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PRIMERA RFEF FUTFEM

Mariela Coronel, la guardaespaldas del Rayo

La centrocampista argentina, que en junio cumplirá 42 años, atiende a AS para hablar de su carrera, el despido improcedente que vivió en el Alhama y su llegada al Rayo.

Mariela Coronel, la guardaespaldas del Rayo

“Para mí el fútbol es un rondo grande donde hay movilidad. Me gusta tanto que vivo viendo la Champions, la Copa del Rey, cómo juegan los equipos, los nombres de los entrenadores...” comienza explicando Mariela Coronel (Argentina, 20 de junio de 1981). Acaba de terminar de entrenar con la misma ilusión del primer día, aquella con la que debutó hace ya veintitrés años en Independiente. Después, pasó por San Lorenzo antes de llegar a España en 2007 para jugar en el CD Transportes Alcaine (el actual Zaragoza CFF), con el que disputó dos finales de la Copa de la Reina, aunque ambas con derrota. Un título que se le dejó de resistir en el Atlético de Madrid, cuando en 2016 venció al Barcelona por 3-2. Después: Madrid CFF, Granada, Villarreal, Alhama y ahora el Rayo, aunque su mejor recuerdo lo tiene de la ciudad nazarí. “Ha sido el equipo con el que más me he sentido identificada porque la gente de Granada es muy especial y yo disfrutaba mucho de jugando allí”, afirma.

“Era jugar de memoria, no teníamos ni que hablarnos porque solamente con mirarnos nos entendíamos”, confiesa mientras recuerda la espinita que se le quedó clavada de no haber podido repetir el ascenso que ya consiguió con el Madrid CFF. “Era el mejor Granada que he conocido, llevábamos siete victorias seguidas y el siguiente fin de semana nos tocaba el líder, el Santa Teresa, pero llegó el COVID y nos jodió”, relata resignada. Los equipos pidieron jugar un playoff, pero finalmente, se decidió que fuera el cuadro extremeño el que subiera directamente a Primera División. “Fue muy bonito, pero a la vez muy triste porque sabíamos que teníamos equipo para ascender, lo merecíamos”. El fútbol, como la vida, da segundas oportunidades y la centrocampista argentina decidió hacer maletas para marcharse al Villarreal, un fútbol diferente al suyo, con mucha más intensidad y donde coincidió con Sara Monforte. “Sin querer me tocó la lotería”, confiesa sobre la entrenadora groguet.

Mariela Coronel con la bandera de Argentina en la celebración del ascenso.
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Mariela Coronel con la bandera de Argentina en la celebración del ascenso.@VillarrealFemenino

El proyecto del submarino amarillo era para pelear por el ascenso el año siguiente, pero la labor de la entrenadora para conseguir subir ese mismo año fue clave. “Se estudiaba todo, cómo íbamos a atacar, cómo teníamos que defender, debe soñar con las tácticas y todo”, responde entre risas. “Tuvo muchísimo mérito porque éramos catorce jugadoras nuevas, pero Sara te transmitía muchísimo y eso hizo que el equipo en dos-tres meses entendiera lo que ella quería y fuimos imparables”, añade. Aunque para ello, le tocó sufrir bastante en los entrenamientos. “Creo que en ningún club he terminado tan cansada como allí. Era me voy, me cuelgo las piernas, me pongo en remojo…porque estaba tiesa, pero era el típico cansancio con gusto”. Una vez terminada su etapa en el Villarreal decidió probar suerte en el Alhama, donde el equipo murciano consiguió el primer ascenso a Primera de su historia, el tercero en la carrera de Mariela Coronel, siendo además pieza clave.

La temporada en la élite no fue cómo ella se espera, y no sólo por los apenas 70 minutos repartidos en seis partidos que disputó, sino por un despido improcedente que comenzó el 18 de diciembre. “Me mandaron una carta en la que me daban la opción de cederme o buscarme equipo porque no contaban conmigo”, afirma. Ella no tenía intención de salir del club porque quería terminar de disfrutar y aportar su granito de arena ese año en Primera División, pero el 26 de diciembre le llegó otra carta. “Me ponía que prorrogaban mis vacaciones, me puse en contacto con mi sindicato y me dijeron que el club no podía hacer eso porque no estaba consensuado con ambas partes así que al día siguiente me presenté a entrenar”. Fue al vestuario y empezó a saludar a sus compañeras hasta que entró el míster, Randri García. “Me dijo que desde ese momento dejaba de poder estar en el vestuario, que recogiera mis cosas y que iba a entrenar con el readaptador”. No le quedó más remedio que ejercitarse aparte con Sara Rubio, que también estaba arreglando para irse.

