Andorra y Ponfe se dejan el ‘plata o plomo’ para El Toralín

Qué bonitos son los playoff de ascenso y cómo los están dignificando, y luciendo, Andorra y Ponferradina. En Encamp se vio a ambos conjuntos trepidantes, repletos de calidad, sacrificio, pegada y polémica. Borja Valle firmó el 0-1 y lo empató Manu Nieto. La final se mantiene igualada y El Toralín dictará, el sábado (20:30), sentencia porque solo puede quedar uno en pie. Plata o plomo.

El encuentro se inició con ritmo, con ambos conjuntos dispuestos a marcar territorio, pero, como era de esperar, el balón fue para el Andorra. Apareció lo justo, y bien, Álvaro Martín para mover a su equipo. Eso sí, faltó mayor verticalidad. Cerdà no acabó de desbordar con la soltura que acostumbra ni Casadesús apareció desde el lateral derecho. Tampoco podía darse demasiadas alegrías porque por su lado tenía a Bustos, siempre un incordio para el rival.

Los primeros minutos fueron de tanteo y polémica. El Andorra llegó a pedir dos penaltis: uno por manos de Carrique dentro del área y otro por un empujón de Sibille sobre Bomba cuando iba a rematar a gol. El árbitro no señaló ninguno. Lo que sí contó de verdad fue la lesión de Cortés. En el minuto 26 tuvo que abandonar el terreno de juego y un sudor frío recorrió los cuerpos de los aficionados de la Ponferradina. Pero entonces aparecieron Bustos y Borja Valle para hacerles entrar en calor, en éxtasis. Bustos puso un centro magnífico al segundo palo y apareció Valle para cabecear el balón a gol. Nico Ratti se quedó paralizado y la Ponferradina siguió demostrando que quiere ascender a Segunda División.

El 0-1, sin duda, que dejó anestesiado a un Andorra que fue un quiero y no puedo. Doué, Sibille y Esquerdo se encargaron de dejar en nada cualquier intento tricolor y lo cierto es que estuvo más cerca el 0-2 que el empate. Porque para ver repetida, una y mil veces, fue la ocasión de Yeray. Se inventó un disparo desde su propio campo, desde casi 65 metros, y el balón chocó con el larguero. No solo habría sido el gol del playoff, habría sido el de todo el curso. No entró, por muy poco, como tampoco la falta que lanzó Álvaro Martín (y paró Andrés Prieto) y así se llegó al descanso.

Ya en la segunda mitad, el colegiado no tardó en colocarse bajo el foco de manera clara. Lautaro pidió un penalti (muy pitable) de Doué y Ojaos Valera huyó rápido de la zona y no lo señaló. El ‘problema’ es que se metió en un lío porque si no lo consideraba penalti habría podido ser simulación y Lautaro ya tenía una amarilla. Con VAR la película podría haber sido distinta, pero como en Primera RFEF no hay, a seguir. El Andorra, en sus redes sociales, lo calificó de “un escándalo”.

El juego, claro, continuó y el Andorra, dolido, fue a muchísimo más. La aparición de Almpanis le dio energía y, en el 66′, llegó el tanto del empate. Andrés Prieto falló al dejar muerto un rechace en el corazón del área y ahí apareció Manu Nieto para marcar. Tras este 1-1, el bloque del Principado colgó del palo a una Ponferradina superada y a la que le era imposible achicar agua. Tuvo el 2-1 el Andorra, pero el palo escupío, en el 78’, el tirazo de Sergio Molina.

Los últimos minutos fueron trepidantes, con ambos conjuntos queriendo llevarse el partido. No importó que solo fuese la ida. Para alabar, a la vez que un tanto osado. Eso sí, sin ocasiones claras de gol. Todo queda abierto para la vuelta en El Toralín. Ahí el Andorra, si quiere subir, tendrá que ganar. El empate sonríe a los bercianos y les catapultaría (tras una prórroga) hacia Segunda.

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