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FRANCIA | AS MONACO

En busca del nuevo Mbappé

El Mónaco es una de las mejores canteras del fútbol francés y está desarrollando desde hace tres años un modelo a seguir para descubrir nuevos talentos.

Mónaco (Monte-Carlo)
Monaco's French forward Kylian Mbappe Lottin celebrates after scoring a goal during the French L1 football match Monaco (ASM) vs Troyes (ESTAC) on February 20, 2016 at the "Louis II Stadium" in Monaco.  AFP PHOTO / VALERY HACHE
Monaco's French forward Kylian Mbappe Lottin celebrates after scoring a goal during the French L1 football match Monaco (ASM) vs Troyes (ESTAC) on February 20, 2016 at the "Louis II Stadium" in Monaco. AFP PHOTO / VALERY HACHEVALERY HACHEDiarioAS

Resulta difícil encontrar en Europa, o en el mundo, un lugar tan peculiar como Mónaco. Una ciudad que no pertenece a Francia, en la que se habla francés o ligur, que tiene a un príncipe pegado a una república y que, además, es un paraíso fiscal. Sus esbeltas y limpias calles, los lujos, los precios, las casas y todo lo que rodea a este pequeño rinconcito de 36.000 habitantes (casi lo mismo que en San Marino) supone un atractivo para millonarios, famosos e incluso futbolistas.

Pegado a Beausoleil y Cap d’Ail, cuya traducción sería “Cabo del ajo”, Mónaco es una ciudad en la que únicamente pueden cohabitar los ricos. Más de un tercio de sus habitantes son considerados millonarios, el metro cuadrado es de los más altos de Europa y la presencia de grandes fortunas se reúnen, año tras año, en el circuito de Fórmula 1, un patrimonio histórico del automovilismo en el que se corre por la misma ciudad. El fútbol, sin embargo, también juega un papel importante en una Ligue 1 que ha venido a menos durante los últimos años.

El régimen fiscal monegasco, inédito en Francia, es un aliciente para los jugadores extranjeros, que se benefician de un sistema en el que apenas disponen de cargas fiscales. A ello hay que añadirle que el club, el AS Mónaco, es el que menos habitantes detenta dentro de la ciudad, pero el que más hinchas reúne fuera del Louis II, un estadio precioso, pintoresco, a la altura de la belleza artística de lo que es el Principado, pero un campo que en los días de frío, apenas acumula un tercio de la entrada.

El Mónaco es un club familiar, peculiar, histórico del fútbol francés. Por aquí pasó Arsene Wenger, que revolucionó el mundo del fútbol con un estilo de juego de toque, ofensivo, potenciador de jóvenes talentos y con una intensidad que llevo a los “Rouge et Blanc” a ser uno de los mejores equipos de Europa. De hecho, el exentrenador del Arsenal, como bien comenta en su autobiografía, fue el descubridor de George Weah, al que fichó siendo un niño antes de que se convirtiera en el único Balón de Oro africano de la historia. En el mismo, Wenger destaca que fue invitado por el liberiano a la ceremonia y le regaló la réplica del prestigioso galardón como reconocimiento a su incondicional trabajo para formar a los jóvenes.

La Ligue 1, en su slogan, se define como la “Ligue des Talents”. Y no es casualidad. Es el campeonato que más jugadores exporta del mundo en los últimos cinco años, dispone de los mejores centros de formación de Europa y, además, cada club se está esmerando en modernizar las instalaciones, como bien hizo el Mónaco recientemente. El primer gran centro de formación, el José Arribas, un vasco que huyó de la trágica guerra civil española y que hizo historia en Francia como entrenador, fue el de Nantes, que se construyó a las afueras de la ciudad, muy cerca del pueblo Saint-Étienne (no confundir con el histórico club del Ródano), del que el Milan, con Milanello, copió prácticamente la idea.

Un excelente centro de formación

En 2020, durante la pandemia, el AS Mónaco se propuso dar un paso hacia adelante en su crecimiento como club y marca. El conjunto monegasco inauguró el nuevo centro de formación, situado a 200 metros del estadio Louis II. Este moderno complejo suponía un aliciente más para los jóvenes, ya que antes era más difícil efectuar los trayectos de ida y vuelta desde las regiones de la Costa Azul y muchos se quedaban en el camino al no disponer del tiempo suficiente. En el día de la inauguración se encontraba el príncipe Alberto, que es un habitual en el palco del Louis II.

