Rosa Márquez: “Sería bueno que el Madrid se acercara más al Barça”
La centrocampista del Betis analiza al equipo blanco en AS antes de su enfrenamiento en esta jornada 2 de Liga F. “Trabajo con mi psiquiatra desde hace cuatro años y medio”, confiesa.
“Voy con todo”. Las palabras con las que Rosa Márquez (Mairena del Aljarafe, Sevilla, 2000) inicia su charla con AS con motivo del partido entre su Betis y el Real Madrid en esta jornada 2 de la Liga F dicen mucho de cómo es en el campo y fuera de él: puro desparpajo. En su novena temporada en el primer equipo verdiblanco lo sigue demostrando, pero quiere dar un paso más en cuanto a determinación, meter más goles y dar más asistencias. “No me importaría estrenarme contra el Madrid”, dice de un rival del que destaca, cómo no, a Weir: “La ves y dices, “¿ha pasado la lesión del cruzado?”. Amiga de Oihane Hernández y Rocío Gálvez, la número 10 del equipo verdiblanco pasa revista: el paso al lado de María Pry, el salto competitivo del equipo blanco, la fuga de talento en la Liga F, el nuevo convenio...
—Una mira su historial y desde la 2016-17 en el primer equipo del Betis, luego comprueba que tiene 23 años todavía, ¿usted también siente que lleva toda la vida en la élite?
—Sí, muchas veces hasta tengo la sensación de estar un poco estancada o no seguir esa evolución tan grande que se tiene en los primeros años. Ahí me tengo que parar y decir: tengo 23 años, calma. Yo misma me la tengo que dar porque hay veces que quiero seguir saltándome pasos y hay etapas más rápidas y otras menos. Por lógica se tiene que estabilizar, pero sí, me lo tengo que recordar, que me queda un mundo por delante.
—¿Qué queda de aquella niña que debutó con el Betis?
—Cuando miro mis fotos de pequeña siento que me lo he pasado muy bien. Ahora lo vivo de otra manera. Veo que tengo compañeras como Willy (Romero), que ha sido madre; Priscila, que está en el proceso; Rocío, que la ves en el Madrid; Irene Guerrero, que ganó también el Mundial... De pequeña me lo pasaba muy bien y con la profesionalización es todo mucho más duro. Sí que considero que tuve la suerte de vivir esos primeros años en los que esto estaba entre el hobby y el trabajo. No quiero perder esa parte de Rosita, que me hacía disfrutar. Siento que teniendo un poco de Rosita y otro poco de Rosa estaré bien.
—Hablando de Willy, han tenido a Merel Van Dongen (su pareja y futbolista de Rayadas) entrenando con ustedes por esa maternidad, ¿cómo ha sido tenerla?
—Cuando llegó el primer día me dijeron “tenemos un fichaje, ¿no te suena?”. Y la vi corriendo y yo gritando “Merel”. Me traslada a etapas muy buenas del Betis futbolísticamente hablando. Ahora estamos en una más complicada a nivel clasificación. Ella me lo dice, que me tuvo al lado con 17 y ahora tengo carnet del coche, y yo le contesto que ella es madre. Ha sido una alegría tenerla, se lo curra mucho, parecía que estaba en el equipo de su vida en ese momento. Un lujo.
—Volviendo a su carrera, debutó con María Pry, ¿cómo ha marcado su carrera?
—Llevo ya más años con el Betis que sin él, son 13 años ya, es fuerte. Entonces la he tenido en muchas etapas diferentes, antes la veía siendo yo una niña, con mucho respeto, que la sigo respetando, por supuesto, pero ya tienes otra capacidad para poder hablar con ella. Pero sí, soy quien soy gracias a María Pry y también a Eva Llamas, su segunda, siempre lo recalco. Eran un tándem que me complementaba muy bien y esa oportunidad hay que ser valiente para dársela a una niña de 15 años.
—La temporada pasada ella misma da un paso al lado, se queda de directora deportiva y pone a Joseba Aguirre al frente del banquillo, ¿cómo lo vivieron en el vestuario?
—Fue una situación complicada para todas. El día a día y el trabajo eran muy buenos. Ha habido momentos anteriores, con otros entrenadores, en que la tensión era evidente: o había un cambio o ardía Troya. Esa sensación con María Pry no estaba ni de lejos, sino que era una pena que no llegaran los resultados. No creo que fuera una decisión fácil para ella, pero saber dar un paso al lado dice mucho de su profesionalidad, criterio y objetividad. Fue el cambio que necesitábamos al final.
