre el que ha edificado su vida. Su prima Carlota, dos días más pequeña que él, es su fuente de inspiración. Diagnosticada de Syngap1, una enfermedad rara que afecta al desarrollo cognitivo y motor, ambos tienen una conexión especial. Se entienden sin necesidad de hablar y se adoran mutuamente. Pendiente siempre de sus abuelos y buen estudiante, Caco podría llevar colgado el cartel de yerno ideal.
Desde bien pequeño sabe que no hay premio sin recompensa. Por eso sale de casa a las 7.20 de la mañana para acudir en tren a Valdebebas y, desde allí, tras una mañana ajetreada, acude directo a la Universidad Politécnica para estudiar ADE y regresar a casa trece horas después de haber comenzado la jornada.
Comienzos
Formado en el colegio Sagrado Corazón de Majadahonda, Edu Valcárcel, el valeroso entrenador al que le falta una pierna, lo llevó a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas con nueve años. Tres después lo fichó el Madrid y fue clave en la conquista de la Promises Internacional de Tenerife en la Navidad de 2018 frente al Inter de Milán. Pasó un año complicado en Cadete A por la poca confianza de Arbeloa, pero logró transformar la rabia en fortaleza y la negativa experiencia le hizo más fuerte mentalmente. Con dudas sobre su continuidad, aquel verano el club apostó por él y Caco logró 50 goles en las dos siguientes temporadas.
Delantero muy dinámico y de buen pie, que cae a banda o merodea por las inmediaciones del área, Jacobo es, salvando el océano de distancia, más Benzema que Haaland. Más jugón que rematador puro. Aunque resulte extraño que no sea convocado para la Youth League, su determinación es inquebrantable. Caco sigue apuntando con la flecha hacia la diana de su gran sueño. Si algún día llega ese instante mágico, el de estrenarse junto a sus ídolos, comprenderá que todo el camino habrá merecido la pena. Y en su salida al campo pensará fugazmente en sus padres, su hermana, sus abuelos y en Carlota, la niña de sus ojos.
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