Torrodà: “Tenía un poco de miedo de cómo volvería, si tendría la cabeza bien...”
La futbolista del Levante, que paró para cuidar su salud mental el pasado febrero, habla con AS tras su regreso a la competición.
Está contenta, pero no pierde de vista a lo más importante: “La cabeza”. Anna Torrodà (Barcelona, 2000) dejó el fútbol por un tiempo indeterminado el pasado febrero para cuidar su salud mental y ahora ha vuelto al césped en un arranque de la Liga F en la que acumula 355 minutos en cuatro partidos con el Levante. Lo ha hecho con paso firme y corto. “Poco a poco”, dice, mientras elabora un discurso tan sosegado como importante. No todo el mundo tiene la valentía suficiente para parar. Ni la generosidad de contarlo para ayudar a otras personas. Ella, como Laurina en su día, lo ha hecho y atiende a AS para hablar, por primera vez, de cómo ha sido un “proceso” en el que continúa...
—Empezando por lo último, costó pero al fin llegó la primera victoria, ¿se nota en la semana de trabajo?
—Se nota mucho en el ambiente cuando ganas un partido, llevábamos tres semanas con buenas sensaciones en al menos dos de los tres partidos jugados, y sí que nos sentíamos un poco frustradas de no haber podido sumar. Al final ganamos al Eibar, encima si es el primero se nota en las caras de la gente que tienen ganas de volver a ganar.
—Y ahora toca el Sevilla, ellas también han vivido un cambio de ciclo, ¿cómo las ve?
—Vi su partido contra el Tenerife, que perdieron, el del Valencia no pude, pero ahora vienen de ganar y las veo bien, llegan bien también
—¿Qué tal con Roger Lamesa?
—Es un entrenador bastante cercano, se puede dialogar con él, pero también muy intenso. Nos viene bien, José (en referencia a Sánchez Vera) también era muy intenso. Eso nos beneficia porque cuando tienes un momento de desconexión te vuelves a meter rápido tanto en el entrenamiento como en el partido. Nosotras nos estamos adaptando, con las piezas nuevas, pero con el cuerpo técnico también, que son clave en un equipo.
—El proyecto ha estado en el foco casi desde el mercado de invierno pasado, salidas de Mayra Ramírez, Alba Redondo, Silvia Lloris, Méndez, Antonia... y la última Gabi Nunes, ¿cómo lo llevan las que se han quedado?
—Todo el mundo es consciente de la situación que está pasando el club y nos esperábamos un poco que habría salidas, igual no pensábamos que tantas, pero sabíamos que podía pasar. También ha llegado gente nueva, que tiene muchas ganas de estar en el Levante y de seguir sumando, igual que lo hacemos las que nos quedamos del año anterior.
—También el Levante tiene ese papel de descubridor de talentos que luego explotan como granotas, ¿a quién destacaría de las jóvenes?
—Somos muchas jovencitas. Eso sí, ves a Érika, Tarazona o Estela y piensas que llevan 50 años en Primera, pero es que las tías tiene 20 años. Es heavy porque somos un equipo muy joven y tenemos jugadoras del B en dinámica también que suben a completar plantilla... Si tuviera que destacar a alguien, también diría a Daniela Arques, que tiene solo 18 años, que viene de ganar la Eurocopa Sub-19. Son jugadoras con mucho carácter para la edad que tiene, también añadiría a María Gabaldón o Ainhoa Bascuñán.
—¿Qué objetivo se marca el equipo en este nuevo ciclo?
—A mí el tema de los objetivos... Está bien hablarlo, pero tampoco me gusta mucho porque obviamente cada año lo intentas hacer lo mejor que puedes. Que te marques quedar entre las cinco primeras y luego no lo hagas no quiere decir que no lo hayas hecho lo mejor que hayas podido. Supongo que el objetivo es intentar mejorarnos cada día, no solo en competición sino también en entrenamientos.
—A nivel de visibilidad, no obstante, el club no cambia la apuesta y abren el Ciutat de València para recibir al Barcelona...
—Al final jugar contra el Barcelona es un escaparate muy bueno para toda la Liga F, todo el mundo quiere ver al Barça y lo veo normal. Es un buen momento para darnos visibilidad, para abrir las puertas del estadio: aprovechar que viene el campeón de Europa y que tiene a las mejores jugadoras del mundo.
—Ya yendo a lo personal, la vuelto a la competición y está jugando casi todo (355 minutos en cuatro partidos), ¿cómo está?
—Bien, no competía desde febrero y tenía un poco de miedo e inseguridad por saber cómo iba a volver, si iba a tener la cabeza bien, que para mí es lo más importante. La pretemporada ayudó mucho a situarme un poco, ya empezando poco a poco y estoy contenta. El jugar ayuda, pero priorizo estar bien más que otras cosas. La temporada es muy larga y ya veremos también.
—¿Cuándo sintió que podía volver?
—He estado preparándome mucho a nivel psicológico. Venía preparada para plantear un poco lo que me podría encontrar o lo que me podría pasar. Es un proceso y creo que lo estoy llevando bien.
—¿Cómo vivió esos meses de parón?
