Álvaro Leiva, el ‘refichaje’ de Arbeloa
El extremo, tras perder el beneplácito del técnico, lo ha recuperado. De ser recuperado en verano a bajar al C, para volver a subir al Castilla. Una montaña rusa de cuatro meses.


Subir, bajar, subir, bajar y volver a subir. Así funciona una montaña rusa. Esa es la radiografía de la historia de Álvaro Leiva y el Real Madrid. Una historia con vaivenes. La de un extremo desequilibrante, con desborde, que puso patas arribas a su Algeciras natal con apenas 16 años. Que fichó para el Castilla con 18, para volver cedido a casa tras no encontrar las teclas de su fútbol en Valdebebas. Un futbolista recuperado para la causa hace unos meses, pero que coqueteó con otra salida y utilizó el C como trampolín. Para recuperar el beneplácito de Arbeloa cuando lo había perdido. Todo en cuatro meses. ‘Fichaje’ de verano, refichaje de noviembre.
Arbeloa, de hecho, desempeñó un papel fundamental en su regreso. Porque en Algeciras, aunque le costó de inicio, recuperó el colmillo y la frescura. Y en un Castilla con mucho pie pero no tanto desborde, encajaba a la perfección. Pero la pretemporada estuvo lejos de ser idílica. Sin terminar de encajar de inicio, una lesión de espalda le trastabilló definitivamente y, por momentos, llegó a barajarse una salida como la mejor opción. Pero se eligió otro camino. Luchar. Y hacerlo desde el Real Madrid C.
Y llegó, amén de la recuperación física, un cambio de chip. Partido a partido, hasta regresar. El 20 de septiembre disputó su primer partido con el segundo filial y, un mes después, volvía a pisar el Castilla. En Southampton, en la Premier League International Cup. Su kilómetro cero, para empezar a convencer a Arbeloa. Regate a regate. Desde entonces, cuatro partidos con el C, siete, tres titularidades incluidas, con el Castilla. Crónica de una recuperación.
Con una interrupción, una expulsión contra el Barakaldo que desde el club no se explican (roja directa por revolverse en una acción, como tampoco la sanción (dos partidos). Pero no cambió nada en el contexto. Porque tras el sinsabor, Álvaro bajó al Real Madrid C para ser héroe con su gol salvador (hizo el empate sobre la bocina en la pasada jornada), 22 horas después. Algo legal, pues la sanción todavía no entraba en vigor. Un momento de forma al que dio continuidad en Inglaterra, realizando un buen partido y asistiendo a Pol Fortuny en el tanto de la sentencia en el 96′ ante el Everton (0-2). Y al que le dará continuidad una vez cumplida su sanción. Esa es la idea. Esa es su intención. Porque Leiva está muy motivado y este tramo le ha fortalecido en lo mental. Así lo transmiten quienes mejor le conocen. Y hacen hincapié en el gran trabajo que ha realizado también en lo físico, para que el tren del Castilla no se vuelva a escapar.
El fichaje
Y en el Madrid confían en que ese jugador por el que se pagó cerca de un millón de euros está ahí. Y puede ser diferencial en una categoría en la que debutó con apenas 16 años. Cuando Iván Ania le dio la alternativa. Entonces, tras haber ido siempre adelantado a su edad, experimentó un boom. Potenciado por una actuación de muchos quilates contra la Balona (Balompédica Linense), con dos asistencias que le convirtieron automáticamente en ídolo en Algeciras. Que hicieron que los teléfonos rojillos no parasen de sonar. Lo descolgaron clubes top de la Premier, toda la élite española, pero fue La Fábrica la que ganó la batalla.
Era 2022 y el inicio no fue el soñado. No cuajó con Raúl y empezó a enlazar cesiones. Osasuna B, Córdoba y su Algeciras, donde volvió a sonreír. Para ganarse un regreso que, por momentos, pudo ser fugaz. Pero Leiva no bajó los brazos. Un paso atrás, para dar dos adelante. Para pasar de fichaje de verano a refichaje de invierno.
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