La flecha contra la espada
El pulso entre Vinicius y Haaland marca una semifinal apasionante. El City solo ha cedido un empate en sus últimos 16 partidos. Aké, baja inglesa. Rüdiger releva a Militao.
La tormenta ha mutado en huracán. El Manchester City solo ha cedido un empate, en Múnich, en sus últimos 16 partidos, tramo asfaltado en el que ha metido 55 goles, ha encajado solo ocho y ha encadenado ocho porterías a cero. Haaland ha marcado 51 tantos y De Bruyne ha regalado 24 asistencias. Es el equipo más anotador de la Champions y de la Premier y sus guardametas son los menos exigidos en ambas competiciones. Tiene su Liga en el bolsillo y está en la final de Copa. Este informe encogería a cualquiera, pero el Madrid no es cualquiera. Es el campeón, es su competición, hace un año ya acabó con ese ejército (menos Haaland), sus estadísticas en la actual Champions están muy cerca de las del City, la presencia de un enemigo íntimo como Guardiola le excita y juega en un estadio donde es natural lo sobrenatural. Estamos, pues, ante una semifinal apasionante, que es también el enésimo enfrentamiento entre dos mundos: el fútbol que siempre existió y el que se han comprado los magnates con sus excedentes por presumir de dinero o de país, según los casos (sigue el partido en directo en As.com).
Guardiola llegó al City en 2016 y ha construido un equipo a su gusto, sin que el propietario, el jeque Mansour bin Zayed, reparara en gastos. De hecho, ha sido sancionado dos veces por la UEFA (30 millones en multas) por saltarse el fair play financiero, el TAS le salvó de una exclusión de dos años fuera de las competiciones continentales (gracias a que las infracciones habían prescrito) y la Premier le acusa ahora de al menos cien incumplimientos de sus reglas económicas entre 2009 y 2018.
En los siete años de Guardiola al frente del equipo, el propietario emiratí ha fichado futbolistas por valor de 1.238 millones para ganar once títulos, ninguno europeo. En el mismo periodo, el Madrid invirtió 700 para conquistar diecisiete copas, entre ellas tres Champions, y para alzarse, con el Bayern a mucha distancia, en la última frontera del fútbol tradicional frente al petrofútbol. A Guardiola, que ha tenido tiempo y medios, hay que reconocerle que ha aprovechado ambas cosas. En sus siete años en el cargo ha visto cómo el Madrid, ganando más, cambiaba cuatro veces de entrenador. El presupuesto ha resultado inversamente proporcional a la exigencia.
El factor Haaland
Ese despliegue de recursos permitió a Guardiola ahorrarse el sábado, ante el Leeds y con su Liga aún por rematar, a cinco titulares (Rubén Días, Stones, Rodri, Bernardo Silva y Grealish). De Bruyne, el único jugador de la actual plantilla que ya estaba allí cuando él llegó y una de sus dos ojivas nucleares, regresó después de parar dos encuentros. Y a Haaland no le dio descanso porque los androides no lo necesitan. “No es humano”, dijo Kamil Grabara, portero del Copenhague, después de encajar dos goles del noruego, que ha metido siete en los últimos tres partidos de Champions.
A Haaland se le vio venir de lejos. Nacido en Leeds, donde aún jugaba su padre, que también lo hizo en el City, debutó en la Liga noruega con 15 años, con 16 hizo una prueba en el Hoffenheim, con 18 estaba en el Salzburgo y con 19 era la estrella del Dortmund. El verano pasado fue la guinda de este City, donde ha mejorado unas cifras ya de por sí estratosféricas. Desde su salida de Noruega ha anotado 166 goles en 161 partidos. Todo en él resulta exagerado. En la Bundesliga se le registró un esprint a 36,04 kilómetros por hora, ingiere 6.000 calorías diarias, hace horas extra en el gimnasio, toma baños de sol para mejorar su ritmo cardiaco y, según confesión de Grealish, también de hielo. De su condición humana solo dan fe algunos problemas de cadera que el Madrid valoró cuando aún se veía con posibilidades de ficharle.
Haaland no es la única arma de Guardiola en el Bernabéu. Grealish, un fichaje de casi 120 millones, ya es, en su segunda temporada, el jugador que se esperaba. De hecho, le ha quitado el sitio a Foden, que sale de una operación de apendicitis. Rodri sigue siendo imprescindible, Akanji ha mejorado la defensa y Gündogan y Bernardo Silva andan en máximos. Una derrota ante el Tottenham provocó el cambio a una defensa con tres centrales y eso se espera hoy, sin el lesionado Aké, con Stones como mediocentro escoba, Rodri y Gündogan ascendidos a interiores y un frente de ataque amplio con Bernardo Silva, De Bruyne, Haaland y Grealish.
Rodrygo y Vinicius
Ese dopaje financiero que se ha extendido en la Premier ha obligado al Madrid a tomar rutas alternativas, a comprar jugadores por hacer con la esperanza de que cuajen en su horno. Dos de sus apuestas han sido excelentes: Rodrygo y Vinicius, sus alas hoy. Por ahí pasan sus posibilidades. Dos goles del primero fueron el principio del fin del City el curso pasado en el Bernabéu y de sus 33 en el Madrid, 15 llegaron en la Champions. Las notas del curso del segundo son 19 goles, 22 asistencias y una impronta de jugador imparable para cualquiera. Coman y Sané, dos exteriores del mismo corte, fueron un dolor de cabeza para el City en su eliminatoria ante el Bayern y marcan el camino. Con todo, el Madrid precisa de una mayor aportación de Benzema, autor de 15 goles en la pasada Champions y de cuatro en esta. Su hat-trick al Almería es su única huella anotadora en sus últimos cinco partidos.
A ese poder brasileño, acompañado por el equipo de gala salvo el sancionado Militao (Rüdiger le relevará), suma el Madrid su capacidad para no acobardarse ante conjuntos de la Premier. Ha ganado diez de los últimos duelos en finales o eliminatorias ante equipos ingleses. Este mismo año se impuso en los dos partidos ante el Liverpool (que pese a sus horas bajas le quitó la Supercopa inglesa al City) y el Chelsea (penúltimo campeón de Europa). Con Guardiola la cosa anda en empate: echó al Madrid con Barça y City y sucumbió con el Bayern y los propios citizens el curso pasado. Esa pelea, que cumple ya 15 años, se ha convertido en un clásico.