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Mariana: “En mi mejor año acabé psicológicamente muy mal”

La exfutbolista de Athletic y Eibar, que se retiró a los 25 años, relata en AS cómo fue su última temporada en la élite: “Entrenaba y luego lloraba; solo sentía apatía y tristeza”.

Mariana Cerro, posando con la camiseta del Athletic.
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Marta Griñán
Natural de Murcia, de pequeña se imaginaba jugando al balón en estadios llenos y ahora se emociona viéndolo y contándolo. Pisó por primera vez AS en el verano de 2014 y ya nunca se fue. Licenciada en Periodismo y especialista en Políticas de igualdad, cubre la actualidad de las competiciones femeninas de fútbol.
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“Entrenaba y luego lloraba; solo sentía apatía y tristeza”. La mejor temporada de Mariana Cerro (Zizur Mayor, Navarra, 2000) a nivel deportivo acabó con la exfutbolista del Athletic muy mal a nivel psicológico. Aquella campaña 2023-24 terminó con un partido de las rojiblancas en San Mamés, frente al Sevilla (2-1), que la navarra no estaba segura de poder jugar. “Le conté a Pablo Aranda (médico del equipo) que no sabía lo que me pasaba y me dijo que podía ser cansancio mental y que a ver cómo iba el verano”, relata. Cuando llegó la pretemporada, poco había cambiado: “Estaba en la cama y no quería ir, psicológicamente no me veía preparada. La conversación derivó en que sería mi último año”.

Después de cuatro meses más en el Athletic, en el que vivió una situación “un poco rara”, y otros seis, a través de una cesión, en el Eibar, puso punto y final a su carrera profesional como futbolista a los 25 años y sin dar demasiadas explicaciones. Tras el Día Internacional de la Salud Mental, decidió hablar: “Igual una persona lo lee, le interesa, se siente identificada o aprenda algo, creo que puede ser útil; y más en el fútbol que siempre hablamos de lo mismo e igual hay que hablar de otras cosas que también son importantes”. Bien y tranquila con su nueva vida, Mariana se abre con AS para explicar todo lo vivido con la seguridad de que, para ella, el éxito es su gente.

—¿Cómo está tras dejar el fútbol profesional?

—Bastante más estable. Este año iban a salir oposiciones de bombera en Bizkaia y he dicho ahora que puedo, me voy a tomar la libertad de ponerme a estudiarlo. Poco a poco y a ver cómo va yendo, aunque es verdad que poco a poco para mí es complicado. Le meto bastantes horas. Como tampoco tengo muchísimo tiempo y el objetivo no es sacar ya la plaza pues tengo la libertad de poder disfrutar un poco también.

—Deja entrever que le cuesta tomarse las cosas con calma…

—Me cuesta, me cuesta. Hacer otras cosas es una de las cosas por las que dejé de jugar al fútbol, pero también estuve en verano sin hacer nada y a veces ha sido hasta mal, un “¿y qué hago yo ahora?“. Pero vaya, si mis amigas hacen algo, sale plan de ir al monte, siempre voy, tengo un poco de flexibilidad.

—Se retiró con 25 años recién cumplidos, ¿qué la lleva a tomar esa decisión?

—Todas las personas con las que hablo me preguntan que qué he hecho y lo entiendo, porque no di una explicación y mi trabajo era público, pero en el momento no lo vi oportuno. Ha sido raro porque estuve mucho tiempo en un sitio, me voy a otro y dejo de jugar estando ahí. También es raro, entre comillas, y para mí más. A mí me hubiera gustado, llevando siete años en el Athletic, terminar allí, bien, con la gente con la que he estado y crecido. Pero realmente, no fue una decisión repentina. Cuando firmé la renovación de dos años le mandé un mensaje a una amiga y le dije en 2025, en febrero, dime que ya está.

—¿Qué sentía? ¿No disfrutaba?

—Yo he disfrutado muchísimo del fútbol y por eso quería hacer esto ahora y ver las cosas positivas que igual el último año no pude. Pero sí que he sentido que tenía muchas cosas que hacer fuera de ahí y al final estar en un sitio pensando todo el rato en lo que vas a hacer cuando salgas, pues igual es que te tienes que ir. No me ataba nada, no tengo que dar de comer a nadie, me podía sacar las castañas del fuego en otros trabajos e igual era el momento. También por eso voy al Eibar, aparte de porque necesitaba salir del bucle en el que estaba, porque creía que me merecía que terminase de otra manera. No era capaz de acabar una etapa superguay y superbonita estando en la mierda, era imposible.