Según explicó Paul Mitchell, director deportivo del Mónaco, a AS en una entrevista, la construcción de La Diagonale supone “un puente para los jugadores jóvenes” respecto a la Turbie, el centro de perfomance, el moderno centro de formación que se encuentra en el pueblo de la Turbie y para el que se necesita un buen coche o una bicicleta de última generación para ascender sus cuestas interminables y empinadas.

Para Mitchell, “tener La Diagonale supone un aliciente para los jóvenes. Cuando miran arriba, ven La Turbie (el nuevo centro de entrenamiento), y saben que, para jugar en el primer equipo, deben trabajar duro y llegar hasta lo más alto”. El inglés, que fichó por el Mónaco tras un excelente trabajo en los equipos de la Red Bull (RB Salzburgo y RB Leipzig), ha depositado su total confianza en la cantera, consciente de que la inversión interna es más importante que la externa.

El Mónaco ha formado a grandes jugadores a lo largo de su historia. Desde Lilian Thuram en defensa, pasando por el talentoso Petit en el medio y terminando por emblemas ofensivos del fútbol francés como David Trezeguet, Thierry Henry o el último caso de Kylian Mbappé, aunque sus comienzos fueron en Bondy. La Diagonale, que se ubica a escasos metros del Louis II, el mítico estadio en el que se disputaba la Supercopa de Europa en agosto hasta hace bien poco, supuso una nueva dimensión para el club.

El nuevo centro de perfomance del Monaco
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El nuevo centro de perfomance del Monaco

Dentro de estas lujosas instalaciones, en las cuales las perturbaciones no existen y la tranquilidad impera a sus alrededores, se puede divisar un comedor impecable, habitaciones para que los jugadores descansen, un colegio para formar en la sociedad a los futbolistas que no puedan alcanzar lo más alto y distintas salas de entretenimiento en las que los integrantes de la cantera monegasca pueden desarrollar otras habilidades. Antes, a pesar de ser ya un centro de formación exquisito, la modernidad brillaba por su ausencia en términos de logística.

El Mónaco es, actualmente, el equipo más joven de la Ligue 1. Durante los últimos años, además del más que conocido caso de Mbappé, el club se ha caracterizado por potenciar a la cantera. Badiashile, que debutó con 16 años y disputó más de 150 partidos con los rojiblancos, fue vendido al Chelsea en el mercado invernal por 40 millones de euros, Ben Seghir, la joya de la corona que debutó con doblete con tan solo 17 años, Akliouche y Matazo ya son habituales para Clement y Matsima es otro jugador que, aunque fue cedido al Lorient, entra en los planes a corto plazo del primer equipo.

El objetivo del Mónaco, en palabras de Pascal De Maesschalck, director del desarrollo de los jóvenes, es “formar jugadores para que lleguen al máximo nivel en Europa”. El dirigente, que nos atiende en La Turbie, después de un camino que recuerda a la infernal Alpe D’Huez del Tour de Francia, asegura que la prioridad ahora mismo es formar jugadores antes que aspirar a grandes cosas respecto al primer equipo. “Hemos terminado terceros en la Ligue 1 durante las dos últimas temporadas. Eso es éxito también. Pero nos centramos en formar jugadores, lanzarlos al primer equipo y que se desarrollen, tanto como jugadores como en la sociedad”.

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El Mónaco, a su vez, decidió no fichar en el último mercado de invierno. Una decisión sorprendente, sobre todo por los 40 millones ingresados por la venta de Badiashile, pero que va en consonancia con la política marcada por De Maesschalck. Paul Mitchell, su director deportivo, lo explica muy bien en AS. “Hay dos tipos de inversiones y reclutamiento. El externo, que es en el que gastas, y el interno, que es el desarrollo. Así que nosotros nos centramos en invertir en nuestros jugadores para que se desarrollen. Para mí, lo más correcto sería fichar a muchos jugadores. Pero no es lo correcto, porque frenaría el crecimiento de nuestros talentos. La piedra angular de nuestro proyecto es la academia”, reconocía el inglés.

