De la remontada a la polémica
El Castilla dio la vuelta al tanto inicial del Zamora con un Yáñez imperial, pero un penalti que en Valdebebas no entienden supone la igualada. Doblete de Kike Márquez.


No había remontado nunca. Tampoco empatado. Y en el Ruta de la Plata lo hizo todo el Castilla. A lomos de un Dani Yáñez sin cadenas. Que primero marcó y después asistió. Pero cuando todo iba cuesta abajo tras el tanto de Cestero y la expulsión de Loren Burón, llegó una jugada que dará que hablar. Que ya levanta ampollas en Valdebebas. “Es difícil explicarse que esto ocurra semana tras semana, es vergonzoso”. Esa es la respiración del club. Mario Rivas tocó en área propia con la mano, tras tratar de apartarla para no interferir. Dudosa, pero no para Ruiz Álvarez, que señaló los 11 metros tras consultar la pantalla. Kike Márquez marcó, como había hecho en el arranque. En las dos ocasiones del Zamora, petróleo máximo. Así, el Castilla se marcha a Madrid contrariado. Tras una remontada mayor, pero con botín menor.
Después de un encuentro que comenzó con un golpe en el mentón. Como tantas otras veces, a balón parado. Tras un arranque donde los de Óscar salieron como motos. Mordiendo, buscando hacer bueno el dicho. Para golpear dos veces, al hacerlo primero. Y en el 5′ llegó. Una falta lateral, un resbalón de Manuel Ángel y una definición de Márquez. Con una volea hecha sencilla por un veterano (36 años) de calidad infinita. Un trotaequipos del fútbol español que ahora es ídolo en Zamora. Más si cabe tras este domingo.
Y ahí, todo cambió. El Zamora dio varios pasos atrás, los mismos que dio el Castilla hacia adelante. Para comenzar a dominar, a manejar. A pisar campo contrario. A amenazar. Sin empatar, porque Fermín Sobrón fue una muralla que se mantenía firme. Salvador ante un zapatazo de Manuel Ángel, milagroso ante un remate a bocajarro de Valdepeñas. Dos paradas valor gol, como lo único que faltó al Castilla.
Remontada con duende
Pero tras el refrigerio, refresco. Personado en Dani Yáñez. Indetectable toda la tarde. Había amenazado, y mucho, en el tiempo inicial, pero a la vuelta no amenazó y sí ejecutó. Primero cazó un rechace, tras una estupenda jugada de Diego Aguado. Desde unos 11 metros, con el interior y con la izquierda, a la red. Un tanto que no supuso paso atrás, sino hacia adelante. Con el duende de Cádiz como gran agitador. Con esos partidos que le hacen diferente, que le hicieron debutar el curso pasado con Ancelotti. En uno de sus culebreos desmontó a la zaga y asistió al corazón del área. Y allí estaba Cestero. Para cocinar una remontada con duende.
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Que parecía hecha. Que parecía sellada. Porque minutos después un manotazo de Loren Burón a Cestero acabó, tras revisión, con el Zamora con 10. Pero quedaba un capítulo más. Una jugada aislada donde Mario Rivas tocó el balón con el brazo, aunque en una posición natural tras intentar retirarlo. Y el Zamora, lógicamente, reclamó. Ruiz Álvarez revisó, observó y dictaminó. Penalti. Y Kike Márquez ejecutó. El efecto Óscar Cano sigue vivo en Zamora. Y el Castilla que nunca había remontado ni empatado esta temporada, lo hizo todo a la vez. Y sigue en la zona noble. Contentos con el juego y los resultados, no con el arbitraje.
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