—En el post de despedida fue muy breve…

—¿Qué explicaba? No era capaz. El último año viví una situación que era totalmente nueva, no la entendía, sabía que la gente creía que lo dejaba porque estaba mal. No es así, aunque seguramente terminó de quemarme, eso segurísimo. No me apetecía exponerme mucho a la opinión de la persona de enfrente, porque igual no era capaz de gestionarla.

—¿Le queda la espinita de no poder irse bien del Athletic?

—Yo considero que me he ido muy bien con el club, muy bien. En la última conversación que tuve con el director deportivo estábamos llorando, me he ido muy bien y me he ido porque quería que se quedase también para mí, así, bien. Es verdad que yo no estuve bien desde pretemporada, pero a nivel personal con la mayor parte de la gente, compañeras y club, estuve bien y estoy agradecidísima. No solo mantengo contacto con mis excompañeras, también con otra gente del club. Estoy tranquila a nivel personal.

—¿A qué se refiere con que estaba mal?

—La temporada anterior a nivel deportivo seguramente fuera mi mejor temporada, pero acabé psicológicamente muy mal, en un estado de tristeza interesante. Fue de repente, no sabía qué había pasado en mi vida, pero estaba jodida. Acabé temporada, pasó verano y seguía todo un poco igual y ahí ya antes de ir a pretemporada otra vez… Estaba en una situación, que es que recuerdo que en junio de 2024 dije “no sé si puedo jugar en San Mamés”. Estaba en el círculo por las mañanas, antes de empezar el entrenamiento, y no quería estar allí, estaba superagobiada; entraba al vestuario y todos los estímulos me quitaban energía. Y tenía la justa para pasar el día y ya, no podía con nada más. Pasé unas semanas que no me apetecía entrenar, ni jugar, pero tampoco ir con mis amigas… Nada. Era muy raro y me fustigaba un montón, porque supuestamente tenía una vida de puta madre, no te puedes quejar, este año en tu ‘trabajo’ te ha ido genial, todo muy bien y ¿qué pasa? No podía estar así.

Mariana: “En mi mejor año acabé psicológicamente muy mal”
Mariana Cerro Galán, posando con la camiseta que lució por el día de la madre junto a ella. (Foto cedida a AS por Mariana Cerro)

—¿Cómo pasó ese verano de 2024?

—En verano, sin más, sin esa carga de tener algo que hacer (responsabilidades) y justo antes de ir a pretemporada otra vez estaba en la cama y no quería ir, psicológicamente no me veía preparada para afrontar algo ni físico, ni estar con gente, ni dar mi 100%… Ahí hablé con mi madre y dije hasta aquí. Nunca pensamos nada con respecto a lo que me pasaba, empezamos a hablar de la situación y la conversación derivó en que ese era mi último año.

—¿Y cómo fueron esos entrenamientos?

—Hacía un esfuerzo y después lloraba, entrenaba y luego lloraba. Solo sentía apatía y tristeza. Si este lado de la cabeza es el que da las emociones felices y este las tristes, había uno que estaba apagado.

—Pasa de ser capitana y muy importante a nivel de minutos a no contar casi…

—Para mí era ir a un sitio al que no quería ir, que por lo menos tuve suerte y dentro me encontré con gente que sí, al servicio médico, delegada, Pablo (Aranda), el médico, que fue bastante sustento, y mis amigas del vestuario, que menos mal… Pero llegó un momento que ya me daba igual que no me valorasen como jugadora porque en ese momento yo también creía que no valía para jugar al fútbol. Es verdad que el fútbol así y a mí siempre me ha dado un poco de rabia. Metes dos goles el domingo y el lunes eres la puta ama como persona y como jugadora. Te validan por tu trabajo, porque al final el fútbol también es un trabajo, y llega un punto en el que ya no aguantaba. Hablando con el médico, porque ya busco ayuda externa, le dije a Pablo que los fines de semana se me hacían cuesta arriba.

—¿Cómo los vivía?

—Sí que seguía siendo capitana… Viajaba y el hecho de irme de mi casa dos días me suponía estar hasta el jueves mal. Me recuperaba, llegaba viernes, sábado y domingo salgo, de repente muchos estímulos, el bajón de ver que eres una puta mierda, porque lo piensas… Y era como me da igual, quedan dos partidos y llega Navidad, no voy convocada, pasa en otros trabajos... La gente se coge la baja, y yo lo tenía que hacer por mí, aunque para mí misma supusiera un fracaso. Me vino bien, esas dos semanas fueron aire. Y realmente no era solo el futbol, pero era un lugar que me estaba agotando.

