Manuel Velázquez
Manuel Velázquez era madrileño de nacimiento. Empezó a jugar en un terreno que se denominaba Las cuarenta fanegas, que estaba situado en lo alto de la calle Serrano. Fino, con carrera, angloparlante, siempre a la moda y con carácter (siempre solía pedir explicaciones y eso irritaba enormemente al presidente), tuvo un fuerte enfrentamiento con Santiago Bernabéu por defender a su amigo y compañero Pedro de Felipe tras perder la final de la Recopa en 1971. Eso le enemistó con el máximo dirigente de la entidad madridista. Sin embargo, Bernabéu, conocedor de sus virtudes, decidió mantenerle en la plantilla hasta 1977, año en el que se enteró de que se iba del Madrid. Sí, Velázquez se enteró en los pasillos del club que no le iban a renovar. Se lo dijo un compañero, Paul Breitner, aunque éste no sabía la situación de Velázquez. Mientras el alemán iba a cerrar su salida del club, se encontró con el centrocampista y en su despedida, Velázquez, ingenuo, le dijo: “Espero verte pronto”, a lo que Breitner le soltó: “¡Claro, en dos meses, en tu partido homenaje”. Y así fue: en agosto de 1977, el Madrid y el Eintracht Braunchsweig, donde militaba el bueno de Paul, disputaron el partido homenaje de Velázquez.