Fiebre en Nervión
El Arsenal de Mikel Arteta y Odegaard pone a prueba esta noche el efecto Diego Alonso en el Sevilla. La hinchada local prepara sus gradas para intentar vivir otra gran noche europea.
Relato con base autobiográfica del escritor británico Nick Hornby, Fiebre en las gradas (Fever pitch) atrapa obsesivamente la atención del aficionado al fútbol al contar cómo un niño del Arsenal que lloraba con las decepciones de su equipo se convirtió en adulto mientras vivía la más sincera explosión de felicidad, gracias a una victoria en el último minuto que le daba al equipo londinense la Premier de 1989, casi 20 años después de su último titulo liguero. Sin llegar a aquella larga sequía, estos gunners de los últimos lustros echan también de menos las alegrías habituales. Mikel Arteta, Odegaard, Saka y compañía murieron la pasada campaña en la orilla del título, que les acabó arrebatando el Manchester City, pero al menos consiguieron un 2º puesto que les permite jugar la Champions siete años después de su última aparición en la máxima competición continental. Esta noche, el Arsenal le toma la temperatura a uno de los lugares más calientes (y felices, este siglo) de toda Europa: Nervión (sigue el partido en directo en As.com).
Las gradas del Sánchez-Pizjuán vestirán mangas rojas y cuerpo blanco, o al contrario, como camaleónica artimaña que logre confundir al enemigo, en una batalla crucial para conocer si este nuevo Sevilla de Diego Alonso es capaz de alargar su euforia y poner rumbo a octavos. El bronco y polémico empate del sábado contra el Real Madrid recuperó la casta y el orgullo de grandes noches ligueras que en Europa, gracias a Mendilibar, sí se habían prodigado durante el final de la pasada temporada. Un idilio continental del que es testigo precisamente otro equipo inglés, el Manchester United, acobardado por el tremendo ambiente que precedió a la goleada (3-0) en la vuelta de cuartos de la competición que le cambió y le ha seguido cambiando la vida al Sevilla.
La llegada de un nuevo entrenador ha traído nuevos bríos a la hinchada y recuperado a futbolistas que andaban directamente metidos en un cajón, como Soumaré, y a leyendas condenadas a alguna suplencia, como Sergio Ramos. Los dos parecen fijos para contener también al Arsenal. Una mejoría de ánimo y de fútbol que debe confirmarse ante otro rival de aúpa, aunque haya vivido demasiados años en un segundo plano entre los gigantes de Inglaterra. Al menos, desde que se marchó Arsene Wenger. Unai Emery, Fredrik Ljungberg en interinidad y desde diciembre de 2019, va para cuatro años, Mikel Arteta Amatriain son de momento los elegidos en la búsqueda de otro Santo Grial para el banquillo como el que bebió durante más de dos décadas (de 1996 a 2018) a las órdenes del mítico técnico de Estrasburgo.
Con Arteta no hubo participación europea hace dos campañas, por primera vez en 26 años. Con Arteta se volvió a la Champions y con Arteta se sobrevive de momento en un grupo a priori potable, de tres rivales presumiblemente inferiores, que se ha puesto algo más durito para los londinenses tras una inesperada derrota (2-1) en Lens. Si vuelve a perder hoy en Nervión, el Arsenal comenzará a poner en japonés su pase a los octavos y muchos de sus aficionados revisitarán la novela de Hornby, que desde estas líneas (por cierto) se anima a leer inmediatamente.
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