—¿Y ahí aparece el Eibar?

—Y es ahí cuando se plantea lo de salir, me hacía ‘un poco de gracia’ cuando la gente me decía “qué bien, allí vas a poder tener minutos, jugar, disfrutar y luego volver mejor”, y realmente yo solo quería salir de mi día a día, del bucle este, y estar más tranquila para poder trabajar en mi cabecita, y la verdad que fue bien, me dejaron salir y se portaron espectacular y me recibieron muy, muy bien, así que sí, fue una decisión acertada.

Mariana: “En mi mejor año acabé psicológicamente muy mal”
Mariana, celebrando un gol con el Eibar junto a una compañera.Javi Colmenero

—¿Y es Pablo el que la ayuda a buscar ayuda psicológica?

—Lo verbalicé justo la última semana antes de irnos de vacaciones en junio de 2024, porque jugábamos en San Mamés (la última jornada, ante el Sevilla) y yo no sabía si era capaz de hacerlo, básicamente. Con Pablo tenía muy buena relación y le conté que no sabía lo que me pasaba. Me dijo que podía ser un poco el cansancio mental y que a ver el verano cómo me sentaba… Fue consensuado probar. En el equipo también hay psicólogo, le comenté el tema de San Mamés y se quedó todo ahí. Pablo ya cuando empecé la temporada 2024-25 me dijo que había que hacer algo, al final hasta que reconoces que te está pasando algo, tampoco das ese paso.

Mariana: “En mi mejor año acabé psicológicamente muy mal”
Mariana, conduciendo un balón durante el Athletic - Sevilla de la temporada 2023-24.Athletic Club

Comentaba Marta Perarnau, presidenta de FutPro, que las jugadoras muchas veces no van al psicólogo/a del club porque no se sienten en total libertad o les puede repercutir…

—Yo otras veces sí me había sentido libre, pero es cierto que para tratar esto lo mejor era ir fuera. La situación que se daba era de bastante cercanía entre psicólogo y parte del staff y no me iba a sentir libre. Que me hubiese gustado algo más de contacto, puede que sí. Pero bueno, además quería que fuese un proceso íntimo, mío… No me sentí cómoda para hacerlo.

—¿Y le dicen si tiene depresión?

—Es algo que nunca hemos hablado o verbalizado. Me acuerdo cuando fui y le contaba síntomas, me respondía sí, sí, síntomas tienes, pero cuéntame algo más. A mí lo que me preocupaba era que lloraba todo el rato, que no tenía ganas de hacer nada y luego ya vas llegando a conversaciones y van saliendo cosas. Solo le decía que quería estar bien, saber si se podía estar bien era y es lo que más miedo me daba, te ayuda a tener salidas y herramientas, ahora ya me da igual lo que haya pasado. Ojalá saber cuál fue el detonante de las cosas, pero creo que no lo hay, que hay mil cosas. En otro momento te pasan y eres capaz de gestionarlas y hay otras situaciones que, por lo que sea, se te viene encima, pero yo no conocía ese encima la verdad. Ella me dijo que qué bien que lo contara con mi familia, en mi lugar de trabajo y que decidiera ir al psicólogo. ¿Si he tenido depresión o no? Seguramente.

—¿Por qué decide hablar del tema?

—Por un lado, creo que es algo personal, por lo externo y por lo interno. Al final la visión que se da es que yo dejo el fútbol porque estoy mal, cuando no fue así y en las conversaciones que he tenido estos meses ha sido recurrente escucharlo. Y también un poco porque como yo he estado durante mucho tiempo viéndolo como algo supernegativo, que no era real, porque a mí el fútbol me ha dado muchas cosas positivas y quiero quedarme con eso. También porque hay mil historias e igual una persona es capaz de leerla, que le interese, se sienta identificada, aprenda algo y creo que puede ser útil. Y más en el fútbol que siempre hablamos de lo mismo e igual hay que hablar un poco más de otras cosas que también son importantes. Si sirve para alguien, pues genial, sabiendo que para mi, sí.

—Son varias las futbolistas que han parado por salud mental: Anna Torrodà, Laurina… Y se habla de ello, pero parece que algo falla.

