Diego Rivas: “Estoy feliz, pero este ha sido mi último baile”

La última semana para Diego Rivas (Narón, 1987) ha sido un vaivén de emociones. Preparador de porteros del Arenteiro tras colgar los guantes en el Racing de Ferrol el pasado verano, se vio obligado a regresar a la portería por una situación rocambolesca en la que entre lesiones y cláusula del miedo, demostró ser un hombre de club. Sin opción para poder firmar a un portero a tiempo, todas las miradas apuntaron al guardameta para poder salir de la situación. No le convencía demasiado la idea, pero antes de exponer a uno de sus compañeros de campo, dio un paso al frente y acabó siendo decisivo para rescatar un punto ante el Deportivo en Riazor.

¿Cómo se encuentra después de todo lo vivido estos días?

Estoy bien. Me siento feliz con el hecho de haber cumplido lo que debía. Contento por cómo transcurrió el partido de ayer siendo capaces de sumar en un campo como Riazor contra el rival que lo más seguro sea el mejor de la categoría.

¿Satisfecho con el nivel que dio en el partido?

Traté de aportar todo lo posible al equipo. A nivel individual también tenía el objetivo de disfrutarlo y así lo hice. Afortunadamente en la acción del último minuto, hace que el recuerdo sea mejor. Me marché muy contento.

¿Puede contar cómo vivió esa última jugada?

En un córner el míster me manda subir y me pega el balón en el pecho, intentó darle y queda muerto. Christian Santos intenta hacer una chilena y la bloquea un jugador del Depor, pero por suerte, le cae el balón a Romay que sabe lo que tiene que hacer e imagino que para él fue muy especial marcar por su sentimiento deportivista. Estoy muy contento por todos.

¿Le costó tener que desempolvar los guantes?

Me costó bastante. Al principio no voy a negar que era algo que no me hacía gracia. Yo ya estaba asumiendo otro rol, muy contento como entrenador de porteros y tener que cambiar el enfoque para volver a tener que ponerme los guantes, no era algo que pasaba por mi cabeza ni mucho menos. Era una situación límite e intentamos hablar con siete u ocho porteros y por una cosa o por otra, fue imposible tramitar la licencia a ninguno. Antes de exponer a un jugador de campo o a un chico que está saliendo de lesión y no estaba listo para competir, decidí dar ese paso adelante. No fue fácil, pero uno se mentaliza para competir y al final todo salió bien.

Vayamos al principio, ¿cómo y cuándo le dicen que le va a tocar ponerse en la portería?

Fue el viernes anterior a esta pasada semana. La federación le dijo al club que le iba a aceptar la autorización de mi licencia y que había esa posibilidad real. En ese momento les digo que no quiero y que había que buscar un portero en la semana que quedaba por delante, pero me dicen que estaba complicado. Vimos que no había solución y a partir de ahí ya me empecé a mentalizar de que me iba a tocar. Después del partido con la Ponferradina tomamos la decisión para tratar de preparar la semana lo mejor posible y así fue.

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¿Desde el club valoraron abonar la cláusula de Pablo Brea?

No sé si se llegó a valorar. Lo cierto es que era una cantidad importante para el Arenteiro que es muy humilde y responsable. Lo que promete lo paga y no iba a poner en riesgo el presupuesto de la temporada por una situación así. Actuaron con consecuencia y responsabilidad. Obviamente es una pena que Pablo no haya podido jugar este partido, pero los contratos están para cumplirlos y los acuerdos hay que respetarlos. De toda la polémica que se formó yo entiendo que el Deportivo tenía que mirar su parte e incluso para Pablo fue una pena que no pudiese jugar, pero también iba a estar en una situación compleja por el simple hecho de que es un jugador cedido por el Depor, este tipo de partidos no son fáciles.

Jugar en Riazor y contra un Deportivo lanzado, ¿le tiraba para atrás o fue un reto desde el principio?

De tener que hacerlo, este era el mejor escenario. Así es cómo me mentalicé, tratar de disfrutarlo y saber que iba a ser un partido muy importante para todos con un ambiente de Primera División. En ese sentido estaba muy motivado. Digamos que el punto de inflexión de mi carrera profesional comenzó con el Fabril en un playoff de ascenso a Segunda B que se jugó en Riazor. Luego tan solo pude jugar allí durante la pandemia sin público y entonces ha sido poner la guinda para poder cerrar mi carrera.

¿Cómo llevó el hecho de estar en el ojo de la actualidad durante toda la semana?

Traté de evadirme un poco, pero sabiendo que no era fácil. Intenté estar tranquilo, prepararme lo mejor posible y enfocarme en el partido. Limité el contacto con los medios hasta después del partido a los que atenderé a todos con la atención que merecen. Creo que conseguí llegar a la jornada en un buen estado y por eso lo disfruté.

Visto que mantiene el nivel, ¿este es el último baile o se abre la puerta a seguir jugando?

Este ha sido mi último baile. Ahora seguramente tendré que continuar con la licencia hasta que los compañeros se recuperen, porque si le pasa algo a Pablo a lo mejor me toca volver a participar y Dios quiera que no sea así. Mi carrera está finalizada y tengo un rol por delante que me motiva mucho y que me está viniendo muy bien involucrándome mucho en el club como preparador de porteros. Mi cabeza está centrada tan solo en esto.

Pasada toda la vorágine, ¿qué va a hacer en su primer día de vuelta a la normalidad?

Estar con la familia porque hoy tenemos día libre. Atender a los medios que tengo pendiente y a última hora bajar A Malata para apoyar al Racing e intentar que consiga una victoria que le permita dormir esta noche en playoff. Esto sería poner una guinda muy buena a la jornada.

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