Alexia Putellas (Mollet del Vallès, Barcelona, 1994) está viviendo unos días de ensueño en la Eurocopa. La centrocampista vuelve a liderar a la Selección en un torneo internacional después de sufrir la rotura del ligamento cruzado. Vuelve a estar en las quinielas por el Balón de Oro... Está siendo la estrella en Suiza.

Alexia va lanzada en esta Euro. ¿Cómo está? No sé si mira los números que hace después de los partidos, las asistencias, goles… Está amenazando la Bota de Oro a Esther.

Bueno, a ver, no es que lo mire, pero, evidentemente lo sabes cuando haces un gol y cuando das una asistencia… La verdad es que intento fluir, intento aportar mi talento tanto ofensiva como defensivamente al servicio del equipo y ayudar. Evidentemente, por posición, soy más una generadora de ocasiones. A veces finalizo yo, a veces no. Estoy contenta en ese sentido de que todo esté saliendo tan bien.

¿Está disfrutando más que otras veces? Vemos como su juego es mucho más vertical, ¿se atreve más que en el pasado?

Va relacionado un poco también con la confianza y con el rol que tenga. Aquí en la Selección Montse me ha dicho que quiere que sea ese tipo de jugadora, más que para organizar el juego o la salida de balón, que también lo puedo hacer, pero prefiere que esté en ese rol. Intento dar lo que tengo y corresponder al rol que pide la entrenadora. Intento definir siempre bien en tres cuartos, que es complicado porque se aprieta todo mucho, tienes menos tiempo y muchas veces es eso, es ser vertical, ir a por el gol o dar la asistencia o generar la ocasión para que nos pongamos por delante.

“Me siento una privilegiada por haber llegado a esta Eurocopa, me despierto cada día agradeciendo”

Alexia

Viene de la Euro 2022 en que sufrió la lesión, viene del Mundial 2023, en el que todavía no estaba a tope, ¿ahora sí siente que está en la plenitud de su carrera?

Me siento una privilegiada, de verdad. Por lo que usted dice, porque al final todas hemos tenido que pasar batallas internas y de lesiones y cada una tiene su propia historia. Las 23 que estamos aquí quiere decir que las hemos superado. Y me siento una privilegiada porque al final forma parte del pasado esa lesión, pero es una lesión tras la que empiezas de cero, empiezas a aprender a andar, a correr. Muchas veces no sabes cómo puede terminar esa lesión, si vas a volver a rendir, si no. Por eso digo que me siento una privilegiada, por haber llegado a esta Eurocopa, que también lo he trabajado muchísimo. Me despierto cada día agradeciendo, agradeciendo la oportunidad que tengo y simplemente salgo al campo y disfruto, me lo paso bien e intento ganar.

Vayamos a la lesión. Se produjo en un entrenamiento antes de la Euro 2021, no había empezado el torneo. Vio el primer partido de España y se tuvo que ir para casa. Ese momento concreto, ¿cómo fue? ¿Cómo se sintió?

En ese momento no era consciente, aún no. Ahora, visto ya con tiempo, creo que aún no era consciente de lo que me había sucedido. Mi cabeza seguía en la Eurocopa. Yo, después de la lesión, me desperté, bajé al desayuno y dije: ‘Venga, que empieza la Eurocopa’. Quedaba un día para nuestro debut, se entrenaba ya en el estadio. Son torneos que los preparas con tanto tiempo, que salir de ahí cuesta. Mi cabeza seguía allí. Mentalmente yo seguía la Eurocopa, aunque no la pudiera jugar. También por eso me quedé ahí y vi el primer partido. Además, el proceso normalmente decía que tenía que esperar una semana para operarme. Entonces ya llegó el momento de irme. Llegué a casa y veía los partidos, seguía muy enganchada al torneo.

¿Le costaba ver esos partidos? ¿Disfrutaba?

Llegó un momento en que ya no disfrutaba. Fue cuando me operé, ahí me costaba todo, ya era otra realidad. Me di cuenta de que yo no estaba en la Eurocopa y se me vino todo encima. Empezaron los dolores y todo. Entonces, me acuerdo de que llegó el partido de Inglaterra, que fue cuando nos eliminaron, y ahí fue cuando me dio el bajón terrible.

¿Quién estaba ahí? Su familia, su madre, su hermana…

Sí, estaban todos en casa, mis amigos, todos. Recuerdo de ese momento estar en casa de mi madre con mucha gente viendo los partidos juntos, cenando juntos. Cuando me operé, tenía tanto dolor que ya pasé a querer estar sola, no lo aguantaba. Tan solo me quedé rodeada de la gente más cercana.

¿Cuál fue el peor momento, el dolor tras la operación, el momento de estar parada o cuando tuvo que aprender a andar?

Todo tuvo su dificultad. En cada proceso hubo un momento jodido. Yo lo pasé muy mal en el postoperatorio, con los dolores… Muy mal. Luego, con el tema de aprender a andar y aprender a correr, ya es más una cuestión de gestionar la frustración. No tanto un dolor, ¿sabe? Era más mental. El dolor me reventaba.