—Vivimos un tipo de vida que está muy idealizada por la sociedad, un poco alterada por el fútbol masculino, pero eres futbolista y eso para la gente es la hostia. Y, por supuesto, estás haciendo un trabajo que te gusta, haces deporte a la vez, estás con gente normalmente que te llevas bien… No es una oficina ni una obra y cada trabajo tiene lo suyo, pero tienes unas responsabilidades y unos sacrificios diferentes de otros trabajos. Y, aunque para nosotras es a menor grado, tienes cierta exposición al público, es un trabajo semanal y un análisis y una validación continua. En los entrenamientos y tu día, al completo, es ser futbolista. Es verdad que lo asumes y de hecho lo quieres tener, pero hay que hablar de ello, de que existe ese estrés para nosotras y cada vez lo vivimos más a tope y hay más situaciones de este tipo. De lunes a viernes estás haciendo cosas para que el fin de semana te digan si vales; si el domingo te dicen que “no”, el lunes vuelves y vas a ver si vales; y vuelves el fin de semana y te dicen “no”; pues al quinto “no vales” dices “no valgo”. Y eso igual en otros trabajos no pasa. La confianza en ti misma es propia, pero si el de enfrente te está poniendo la nota…

—¿No se sentía valorada por el cuerpo técnico de entonces?

—Por cierta parte del staff no sentí la cercanía, ese apoyo o esa comodidad para, a pesar de estar mal, intentar seguir aportando en lo deportivo o de cara al grupo. La verdad que yo viví la situación un poco rara. Muchas veces se deja de lado la parte mental y es imprescindible para jugar bien. Yo también quería aportar a mis compañeras y no me sentí en sintonía para poder entrenar a nivel y mejorar al equipo. Me quedo con las personas que sí que estuvieron, compañeras y más gente que sí que me ayudó a estar ahí. Como todo en la vida, cada uno sabe lo que hace, sabe cuáles son sus responsabilidades y si se va a dormir tranquilo cada noche o no.

Mariana: “En mi mejor año acabé psicológicamente muy mal”
Clara Pinedo, Ane Azkona y Mariana Cerro, tras uno de los últimos partidos de la centrocampista en San Mamés.Athletic Club.

—¿Quién estuvo con usted?

—Las compis más cercanas del vestuario, y sobre todo Ane Azkona, además de compañera, es muy buena amiga mía y me sostuvo bastante esa temporada, también a día de hoy. Además, como en el Athletic somos de un círculo reducido y cercano, me sentía bien con todas, formamos un grupo muy guay, quedábamos fuera y al final todo el mundo percibe cómo estás. Creo que el equipo sí estuvo para mí. Me ayudaron a salir cuando no me apetecía, que es un duelo bastante gordo que se vive entre: no quiero salir de la cama y me vendría bien que me diera el aire.

—¿Daría algún mensaje desde su experiencia?

—Que es normal que pasen estas cosas. Que vienen y se van, pero hay que normalizar que están para así poder aceptarlas, porque ahí empieza el cambio. Y que es normal que pasen en el fútbol porque es otro aspecto de la vida más, entonces también pasan ahí. Entendiendo que el deporte de élite tiene unas exigencias y una exposición, aunque sea pequeña, que potencian esa presión y ese tipo de situaciones.

—¿Con qué se queda del fútbol?

—Las cosas que más ilusión me hace es encontrarme con gente por la calle con la que he compartido campo de fútbol, es decir, me quedo con las personas que me ha dado el fútbol, que muchas se quedan en tu vida. También el hecho de tener la oportunidad de estar en el Athletic pude estudiar, formarme, jugar, haber sido independiente viviendo fuera de casa y poder hacer lo que hago hoy en día… Me ha hecho ser la persona que soy a día de hoy y eso también es bonito. El deporte, no el de élite exactamente, te da unos valores muy positivos para la vida.

—¿Qué le sugiere la palabra éxito hoy en día?

—Creo que muchas veces el éxito se ve como algo muy externo y llevado a cosas que para mí no lo eran. El valor que se le daba a lo que hacía en el campo de fútbol yo no se lo atribuía, por ejemplo. A veces estamos buscando un éxito, algo extraordinario, que llame la atención en la sociedad, y en realidad el éxito ahora para mí es estar a gusto yendo a estudiar, nadar los domingos y llegar a cenar con mis padres, mi hermano o, ahora mismo, decirle a mis amigas, ¿bajas un rato? Para mí el éxito es eso: mi gente.

—¿Y cómo está ahora?

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—Adaptándome a la buena vida, pero bien, cómoda, viviendo desde otro punto, desde la tranquilidad. Estoy bastante a gusto con lo que estoy haciendo ahora y disfrutando de cosas que antes no, deportes, tiempo con mi familia y amigos... Me está costando volver, no te voy a mentir. Me da mucha tranquilidad que no he tenido ningún pensamiento sobre no tener que retirarme, ha sido algo meditado, basado en cosas objetivas y con un pensamiento muy desarrollado.

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