—Es que en ese doble cargo (banquillo y dirección deportiva) que se ha llevado mucho en la categoría femenina antes como Jorge Vilda, en la Selección española; Jesús Oliva, en el Valencia; o Ferran Cabello, en el Levante Badalona, se habían visto pocos pasos al lado...
—Claro, como que se tienen que echar a ellos mismos. En la Selección u otros equipos se ha visto, pero en el Betis siempre tuvimos la tranquilidad de que ella no se iba a aferrar a su cargo. Igualmente digo de las futbolistas, lo que va por delante es el club y el equipo. Si el día de mañana me dicen que se ha acabado la etapa buscaré lo mejor para el club, duela más o menos. Y no tenía ninguna duda de que ella haría lo mejor para el Betis.
—Y con ese llamado efecto Joseba, el Betis se salva, ¿qué os sigue aportando como entrenador?
—Lo primero que nos aporta es savia nueva, que hace que se retomen las ganas de engancharte. Futbolísticamente creo que no son muy dispares, pero cada entrenador toma sus decisiones a nivel táctico y de grupo. También creo que los dos son muy buenos gestores de grupo y eso tienes que tenerlo siempre, no solo saber de fútbol. Nos convenció de que nos lo creyéramos y fuimos para adelante después de que salieran dos o tres buenos resultados.
—Ahora han empezado con derrota ante el Eibar, ¿qué faltó o qué conclusiones sacan?
—Veníamos de una pretemporada buena, contra Granada y Sevilla estuvimos bien, dimos la cara. Contra el Eibar sabíamos lo que nos íbamos a encontrar, el cuerpo técnico nos lo dijo, nosotras nos lo encontramos y aún así no supimos reaccionar. ¿Somos tontas? No, pero nos pasó lo que nos podía pasar si no hacíamos lo hablado. Está bien después de la pretemporada buena llevarse un palillo, no todo puede ser bonito y maravilloso, ahora empieza la competición de verdad y es una manera de tener los pies en el suelo y saber dónde estamos.
—Y ahora el Real Madrid... ¿cómo las ve?
—Para lo bueno y para lo malo tiene futbolistas muy conocidas, quiero decir, Eva Navarro no cambia su manera de jugar por estar en el Atlético o en el Real Madrid. Son verticales, quieren anotar los máximos goles posibles, Alba Redondo tiene un olfato goleador increíble, María Méndez atrás es buenísima... Sabemos que tenemos que tener muy buen día, no vale con estar bien. Saber que ellas van a hacer daño y saber sufrir.
—Weir, dos goles y una asistencia...
—Sí, y jugadoras como Carol Férez, Carmen Álvarez o yo que hemos pasado por la lesión de cruzado decimos: “¿Weir la ha pasado?” Es verdad que se pueden perder muchas cosas: físico, tienes miedos, pero la calidad no. Weir lo ha demostrado. A lo mejor tres partidos de 90 minutos en diez días no los juega de momento, no lo sabemos, pero lo que tiene está ahí.
—Y mencionaba a algunos de los fichajes, ¿cree que le pueden aportar ese salto que ya va reclamando su afición al Madrid?
—Es un proyecto con el que hay que tener paciencia, como en todos. Son jugadoras buenísimas pero el fútbol es 11 contra 11 y hay que conocerse. Sí que cada vez se acercan más al Barcelona, que es el equipo del mundo en el que fijarse. Que se acercaran más sería bueno para la Liga F, que hubiera más competitividad y que ellas mismas crearan ese otro equipo que provocara una mayor rivalidad. Después obviamente no solo ellas, también tendríamos que acercarnos el resto. Creo que el Madrid va por buen camino, si yo estuviera ahí dentro pediría tiempo.
—¿Y qué objetivos se plantea el Betis?
—Me gustaría plantearme otra cosa, pero después de los últimos años y siendo realistas: estar tranquilas. Que no lleguemos a final de temporada siendo el estudiante del día antes, llevamos cuatro años así, siendo el que aprueba, el que no va a septiembre, pero en el último día... No gusta esa tensión, queremos llegar a una etapa en la que podamos disfrutar del partido, de competir y poder sacar nuestro fútbol, que la propia tensión de la competición nos lo ha impedido muchas veces.
—Ha tenido dos años de lesiones, la temporada pasada ya pudo alcanzar la regularidad, ¿qué quiere esta?
