Borja Valle, el hijo pródigo que quiere a la Ponferradina en Segunda

Sigue la encarnizada pelea por el ascenso directo en el Grupo I de Primera Federación. Parecía que el Celta Fortuna se asentaba en el primer puesto con sus tres jornadas consecutivas en lo más alto (en las siete fechas previas hubo tres líderes distintos). Hasta ayer. El filial celtiña perdió contra el aspirante Nástic de Tarragona (0-1, gol de Pablo Martínez) que, unido a la victoria de la Ponferradina ante la SD Logroñés en Las Gaunas (0-3) permitió al club berciano situarse en la cima de la clasificación. Y lo hace en el momento justo, en la jornada final de la primera vuelta de la Liga. Es decir, la Ponferradina es campeona de invierno (en el Grupo II lo es el Castellón, primero desde la fecha 5).

La Ponfe se deshizo rápido de la SD Logroñés. Entre Ernesto y Borja Valle sentenciaron a los riojanos en los primeros cinco minutos de encuentro. Carrique amplió la diferencia en el añadido de la primera parte. La segunda tuvo poca historia, salvo para que Yuri ampliara sus registros de leyenda con el club: 498 encuentros. Pero el duelo, en clave berciana, tuvo otra lectura: la del hijo pródigo que vuelve a casa por Navidad (literal) para intentar que su equipo recupere la categoría perdida en verano.

Borja Valle (Ponferrada, León, 1992) ha vuelto a Ponferrada con el cambio de año después de 13 años jugando fuera de casa. Debutó el 3 de enero en la victoria frente al Arenteiro (2-1) sustituyendo a Pol Llonch en el descanso, y ayer ya fue titular en Las Gaunas, donde marcó su primer gol en el minuto 5. En total, son 124 minutos en esta vuelta que han despertado la ilusión entre la afición de El Toralín. En su anterior etapa con la Ponferradina, Valle había promocionado desde el filial en la temporada del segundo ascenso a Segunda de la entidad. Ese curso 2010-11, se estrenó en la categoría de plata con diez encuentros, aunque la Ponfe descendió. A mitad del año siguiente, tras siete compromisos ligueros en Segunda B se marchó al Celta B. Fueron 18 partidos (todos como suplente) de una promesa que aún estaba por hacer. Nada que ver con la actualidad.

En más de una década de trayectoria deportiva, Borja Valle ha pasado por equipos de España, Rumanía y Emiratos Árabes Unidos. Pero vamos poco a poco. En el verano de 2012 se marchó al Ourense, donde participó dos temporadas y se consolidó en Segunda B (ganó una Copa Federación en su segunda campaña). Fue la antesala a fichar por el Oviedo, el club con el que dio un salto de calidad. Pieza clave en el ascenso a Segunda de los carbayones en 2015 (nueve goles), el berciano también ayudó a la permanencia de la temporada siguiente (seis tantos) antes de irse al Deportivo de la Coruña. Palabras mayores, ya que entonces era un equipo de Primera División, aunque vivió sus años de decadencia.

En Riazor jugó tres cursos y medio (en la 16-17 pasó seis meses cedido en el Elche en Segunda) y vivió la última temporada deportivista en la élite, que se cerró con Clarence Seedorf en el banquillo. Dos temporadas después, en plena era de la COVID, vivió otro descenso con los coruñeses a la recién creada Primera RFEF. Y aquí empezó su etapa de ‘culo inquieto’. Dinamo de Bucarest, segunda etapa en el Oviedo, experiencia exótica en el Khor Fakkan emiratí (cuatro partidos), Alcorcón, Cartagena (39 encuentros y seis goles la campaña pasada) y Rapid de Bucarest. Seis clubes en tres años y medio, se dice pronto.

Ahora, con 31 años, Borja Valle regresa a Ponferrada, su casa, con 214 duelos entre Primera y Segunda en sus botas, además de su bagaje por el extranjero. Vuelve en plena madurez para devolver a la Ponfe a Segunda, el objetivo “más ambicioso personal y profesionalmente” de su carrera. Contra la SD Logroñés ya empezó a hacer que su deseo se haga realidad, aunque espera confirmarlo a final de temporada. Su otra ilusión (“ójala sea una historia larga y llena de éxitos en la Ponferradina”) parte de esa premisa inicial.

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