Dos seleccionadoras colorean la final de la Eurocopa de Suiza. Un éxito rotundo desde el punto de vista de la representación femenina, todavía un tema pendiente en todos los deportes y disciplinas del planeta. El torneo continental comenzó con más presencia femenina que en los torneos pasados, pero, aun así, seguían siendo mayoría ellos: había nueve hombres frente a siete mujeres sentados en los banquillos. Dos de ellas, Sarina Wiegman y Montse Tomé, estarán en la final. Son las dos entrenadoras que han alcanzado la final del domingo en Basilea.

Dos entrenadoras que tienen algunas similitudes, pero cuya trayectoria dista mucho. Sarina Wiegman es considerada la leyenda del fútbol femenino. Montse Tomé, todavía una apuesta. La seleccionadora de Inglaterra se presenta en la final de la Euro con un bagaje internacional envidiable. Para Sarina será la quinta final consecutiva en los grandes torneos como son Mundiales y Eurocopas. La holandesa, que llegó a la élite con Países Bajos en 2016 tras ocupar el puesto de interina, logró en un año el hito de hacer campeona de la Eurocopa a la selección de su país y en su casa. De hecho, revolucionó el fútbol femenino en Holanda. Dos años después, en el Mundial de 2019, su selección se coló en la final ante Estados Unidos.

En 2021 fue el fichaje estrella de Inglaterra para su Eurocopa, que finalmente se disputó un año más tarde por el Covid-19. Dio un resultado inmediato en las lionesses: campeonas de Europa. Un año después, fueron subcampeonas del mundo en Australia y Nueva Zelanda. A Wiegman no la baja nadie de las finales, por eso su futuro con las lionesses está más que asegurado. “Es una entrenadora realmente especial y estamos encantados de tenerla con nosotros. Todavía no hemos empezado a trabajar de los planes para el Mundial de 2027, pero sé que su atención, después del domingo, se centrará rápidamente en eso. No está en venta a ningún precio”, afirmó Mark Bullingham, CEO de la FA. Sarina estará en Brasil con las inglesas, actualmente una de las potencias mundiales.

Enfrente está Tomé. A sus 43 años todavía se la puede ver como una de las novatas en los banquillos del fútbol femenino, con una experiencia en la élite que no llega a dos años. “Sarina para mí siempre es y será un ejemplo, una entrenadora en la que me he fijado”, afirmó. La española cogió el mando de las campeonas del mundo en septiembre de 2023. Tuvo una llegada turbulenta, con más grises que claros. Desde el primer momento su puesto se ha visto en riesgo. Cuestionada. Sin embargo, ha ido resolviendo todos los embrollos hasta presentarse en esta histórica final de la Eurocopa. Un partido que decidirá su futuro en el banquillo de la Selección. La asturiana termina contrato tras el torneo y desde la RFEF no confirman cuál será su destino. Le avala el título de la Nations League que logró en 2023. Del verano pasado queda el recuerdo agrio de los Juegos Olímpicos –primeros en la historia– fueron su mancha negra. Ante Inglaterra tiene en su mano poder seguir escribiendo su camino junto con la generación dorada del fútbol español. Y también presentarse en sociedad, ya como entrenadora con galones, con títulos a su espalda. Soltar el lastre del pasado y volar. Un reto de altura para Tomé, que enfrente tendrá el bagaje de las cuatro finales que trae Sarina a su espalda. También, los cuatro galardones en el The Best de FIFA de mejor entrenadora del año en 2017, 2020, 2022 y 2023. El presente es de la holandesa, el futuro lo marcará la Euro.

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