—La regularidad la buscaba sí o sí el curso anterior después de 18 meses de lesiones. Ya tengo ese check, conseguido, y ahora quiero demostrar que soy una jugadora más madura, completa y demostrarlo mucho más en el día a día. Me gustaría dar ese paso en lo determinante a nivel de números: asistencias, goles... Son un apartado que, para los minutos que juego, no es el que me gustaría.
—¿Le gustaría empezar a hacerlo en este partido ya?
—Por supuesto, no me importaría estrenarme contra el Real Madrid.
—Mencionaba esos 18 meses de lesiones, ¿cómo lo gestionó?
—Con la lesión del cruzado eran unas ganas de volver, volver, volver... Pero volver significa que te puede volver pasar cualquier cosa. Ojalá que cuando te rompieras el cruzado te pusieran la X y ya no te lo rompieras más, pero vuelves a estar en las quinielas, como el resto. Aquello me enseñó a centrarme en el día a día. Otros días estaba cansada, tenía un brazo escayolado y estaba hasta la gorra de trabajar, pues a lo mejor jugaba, desconectaba y no hacía trabajo de fuerza, me tocaba escucharme más para hacer las cosas que me vinieran mejor. Mi madre lo ha pasado todo conmigo. Ella, mi padre y mi hermano han estado y estarán siempre, me han duchado, me han llevado al médico, me han lavado el pelo. Son cuatro o cinco meses que dependes de otras personas y no tengo queja de ellos.
—Hablaba de escucharse más, ¿en este proceso tuvo ayuda psicológica?
—Sí, yo soy una persona muy nerviosa, activa, y he tenido la suerte de estar en casa. No sé si hubiera estado fuera... Yo tengo a mi psiquiatra y psicoanalista desde hace cuatro años y medio, trabajo semanalmente con él y destaco mucho que para mí no es un psicólogo deportivo, yo necesitaba un psicólogo. Que me conociera como Rosa, no como Rosita la que juega en el Betis, la que con 15 años llegó a Primera, sino conocerme y entenderme a mí misma. Somos personas. Los psicólogos deportivos como grupo son necesarios, y gente tendrá que trabajar diferentes cosas, pero los psicólogos en general, fuera, son una herramienta muy importante para la vida.
—Tiene contrato hasta 2025, ¿piensa más allá?
—Viéndome con otra camiseta diferente a la del Betis me sentiría rara. Soy bética desde pequeña, pero sí que es verdad que he aprendido últimamente que puedes hacer un plan y que viene la vida y lo tira. No es por no mojarme, sino porque verdaderamente lo pienso así. No sé que pasará esta temporada. El Betis es mi casa y será una opción, eso siempre.
—Jugadoras jóvenes se están yendo fuera, Paula Tomás, Bernabé, Tejada, Bartel... ¿Usted se ve yendo a otro sitio?
—Hace unos años habría dicho que no estaba preparada. Ahora trabajando en mí me siento mejor personalmente como para poder irme fuera. En algún momento quizá sí me gustaría vivirlo. Es verdad que hemos vuelto otra vez a esa fuga de talento, parece que va por moda, es algo cíclico. Pero también lo veo normal, otras jugadoras han probado profesionalidades en Selección y en otros lugares y la voz se corre. Laia Aleixandri, Codina, Mariona, Irene Guerrero... Todo el mundo quiere llegar a lo máximo posible, lo ideal sería tenerlo aquí también y que eligiéramos por puro gusto, no por condiciones.
—Y hablando de condiciones, para acabar, ¿qué piensa de que de arranque la Liga F otra vez sin firmar el nuevo convenio colectivo?
—Cuando era más joven, con el primero, era más pasota y recuerdo tener a Priscila y a Willy diciéndome que eso era para mí, porque ellas se iban a ir y éramos nosotras a las que iba a afectar. El nuevo convenio tiene que entrar en vigor lo antes posible para tener las condiciones mínimas mejoradas y que podamos ejercer de la mejor manera posible. Y también, por supuesto, colaborar en hacer un producto más vistoso, que más gente se entretenga y más lo vea. Obviamente hay partidos también en masculino que no puedes verlos, pero las condiciones hay que darlas: campos, césped, viajes, horarios, instalaciones, derechos... Hay que poner interés. A lo mejor al año siguiente dices hay que cambiarlo, pero hay que hacerlo e ir mejorándolo.
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