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Xisela Aranda: “Estoy cansada de escuchar que el fútbol femenino es un marrón”

La consejera del Celta se abre en AS para compartir su idilio con el fútbol desde niña y explicar al detalle el proyecto de As Celtas.

Xisela Aranda posa para AS antes de la entrevista que concedió en A Sede.
LALO R. VILLARDiarioAS

Siete veces campeona de España de squash, Xisela Aranda (Vigo, 1986) se pasó al fútbol una vez entrada en la treintena y durante cuatro años portó el brazalete de capitana del Tenerife. Desde el pasado diciembre forma parte del consejo de administración del Celta y ha visto cumplido uno de sus sueños con la creación de As Celtas.

¿Cómo y cuándo nace su pasión por el fútbol?

De pequeñita, ya en el patio del colegio el balón era mi amigo. Siempre me ha encantado el deporte, desde los cuatro años que empecé. Por genética siempre he sido una persona muy coordinada, pero la pasión por el fútbol viene por mi padre, que siempre jugaba y yo lo iba a ver. Yo veía un balón y me ponía sola a dar toques, también jugaba en el patio del colegio cuando podía. Era el deporte que me apasionaba, pero no tuve la oportunidad de hacer carrera en aquel momento. Mi abuelo era celtista de siempre y me inculcaron una pasión por el fútbol desde que tengo uso de razón.

En su época no era habitual ver a las niñas jugar al fútbol.

Es verdad. De pequeña eras como la rara, pero a mí me importaba bien poco. Yo quería jugar y me daba igual todo. Los chicos te veían al principio de una manera extraña, pero cuando veían que no te rebajabas y que eras una más, querían que fuese en su equipo. Pero obviamente siempre era la rara, la marimacho... Todos estos adjetivos tan peculiares. Debajo de mi casa había un patio y me pasaba allí horas jugando al fútbol. Ahora es lo normal, pero antes no era muy común.

¿Se planteó jugar en un equipo de niña?

Yo empecé a entrenar a tenis, porque mi hermana mayor iba y después empecé a ir yo. Luego fui campeona gallega alevín y con 12 años estuve unos meses jugando en un equipo de fútbol sala, pero tenía que decidir un camino u otro. Me decanté por el tenis, pero porque mi mentalidad decía cuando yo veía jugar a mi padre: ‘qué pena que yo no pueda’. No cabía en mi cabeza que yo como mujer pudiera jugar al fútbol. Yo tenía muchas ganas de jugar al fútbol y estar en un equipo, pero los límites de mi cabeza, por la sociedad, decían que era chica y no podía. Si fuese hoy, mi deporte hubiese sido el fútbol.

Supongo que habrá vivido más episodios de este tipo que en aquella época se normalizaban.

Había muchas cosas. Nosotros normalizábamos jugar con ropa de hombre en la selección española de squash. Llegaban los chándales de la federación para ir a europeos o mundiales y eran de hombre. Hasta que llegó una marca que sí hizo ropa de chica, estuvimos vistiendo con ropa de hombre durante muchos años. Son cosas que ahora es muy raro, pero entonces te reías y decías ‘esto es lo que hay, ya bastante tienes con que estás jugando’. Hubo 50 años de prohibición del fútbol en Galicia, eso es terrible. A veces no nos damos cuenta de dónde venimos y lo mío pasó hace muy poquito.

A pesar de lo sucedido, aquella niña que ni se planteaba jugar al fútbol acabó cumpliendo su sueño.

Sí, fue curioso porque yo jugué al squash hasta los 31 años. Fueron cuatro años del fútbol que me aportaron muchísimo y me dieron una experiencia a nivel de estructuras, cómo dirigir, cómo coordinar áreas de fútbol femenino. Y eso que la oportunidad me llegó con 32 años.

¿Cómo surge esa oportunidad?

