Hay ‘caso Morata’

Es fácil imaginar que en la sala de reuniones de Fabio Pisacane, mientras se analizaba al Como junto con los jugadores del Cagliari, el entrenador le dio a Yerry Mina una instrucción sencilla: explotar la debilidad de Álvaro Morata, al menos la de ahora, para frenar su potencial ofensivo: la tensión nerviosa. Puede que al defensor colombiano no le haya costado mucho dadas sus peculiaridades, pero es evidente que se ha esforzado con especial atención, seguro de lograr llevar adelante el plan.

Tras un inicio de temporada muy por debajo de las expectativas, el delantero español, que llegó al Como en parte para ganar minutos y regularidad de cara al Mundial de 2026, aún no ha marcado un solo gol en 11 partidos de la Serie A. El mismo divide las chances de iniciar el partido con el delantero griego Douvikas, aunque ninguno de los dos destaca claramente en este momento.

El español fue titular en 6 ocasiones e incluso lució la banda de capitán en los partidos contra el Nápoles y el Cagliari. Este gesto demuestra claramente la confianza que Cesc Fàbregas deposita en él, así como el respeto que le profesan sus compañeros, al igual que el club. Sin embargo, nada de esto altera la situación estadística.

Álvaro Morata no termina de encontrar su mejor forma, y la tensión en torno a esta situación aumenta semana tras semana. El punto álgido probablemente se alcanzó en Cagliari. El Como intentó asegurarse los tres puntos en casa, tras el empate contra el Nápoles, y mantenerse en puestos de clasificación europea antes del parón internacional.

Tras fallar un penalti contra el vigente campeón de Italia, el español mostró su fragilidad en el 61′ del Como-Cagliari, pidiendo con exasperación el cambio a Fàbregas. Probablemente, salvo en caso de lesión, es raro ver a un jugador pedir el cambio por otra razón, en su caso, la asfixiante marca de Yerry Mina. Sin duda, es un gigante defensivo que, a mitad de la segunda parte, interceptó a Morata, frenando su carrera cerca del área y facilitando el contacto con el jugador para provocar una falta a su favor. “El contacto físico forma parte del fútbol”, le reprochó el colombiano.

La dosis justa de astucia competitiva para evitar problemas a los sardos, la que provocó una tarjeta amarilla al delantero del Como y su simultánea exigencia de ser sustituido, con un gesto ostentoso hacia el banquillo: “¡Cámbienme, cámbienme!”. Dicho y hecho: Fàbregas dio entrada a Douvikas. De ahora en adelante, en palabras del entrenador, solo queda “paciencia y trabajo” para que llegue el gol, pero por mucho que intentaran analizar el comportamiento de Mina, lo cierto es que el español cayó en la trampa, que supo identificar su actual debilidad. Para eso servirá el parón: descanso, entrenamiento y, quizá entonces... volver a la senda del triunfo.

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