El club se siente orgulloso de su centro de formación. No es para menos. En los pasillos de La Diagonale, se pueden ver frases de exjugadores, entre ella una de Mbappé, que apela al “esfuerzo” para llegar al máximo nivel. Para De Maesschalck, a los futbolistas que ficha se les pide el 100 % de éxito en el colegio, aptitudes físicas, mentales y técnicas, no solo futbolísticas. La Turbie y La Diagonale significan trabajo, esfuerzo, horas de sueño perdidas, horas sin amigos, sin familia, sin lujos, para, algún día, subir a la cima y asentarse en el primer equipo.

Paul Mitchell, a su vez, reconoce que el fútbol tiende cada vez más a “privar” el talento, en convertir a los jugadores en robots, pero añade que el Mónaco tiene como estímulo darle a los jugadores más talentosos de la cantera “las herramientas suficientes” como para que se desarrollen al máximo nivel. Que el fútbol fluya, en definitiva, para no encorsetarlos en un sistema definido que les impida desarrollar sus habilidades una vez se haya consumado su salto a la primera plantilla del Mónaco.

Eliminó el filial para competir por Europa con los jóvenes

En junio de 2022, el AS Mónaco anunciaba una decisión inédita dentro del fútbol francés. El conjunto monegasco eliminaba a su equipo de National 2 (cuarta división francesa) y National 3 (quinta división) para formar un ‘grupo élite’ de jugadores jóvenes que iba a competir en varias competiciones, incluidas algunas fuera de Francia. La medida, inesperada, se tomó en consonancia con la creación del nuevo centro de formación, alegando que favorecería el desarrollo de los mayores talentos de la prestigiosa cantera del club.

Sin ir más lejos, el Mónaco viaja este fin de semana a Múnich para disputar un partido de la Premier League International Cup, un torneo internacional para menores de 23 años en la que se enfrentan numerosos equipos europeos entre sí. El PSG decidió hace varios años eliminar a su equipo filial para que los jóvenes disputaran sus partidos en National 2 y se potenciara el salto directo al primer equipo. Luis Campos, que pasó por el Mónaco, también creó un grupo élite en el PSG, pero solo para fomentar los entrenamientos de los canteranos con la primera plantilla.

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Pascal De Maesschalck, director del desarrollo de jóvenes, reconoció en Diario AS que el club hizo un estudio exhaustivo antes de acometer una decisión de tal calibre y una de las conclusiones era que “la edad de los equipos franceses disminuye cada vez más, por lo que en National 2 y National 3 cada vez hay menos jugadores jóvenes”. Esto no favorece la progresión de los canteranos, ya que el desarrollo se frena radicalmente.

Otra de las ventajas de no tener que jugar a nivel profesional es que los jugadores se divierten en el campo, ya que no tienen la presión de los resultados y eso potencia sus habilidades técnicas. “El objetivo es claro. Formar a nuestros mejores jugadores. Para ello buscamos soluciones como esta. Queremos ser el mejor centro de formación de Francia”, insiste Pascal De Maesschalck, que, además, explica muy bien, que han efectuado viajes de tres días para jugar fuera de Francia, lo que favorece la convivencia de los jugadores, el habituarse a viajar y, sobre todo, prepararse para lo que llegará a nivel profesional.

¿Le beneficia al Mónaco tener un equipo tan joven y que se centre únicamente en la formación o hace falta un equilibrio? Mitchell responde. “La edad es un número. Hay jugadores que, con 23 años, tienen más experiencia y han jugado más partidos que otro de 29. Mira Badiashile. Ha ganado experiencia porque debutó con 16 años. Ha jugado muchos partidos. ¿Le hace ser un inexperto la edad? En absoluto. El año pasado nos quedamos fuera de la Champions, como este año. ¿Le hizo eso ser mejor jugador y mentalizarse mejor? Por supuesto. No solo la edad importa”.

La clave, finalmente, del éxito de la cantera del Mónaco es que el club intenta tener a seis jugadores del centro de formación entrenando regularmente con el primer equipo. El caso paradigmático es Ben Seghir, con permiso de Mbappé, un chico de 17 años que debutó ante el Auxerre, marcó dos goles de bella factura y jugó como si conociera de memoria a sus compañeros. La entidad monegasca saca pecho de su nuevo centro de formación, sueña con entrar en una nueva dimensión y convertirse en el mejor equipo formador de Francia y en uno de los mejores del fútbol europeo. El tiempo dirá si la inversión, imponente, no ha sido en vano.