Yo dejé el squash en febrero de 2019. Ya eran muchos años de preparación de alto nivel y decido dejarlo. En aquel momento ya vivía en Tenerife, pero estaba de vacaciones en Vigo y empiezo a hablar de fútbol con mi familia. Mi padre me dice: ‘cómo te gustaba a ti el fútbol de pequeña, me ibas a ver, jugabas tú sola y te daba igual’, un poco todo lo que te conté al principio. De repente, cojo el teléfono, abro Facebook y me sale que el Tenerife realiza unas pruebas para su área de fútbol femenino. Yo se lo leo a mi familia y mi padre me insiste en que vaya. Las pruebas eran el 27 de agosto, justo el día que yo llegaba a Tenerife. La limitación de la cabeza me decía que qué iba a hacer yo allí ahora, pero al final decido ir. Cuando estaba allí en el vestuario, estuve a nada de coger las cosas y marcharme. Empezamos las pruebas, marco el primer gol del partido y los entrenadores no paraban de preguntarme de que equipo venía. Al acabar me dicen que estoy dentro, al día siguiente hice la ficha y fui la capitana del equipo durante los cuatro años que estuve allí, por elección de las jugadoras.

¿Y cuándo le llama Marián Mouriño para ser consejera del Celta?

Fue también muy curioso. Yo no tenía ningún tipo de relación con Marián, no nos conocíamos. Mi abuelo falleció el 14 de diciembre de 2022 y en el club no se le había hecho nada. Entonces yo le escribo a Marián por Instagram, ella me contesta y me pide tomar un café. Nos vemos un día que el Celta va a jugar a Las Palmas, hablamos y nos conocemos más. Resulta que cuando yo le escribí ese mensaje, ellos ya llevaban meses informándose sobre mí. Marián me explica el proyecto, me dice que quiere sobre todo a su lado gente celtista y fue una ilusión tremenda. La vida quiso que el 14 de diciembre de 2023, un año después del fallecimiento de mi abuelo, se realiza la rueda de prensa para presentar a los nuevos consejeros. Es una historia súper bonita. El primer día en el palco sólo me acordaba de él.

Llevan mucho tiempo trabajando en el proyecto de As Celtas. ¿Han cambiado mucho desde el boceto inicial?

Si te soy sincera, lo teníamos muy claro desde el primer momento. La primera conversación con Marián es para qué vamos a hacer este proyecto y ella me lanzó lo que siempre quise escuchar del fútbol femenino. Desde el primer día le dije que contara conmigo, porque es el proyecto que querría para cualquier club, imagínate para el Celta. Es un proyecto con identidad propia, desde el nombre. Estoy cansada de escuchar que los equipos de fútbol femenino sólo dan pérdidas, que parecen una obra social, que se hacen para quedar bien de cara a la sociedad. Y As Celtas no es eso. Es un proyecto en el que la presidenta es la primera involucrada y están trabajando todos los empleados del club al 100%. Desde el principio a ahora no ha cambiado porque teníamos muy claro qué hacer. Es un proyecto de dar oportunidades y de coherencia, ese es el camino a seguir. Estoy cansada de escuchar que el fútbol femenino es un marrón. ¿Cómo que un marrón? Es una ilusión tremenda, es un proyecto brutal. La pregunta que hay que hacerse es qué estás haciendo para que sea sostenible. Hay que cuidar la marca, llegar a un público, a una afición... Hay que trabajar.

¿Comprar una plaza nunca fue una opción?

No, queríamos que fuese un proyecto con una estructura sólida. Claro que queremos llegar arriba, pero con los cimientos perfectamente asentados. No queremos que el proyecto dure dos años, queremos que dentro de cien años haya otras personas que se sientan orgullosas de lo que estamos haciendo.

De momento, conocemos que Vicky Vázquez será la entrenadora, con Mara Jiménez de ayudante.

Estamos muy contentos. Vicky es una chica de la casa, que ya conoce la estructura, conoce el Celta, A Madroa y todos los profesionales del club. Se trata de seguir esa coherencia con lo que se está haciendo en el masculino también. Vicky ha sido seleccionadora gallega sub-15 y lo tiene todo para ser entrenadora de As Celtas. El caso de Mara es lo mismo, dar oportunidades a mujeres que están perfectamente preparadas para liderar la parte técnica. Las dos han sido futbolistas, conocen el fútbol femenino desde dentro y para nosotros eso era muy importante.

