Eurocopa Femenina 2025

La resiliencia de Berger

La portera alemana fue la heroína en el pase a semifinales ante Francia. Superó dos cáncer de tiróides y debutó con la selección absoluta germana a los 30 años.

Ann-Katrin Berger.
Matthew Childs
Aimara G. Gil
Actualizado a

Ann-Katrin Berger (Göppingen, Alemania, 1990) se convirtió en la heroína de Alemania el sábado. Su soberbia actuación y su liderazgo llevaron a las germanas una vez más a semifinales. Un ejercicio de resistencia en el que la portera fue el pilar que aguantó a toda su selección. Todo un ejemplo de resiliencia.

Hace dos años, la portera entonces del Chelsea estaba en la cama de un hospital luchando contra su segundo cáncer. En 2017, cuando militaba en el Birmingham, le diagnosticaron el primer cáncer de tiroides. Luchó contra la enfermedad sin dejar de defender la portería. Ni durante la parte más severa del tratamiento. Se recuperó y, en 2019, aterrizó en Londres para fichar por el Chelsea. Pero, de nuevo, llegó el maldito cáncer. Fue durante la Eurocopa de 2022 cuando, antes de la final, le anunciaron que la enfermedad había vuelto. No se lo dijo a sus compañeras para que se centrasen en el partido. Tocaba pasar otra vez el tratamiento, pero Berger sólo se perdió un partido. “El fútbol me ha salvado”, explicó. La alemana lo tiene muy claro: “Quiero que vean que, tras el cáncer, vuelvo a ser una persona normal”.

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Pero no sólo el cáncer ha convertido a Berger en una portera especial. Apasionada del fútbol desde que nació, lo que más le gustaba era marcar goles. Empezó de delantera, pasó por el centro del campo y acabó en la defensa. “A los 16, me volví perezosa y volví a crecer”, dice Berger, que mide 1,80. “Pensé: ‘Amo el fútbol más que a nada, no tengo miedo, ¿por qué no me meto de portera?”. Encontró su nuevo rol bajo palos y se asentó. Sin embargo, deseosa de vivir nuevas aventuras salió de Alemania y del radar de la Die Nationalelf. No debutó hasta los 30 años en la absoluta y no fue hasta los Juegos Olímpicos de París cuando se asentó como titular. En Suiza se ha convertido en la líder: “No soy una persona emotiva. Estoy contenta de estar aquí y de tener el equipo que tengo. El tiempo que llevo aquí me hace sentir orgullosa. Estoy viviendo mi mejor momento y estoy en la semifinal”. Ahora tiene un reto: llegar a la final para que su abuelo, de 92 años, vaya a verla jugar.

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