Me dijo que desde ese momento dejaba de poder estar en el vestuario, que recogiera mis cosas y que iba a entrenar con el readaptador”

Mariela Caronel sobre su despido improcedente del Alhama

Al día siguiente volvió a la instalación para firmar el despido como no conforme y su sindicato demandó al club. “No me pagaron lo correspondiente a lo que quedaba de temporada y también incumplieron la parte que correspondía al pago de vivienda y al billete de avión para Argentina. Ahora estoy en un proceso judicial y el juicio se va a hacer el 19 de junio del año que viene”, concluye. A pesar del mal trago, decidió volverse a Madrid, de donde es su pareja. “Mi primera decisión era venir al Rayo. El 6 de enero me acerqué a ver el entrenamiento y vi lo que transmitía: jugadoras con predisposición y ganas”. El 13 de enero se incorporó al equipo y en poco más de una semana debutó como visitante ante el Barcelona B, con derrota por 3-1 y en casa frente al Espanyol con también derrota por 0-2. “Seguía en proceso de adaptación, me costó dos semanas ver lo que eran mis compañeras, las condiciones que tenían, y ya en el tercer partido fue saber cómo me sentía yo cómoda”, afirma.

En ese partido, frente al AEM, el Rayo consiguió su primera victoria fuera de casa, por 0-1, gracias a un tanto suyo. “Al meter ese gol empecé a tener mucha confianza en mí misma y eso se nota a la hora de jugar. Por ejemplo, en Oviedo se me molestó el ligamento interno y empecé a cojear y escuchaba en el banco: “no Coro, no Coro”. La confianza que ellas tienen en mí hace que no las vaya a defraudar”, declara. La argentina, que en Vallecas se ha reencontrado con su compatriota Óscar Trejo (ambos son de Santiago del Estero), también explica su rol dentro del campo. “Me gusta salir por delante de la defensa y la gente también se sentía más cómoda. Yo las ordenaba un poco más, las organizaba y las dejaba más libres para que no se sintieran tan atadas a la hora de defender”, afirma. Se convirtió en la guardaespaldas del Rayo y las franjirrojas enlazaron diez partidos consecutivos sin perder, uno de ellos con gol de Coronel en la victoria ante el Cacereño (3-0).

Mariela Coronel celebra su gol al Cacereño en la victoria por 3-0.
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Mariela Coronel celebra su gol al Cacereño en la victoria por 3-0.@RayoFemenino

“Siempre hubo buen ambiente, pero tenías esa sensación de que no ganabas. Mi llegada hizo que ellas le demostraran al míster que estaban capacitadas para jugar. Él se dio cuenta de que le servían todas las jugadoras”, confiesa como la clave de la buena dinámica, que provocó, que por primera vez en toda la temporada las vallecanas salieran del descenso. “La gente entrena con el cuchillo entre los dientes porque quieren jugar el domingo”, explica. A pesar haber jugado tres Mundiales y unos JJOO, lo tiene claro: “Soy una más y mis compañeras van a ver lo que puedo aportar demostrando cómo soy”, asegura. Su capacidad para no perder el balón: “lo difícil del fútbol es hacerlo fácil”, su entrega del dentro del campo “me fastidia perder una posesión en el entrenamiento porque me gusta entrenar como sé que quiero jugar el domingo”, y sobre todo, su liderazgo sobre el verde “nunca te voy a echar una bronca que te vaya a hundir. Trato de que sea para que te pinches y saques esa rabia de decir: no me va a ganar” han provocado que en Vallecas se crea en una permanencia que a principios de año parecía muy complicada.

Tras las dos últimas derrotas, una de ellas sin Coronel (aunque no dudó en recorrerse la banda para dar indicaciones a sus compañeras), el Rayo necesita ganar este domingo 14 a las 12:00 horas en casa al Granadilla Tenerife B, con ambos equipos jugándose la salvación, y esperar un pinchazo del Athletic Club B en Oviedo o del Albacete en casa ante el Barcelona B. “Todas están muy comprometidas y saben que se puede. Todas queremos lo mismo que es salvar la categoría”, declara. Además, y después de hora y media de charla, todavía hay tiempo para una última anécdota. “La gente de Granada me decía a ver qué equipo va a ascender ahora porque equipo que he tocado, equipo que ha ascendido. Cuando dije que había fichado por el Rayo me dijeron que entonces se salvaba”, termina entre risas. Al acabar, se quedó hablando con los encargados de la cafetería porque, y aunque apenas lleva cinco meses, Mariela ya ha dejado huella en Vallecas. Tal vez, y como a ella le gusta decir, lo más importante del fútbol y de la vida es disfrutar del camino mientras llegas al destino.