Del Gigante de León al embrujo del descuento
Un Fran González imperial sostuvo al Ibiza y, sobre la bocina, Loren Zúñiga reventó la bocina. La racha de Rachad igualó el tanto de Davo. Otro paso más para Joan Martínez.

Son amistosos, pero también sensaciones. Y para el Castilla el triunfo ante el Ibiza es doble. Por superar a un gigante. A un aspirante a todo. A un rival con plantilla de plata. Y por hacer dos ejercicios. Primero, de reacción. Después, de resiliencia. A lomos de la racha de Rachad, para anular el zarpazo de Davo. Protegidos por el Gigante de León, para llegar vivos al final. Y ahí, ganó el ADN.
Fran González, parada a parada, anuló el caudal infinito llegado desde las pitiusas. Y cuando la bocina tintineaba, Loren Zúñiga la rompió. Como lo hizo Cestero frente al Mestalla. Con una vaselina de 9, de saberse de memoria la posición. El genio de Torre Pacheco, Rachad, tiene las espaldas bien cubiertas por el killer de Puerto del Rosario. Amén del paso al frente de Joan Martínez, con 75 minutos de verde. Más que nunca. No son tres puntos, pero sí dispara la moral.

No es un día donde el sentir vaya de la sonrisa a la lágrima, ni mucho menos, pero sí una mañana de tomar muchas notas. Para completar una libreta, la de Arbeloa, que está llegando al capítulo final de la pretemporada. Ya está prácticamente perfilado el once tipo para el chupinazo contra el Lugo (viernes 29, 19:15). Muy similar al presentado ante Jémez y su ejército ibicenco. Sólo faltó un Thiago Pitarch que olfatea la lista ante Osasuna y un Palacios que encamina la recta final de la recuperación. El resto, cristalino.

Aun así, comenzó mejor el Ibiza. Un equipo diseñado para ascender. Con bocetos similares a los del filial. Morder arriba para hincar el diente tras la reconstrucción voraz. Así llegó el zarpazo inicial. De Davo. Recuperación en tierra hostil y, aunque Fran evitó el primer disparo, poco, nada, pudo hacer ante el rechace. Por suerte para Arbeloa, el Madrid se fijó en un joven veterano este año para heredar el rol de Gonzalo. Y, de nuevo, no falló. Rachad, tras una jugada de muchos quilates entre Manuel Ángel, Roberto y Cestero, el asistente final, tumbó a Belman y empató. Cinco tantos en cinco partidos. Está preparado para el reto.
Un muro de 200 centímetros
A partir de ahí, un protagonista. Un muro de 200 centímetros. Un gigante nacido en León que tiene el corazón en su tierra. Pero sus guantes estaban en el Di Stéfano. Poco antes del ‘cooling break’, congeló al Ibiza con una doble parada. A Bebé, firme abajo. A Davo, lleno de reflejos en un mano a mano. Y tras el refrigerio, después de muchos cambios y un Joan Martínez que dio un paso enorme en su recuperación (jugó 75 minutos, siguiendo el plan milimétricamente diseñado por el club), el que no cambió fue Fran. Firme por arriba, con las manos de piedra ante los cañones rivales, cercanos o lejanos. El bastión de la supervivencia.

La zona Castilla
El sostén hasta que llegó la zona Cesarini. O la zona Castilla, a tenor de los dos últimos amistosos. Unos minutos, los finales, que suelen ser tortura, pero que han sido bálsamo contra el Mestalla y el Ibiza. Cuando ya se sacudían las manos algunos jugadores para saludar, Lamini despejó de cabeza, imperial (debut con el filial de notable alto), y el balón llegó a Zúñiga.

No se habló más. Miró a Belman, frenó y mató. Por arriba, como los grandes. Reventó la bocina, que sonó justo después. Un triunfo de madurez. Y eso, en un filial con más juveniles que veinteañeros, es mucho. Camino al Alcorcón, el amistoso final (viernes 22), con la moral disparada.
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