¿Podemos hablar ya de jugadoras?

(Risas). Bueno, esta semana empezaremos a firmar. Tenemos ya jugadoras comprometidas, que ya se sienten de As Celtas. Cuando hablas con ellas y les dices que van a tener la ciudad deportiva a su disposición, con gimnasio, vestuarios... Son cosas que en el femenino tienen mucha importancia. También vamos a hacer contenidos en redes sociales con cada una. Queremos hacer cosas diferentes para llegar a esa comunidad. La próxima semana empezaremos a ponerles cara a esas jugadoras que tienen mucha ilusión.

¿Será una plantilla con mucha gente de la tierra?

Nosotros queremos que sea un proyecto de aquí. Sabemos que hay jugadoras de la zona que pueden dar un rendimiento brutal al equipo y ese será nuestro primer paso. También sabemos que si tienen que venir tres o cuatro jugadoras de fuera, vendrán, pero que la base sea de aquí. Ellas van a ser las que mejor sientan ese arraigo, aunque a las que vengan de fuera las vamos a empapar de la cultura celeste.

¿Cuál es el objetivo de esta temporada?

A ver, a corto plazo es que el primer día de pretemporada lo den todo. De verdad, lo digo. Yo siempre he funcionado con dar el cien hoy y al final las cosas llegan. No quiero que ninguna jugadora ni nadie de la estructura esté pensando el primer día en el ascenso. No quiero que haya pajaritos en ninguna cabeza.

Pero usted sabe que en la Prensa vamos a hablar de ascenso.

Claro. Y está muy bien, me parece fantástico. Si tú quieres ser competitivo, quieres ganar. Pero si en tu día a día sólo estás pensando en el ascenso, te quita del foco de hoy. La mejor demostración de que As Celtas quiere ascender es que acaben cada entrenamiento dando su máximo nivel. Ahí lo van a demostrar.

Entiendo que el objetivo final es llegar a Primera.

Claro que tenemos el objetivo de llegar a Liga F, el tema es cómo. No hay ninguna prisa y la manera de que salga bien este proyecto es tener paciencia y tranquilidad. Obviamente, queremos ir dando pasos para estar en el máximo nivel, en Liga F y más allá.

¿Cuándo veremos As Celtas en acción?

Tenemos que determinar todavía el día, pero en julio tienen que empezar la pretemporada y lo más normal es que a principios de septiembre empiece la liga. Eso el primer equipo. Luego hay filial, infantil y cadete, que comenzarán más tarde. El primer partido amistoso creemos que será en agosto. Yo tengo más la cabeza puesto en el primero de liga, que será más histórico, pero ambos serán importantes. También tenemos los campus en acción, que le ayudarán a dar visibilidad. Es la primera vez que As Celtas tiene sus propios campus, con sedes en Santiago, Vigo y Mos. A lo mejor de ahí igual sale alguna jugadora que nos interesa para categorías inferiores. A muchas niñas les hará mucha ilusión vivir esos días como si fueran de As Celtas.

¿Por qué el nombre de As Celtas?

Cuando estábamos pensando nombres, no queríamos que fuese Celta Femenino ni Celta F ni Celta Féminas... Nos horrorizaba. Tampoco queríamos que perdiese el nombre del Celta, pero sí que tuviese su identidad propia y luego también ligarlo a historias para que sea la filosofía que llegue al vestuario. Nos inspiramos en la mujer gallega, esa mujer fuerte que no se rinde. As Celtas son esas mujeres que cuando el marido se iba, ellas mariscaban, recogían la patata y nunca ponían una excusa. Queremos que las jugadoras se inspiren esa fuerza y que toda la afición se acuerde de alguien. También que los hombres se sientan integrados y piensen en su abuela, en su madre, en su hermana o en su mujer.

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