“Lo pasé muy mal en el postoperatorio, el dolor me reventaba”

Alexia

Llegó al Mundial, estuvo allí, pero no del todo bien. El médico le había puesto un año y medio de plazo hasta volver a ser la misma. ¿Le hacía caso o su yo interior iba siempre buscando más?

Mi yo interior era un reto constante. Al final te dicen: ‘Hasta el mes no andas’. Y tú quieres buscar una competición porque es lo que has hecho toda tu vida y lo que se te da bien. Dices: ‘Un mes para andar, si no hay ningún riesgo, a las tres semanas ando’. Siempre intentas bajar tiempos porque lo tomas como una competición, eso sí, sabiendo que hay mucho riesgo también. Siempre que estuviera de acuerdo el médico, por supuesto. Entonces, mi yo interior como me que se intentaba llevar al límite todo el rato, pero evidentemente un límite, que conlleva estar nueve meses parada. Es lo que pasa en todas las lesiones, cuesta mucho más, aunque tú, en tu realidad, creas que no. Con el tiempo, lo ves y no tiene nada que ver el rendimiento de aquel momento con el ahora.

Ahora está de nuevo optando al Balón de Oro… Fue usted la que rompió esa barrera que había en España, ha abierto esa puerta a las nuevas generaciones.

Yo intento darle mucha naturalidad, igual que cuando me preguntan: ‘¿Les recordáis a las jóvenes cómo era antes?’ No, porque al final a cada una le ha tocado nacer cuando le ha tocado. Igual que las generaciones anteriores a la mía no han tenido la suerte que he tenido yo. Seguramente las que vienen ahora tendrán muchas más facilidades, estarán mucho más formadas. Lo veo como algo bonito y que es el ciclo que hay que seguir y yo me alegro mucho, estoy orgullosa de la carrera que estoy haciendo, pero también me alegro mucho por las jóvenes, las que están aquí y las que ahora tienen 12 años. El futuro que viene es increíble…

Puede lograr el tercer Balón de Oro y las que vienen por detrás tienen muchas opciones. Vicky, Pina, Mariona… el fútbol español tiene un talento increíble que puede optar a más Balones de Oro, ¿no?

Está Mariona en esa lista como si le sacara diez años (risas), pero es de mi generación casi. Evidentemente, hay muchísimo talento aquí en España. Creo que lo que siempre nos había faltado era ganar títulos grandes. Por fin ya se está dando. En esta Eurocopa estamos a las puertas, si lo hacemos todo bien, de poder optar otra vez a otro título… sabiendo que será muy complicado. Pero sí, el talento en España siempre ha estado y lo que se necesitaba es un poco de inversión. Esa manera de crecer para poder competir mejor. Por suerte, se ha dado.

Hace diez años viajaba a Canadá, se enfrentaba a Marta. En aquel momento, la mejor jugadora del mundo. En el Mundial de Francia en 2019 con Alex Morgan, Rapinoe, Lloyd. Ahora es usted la referente, ¿se lo cree?

Cuando hablamos de referentes, siempre digo lo mismo. Yo no me siento una referente. Yo sé que son cosas que se pueden dar en nuestro trabajo, en nuestro deporte… no cambia nada por ser un referente. Siempre intento ser yo, tengo muy claro lo que soy y lo que no. Si una persona me toma como inspiración o como referencia, pues es por lo que es. No le hago mucho caso y lo vivo con total naturalidad.

“Los partidos en el patio del colegio eran para mí como la final de la Champions”

Alexia

¿Cómo fueron sus inicios?

Estaba siempre jugando en el recreo del colegio. Volvía a casa con las piernas llenas de moratones y un día mi madre me dijo: “Te voy a apuntar a un equipo de fútbol solo para que no te tires ahí en el recreo”. Aquellos partidos eran para mí como la final de la Champions, o de la Eurocopa (risas). A través de una amiga de la familia que jugaba en el Sabadell me dijeron que había un equipo de niñas, y ahí me apuntaron.

Y un día le llamó el Barça.

Estuve desde los seis o siete años hasta los doce en el Sabadell. El Barça apareció en un campus de Nike. En verano mis padres me dejaban ir a los campus. Había a lo mejor 300 niños, y éramos cuatro niñas. Había alguien del Barca por ahí, se me acercaron y me dijeron: “¿Quiénes son tus padres?”. Fueron directos a hablar con ellos. Les contaron que tenían equipo femenino y que querían que jugara en su cantera.

¿Cumplió el sueño de su padre?

Sí, evidentemente (sonrisa emocionada).

Para acabar, el camino de Alexia en dirección contraria… ¿cuál fue su primer sueldo? ¿Qué hizo con él?

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No me acuerdo (piensa). Creo que fueron 100 euros, en el Espanyol. Creo que se lo daba a mi padre porque, para ir todos los días a entrenar desde Mollet hasta la ciudad deportiva Arenas, había que pagar un peaje. Él me llevaba siempre a entrenar, todos los días, y recuerdo que se lo daba a mi padre para pagar la gasolina.

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