—Sentí que tenía que parar y lo que hice fue estar en casa, con mi familia. Lo más importante fue estar bien rodeada, con gente que me apoyaba, que estaba conmigo, y sentir que estaba acompañada en el proceso. Me ayudó mucho sentir que tomase la decisión que tomase iba a estar respaldada. Al principio descansé bastante. A mí me encanta hacer deporte, sabía que no iba a parar de hacerlo, pero pude desconectar del tema de competición, de exigirme a mí misma, de la presión... Me centré en eso.
—¿Se sintió arropada también por la afición?
—Sí, sobre todo porque creo que es un tema, no tabú, que ya se habla, pero del que se conocen pocos casos que paren. En fútbol lo hemos hecho Laurina, Víctor Camarasa o yo. Pocos dan el paso de decir “no puedo más”. Recibí bastante cariño, me escribió mucha gente.
—¿Hubo algo que le hiciera clic para saber que debía parar?
—Ya venía del Valencia bastante tiempo desganada con el fútbol... No sé cómo llamarlo, baja de ánimos, siempre estaba como triste. En el Levante y con el nuevo proyecto me ilusioné mucho, pero me volví a sentir un poco igual. El paso lo di tras hablar con mi familia y mi representante. Ahí me di cuenta de que era lo correcto parar.
—¿Cómo fueron esos primeros minutos de Liga F al volver?
—Parar me hizo afrontarlo con más ganas, como cuando te vas en verano de vacaciones, que dos semanitas está bien pero a la tercera y cuarta echas de menos la rutina. Yo necesitaba sentir que tenía ganas de volver, de empezar otra vez. El primer partido lo sentí bastante así: estoy aquí otra vez, vuelta a empezar y ya soy una más.
—Ya para la recta final, echando la vista atrás, ¿qué recuerda de sus niñez en el Espanyol y el Barcelona?
—Estuve de los nueve a los 13 en el Espanyol y después en el Barcelona de los 13 a los 18 o 19. La verdad que me acuerdo mucho de que entrenábamos muy tarde y las matadas que se metía mi padre para irme a buscar, el pobre... Ahora lo pienso y ni te planteabas en esos momentos si estabas cansada o si te tenías que levantar pronto para ir al colegio, el único objetivo del día era ir a entrenar. Recuperar a esa niña que llevas dentro es necesario y es complicado porque una se va haciendo mayor. Pero jugar y entrenar sin pensar lo echo de menos porque creo que le damos muchas vueltas a todo.
—Como blaugrana formaron una gran generación: Ona Batlle, Laia Aleixandri...
—Y con la mayoría de ellas ya estaba desde la Sub-12 catalana. Laia Aleixandri, Llompart, Laia Codina, Ona Batlle, Paula Fernández... Con todas ellas he pasado la mayoría de mi infancia, tanto con el Barça como en la catalana. Considero que nuestra generación, la de 1999, 2000 y 2001, es muy buena. Ves a la Selección absoluta y está repleta de las que íbamos en las inferiores: Olga Carmona, Teresa Abelleira, Athenea, Rosita Márquez, Nerea Eizagirre... Verlas ahí, con la mayoría en Primera, mola mucho ver cómo han crecido todas.
—Con Paula Fernández comparte de nuevo centro del campo en el Levante, ¿cómo es su conexión?
—Es una chica muy humilde, se le nota mucho que es de pueblo, muy catalana además. Nos conocemos desde que teníamos unos 14 años y creo que el haber jugado juntas en el Barça, aprender esa filosofía, nos hace tener un juego similar, conectar bien, tener el balón... No estamos tan cómodas defendiendo (se ríe). Además, como persona Paula es un 10, un amor. Es muy top.
—¿Cómo diría que ha progresado en su posición?
—Es verdad que mi posición requiere un juego agresivo y yo no lo soy mucho, pero intento mejorar sobre todo en el aspecto defensivo, estar bien colocada e intentar jugar el balón de forma fácil.
—¿Se ha fijado o se fija en alguien?
—Siempre me he fijado mucho en Patri Guijarro. En la posición de pivote es mi favorita, ha sido mi referente. Ahora también me gusta mucho Keira Walsh, es verdad que antes de venir a Liga F no la conocía tanto.
—Precisamente, sobre la Liga F, en general, el nuevo convenio no llega, ha habido una pequeña fuga de talento.. ¿cómo ve la situación?
—La situación interna obviamente no la conozco. Obviamente hay que ponerse un poco las pilas, sobre todo viendo todo lo que está moviendo y lo que se lo están currando en Inglaterra. En el tema de césped natural, por ejemplo, pienso que sí debería estar ya. Que cada club se haga responsable de sus jugadoras, que la Liga F intente ayudar lo máximo posible, también las hay del CSD y que entre todos hagamos que esta Liga crezca. Las personas que tienen mano ahí, no las jugadoras, que lo hagan de verdad, que no se hable tanto y se haga más, básicamente.
—¿Y el VAR, lo ve necesario cuanto antes? Les afectó contra el Athletic...
—Pues, mira, al final viendo los campos de fútbol a veces piensas dónde se va a meter el VAR... Pero sí considero que en jugadas polémicas, como la que tuvimos en esa primera jornada, no costaría nada que la cuarta árbitra, por ejemplo, que tenga la televisión puesta y se pueda decidir viendo las imágenes. Por proponer algo que no sea un VAR en sí.
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