“Virginia Torrecilla es un ejemplo de vida”
La exjugadora del Atlético participó en la mesa redonda ‘Caminando hacia la esperanza: mujer deporte y cáncer’ y contó su experiencia: “El deporte me ayudó muchísimo. La gente no me para por el fútbol, sino para decirme que soy una luchadora”.
La palabra cáncer asusta. “Da miedo. Tu mundo se para. No escuchas nada, sólo quieres oír que hay un tratamiento que te va a curar”, lo definía Marcelo Ruz, secretario de la Asociación de Pacientes con Cáncer de Mama y Ovario Hereditario. El deporte sirve de terapia durante la enfermedad y de puente para volver a la rutina cuando la superas. “No es sólo encontrarse mejor, sino obtener mejores resultados en los tratamientos”, confirmó César Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, en base a unos estudios. El deporte y la alimentación no curan el cáncer, pero ayudan. A todos los niveles. “El deporte es un hilo de esperanza en momentos oscuros de la vida. Tuve un preparador físico que, cuando estabas con la lengua fuera, me decía: ‘Aprieta, que este es el trabajo que vale’. No sólo aporta físicamente, también mentalmente”, incidió Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga F.
Ese fue el pilar sobre el que se construyó la mesa redonda ‘Caminando hacia la esperanza: mujer deporte y cáncer’, en la que este miércoles participó la exjugadora del Atlético Virginia Torrecilla, quien le ganó su particular partido a un tumor cerebral. “Hay 13.000 nuevos casos al año de cáncer ginecológico en España, pero la mortalidad ha disminuido bastante gracias al diagnóstico precoz y a los avances en la ciencia. La misión de GSK es transformar el cáncer en esperanza”, anunció Cristina Henriquez de Luna, presidenta y consejera delegada de la compañía en España. Por eso, Marcelo Ruz, insistió en “la normalización de la palabra cáncer” y “la personalización del tratamiento”. Incluso con la psicooncología.
El deporte era la rutina de Virginia Torrecilla y su vida pivotaba entre el Atlético y la Selección, hasta que una noticia sacudió sus cimientos. En primavera de 2020 la comunicaron que sufría un tumor cerebral. “Virginia es un ejemplo de vida”, aseguró Javier Núñez, médico responsable del club rojiblanco. Nunca estuvo sola. “Sus compañeras venían a verla a Pamplona. Ese contexto del equipo ayudó mucho”, desveló Núñez. La competición salió de su vida, pero no el deporte. “Me ayudó mucho. Muchísimo. Cuando entré al quirófano me dijo la oncóloga que tenía un cuerpo muy bueno para afrontar la quimio y después de las sesiones hacía algo de deporte al llegar a casa. El deporte es vida. Me ha hecho estar aquí”, narró emocionada Virginia.
En el imaginario colectivo continúa Virginia levantando la Supercopa de España con el Atleti. Delgada. Sin pelo. Sonriente. Fuerte. Empoderada. Ella libraba su particular batalla, aunque seguía presente en las del equipo. “Se ganó para que yo levantara la Supercopa calva”, bromeó Virginia, que recibió la devastadora noticia en plena época de COVID. De ahí que la familia rojiblanca también fuera “fundamental”. El miedo estaba ahí. La incertidumbre acechaba. “Iba acojonada a la quimio, sobre todo por mi familia. No miraba por mí. Mi entorno sufría. Y estaba harta de que me dijeran que todo iba a salir bien. Llegaba a casa y lloraba. Necesitas rodearte de gente con actitud positiva. He aprendido mucho de todas las desgracias que me ha dado la vida”, esgrimió Virginia, quien llegó a perder hasta 17 kilos.
Ni los dolores de estómago ni la debilidad pudieron con ella. “No tenía fuerza para nada, pero el Atleti me dio pesas, una bici... Mi oncóloga me decía: ‘Un día puedes estar en la cama, pero dos no”, recordó la centrocampista, que actualmente milita en el Baleares. Virginia dio visibilidad al cáncer y no regatea el tema. Lo trata con naturalidad y ayuda a quienes la preguntan. A todas esas personas perdidas que empiezan a transitar por la enfermedad. “Hablar de cáncer es muy natural y la gente no me para por el fútbol, sino para decirme que soy una luchadora. Yo siempre quise ser un ejemplo a nivel deportivo y lo soy a nivel personal. La gente me pide consejo. Eso es muy bonito”, afirmó la deportista, que nunca pensó que tendría que lidiar con el cáncer. Palabra que no escuchó hasta pasados tres meses, cuando dejaron de usar ‘tumor’. Ahí dio un paso al frente y lo hizo público.
Su historia de supervivencia y superación es un ejemplo de esperanza. Un referente más allá de los terrenos de juego, porque “la vida es aún más importante que el deporte”, reconoció Virginia. Un espejo donde muchos pacientes oncológicos se miran para seguir peleando “partido a partido” por la victoria más importante.
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