Esther hace soñar al Gotham: “Me veo marcando en la final”

“Hay que imaginárselo”. Esther González (Granada, 1992) lo tiene claro. La delantera andaluza, que cuenta en su palmarés con tres títulos de Liga y una Copa logrados con el Atlético y todo un Mundial con la Selección, está ante la oportunidad histórica de ser la primera española en ganar la NWSL, considerada históricamente como la mejor del mundo. Puede hacerlo junto a sus compatriotas del Gotham Maitane López y Juan Carlos Amorós, recientemente nombrado mejor entrenador de la competición. Durante su charla en exclusiva con AS en la previa de la gran final que enfrenta a las bats con el OL Reing (2:00 horas de la madrugada del sábado al domingo, DAZN), la delantera de La Roja rebosa felicidad, se imagina marcando en el partido decisivo e incluso llegando a ser máxima goleadora del torneo norteamericano en el futuro próximo porque “lo mejor siempre está por venir”...

—¿Cómo está?

—Muy contenta de haber tenido la posibilidad, tanto cuando vine de que hubiésemos podido ganar la Liga regular como ahora. Me acuerdo que cuando ya no existía esa posibilidad de ganar decían que el que ganaba la Liga regular nunca ganaba el Playoff y que lo importante era esto. En ese momento estaba enfadada, pero ahora viéndome en este escenario... pues tenían razón. Al final yo creo que el futbolista, yo en mi caso, se prepara para jugar este tipo de partidos. Son los que te gusta jugar, para conseguir títulos.

—¿Pero siente nervios?

—Ahora no, es como un partido más. Lo importante es darle normalidad a todos los partidos porque es lo que haces cada día, lo que llevas haciendo muchísimos años. Realmente soy bastante tranquila a la hora de afrontar los partidos, intento prepararme desde mucho antes para llegar lista.

—¿Algún ritual antes de una final?

—De por sí en mi día a día como futbolista tengo muchísimas rutinas. Y un día de un partido importante lo trato como un día normal. Me gusta leer, ver vídeos de motivación, estar tranquila, me gusta estar un poco aislada, me gusta escuchar música que me genere energía buena... Intento no alterar mi día de partido y que parezca que es diferente cuando realmente es una normalidad más.

—¿Qué sintió con su primer gol en Estados Unidos?

—La gente cree que es muy fácil hacer gol y no. Es muy difícil, de verdad. Además, ahora estoy valorando muchísimo a la gente que juega fuera de su país: todo es nuevo, cómo se conduce, la comida, el idioma, las costumbres, todo en el día a día, no hay nada igual... Entonces no pensaba que fuese a marcar tan rápido mi primer gol. De por sí siempre siempre los celebro mucho, pero lo hice todavía más. Era el 1-0, que eso siempre ayuda más a que el equipo sume tres puntos, y ya con el segundo fue como... No me lo puedo creer, la fiesta que voy a montar. Quiero volver a repetir esa sensación.

—¿Se ve marcando en la final entonces?

—Sí, siempre. En mi cabeza solo está hacer goles, sea el partido que sea, en el entrenamiento, claro que me veo marcando en la final. Sé que voy a tener alguna ocasión, solo tengo que meterla.

—¿Se siente adaptada?

—La gente cree que estoy mucho más adaptada de lo que realmente estoy. Es verdad que soy muy positiva, siempre estoy sonriendo y la gente me ve como si llevase aquí toda la vida. Pero la realidad es que cada día lucho para dar lo mejor de mí en un sitio que es muy diferente, con otro idioma, que todavía no hablo inglés, y que también es diferente cómo entiendo yo el fútbol y cómo lo entiendo ellas. Estoy jugando muchísimo, pero creo que necesito todavía un poco más de tiempo y que de cara a la próxima temporada voy a trabajar muchísimas cosas para que el año que viene sea mi año. Estoy en una Liga en la que puedo sacar mi máximo potencial, así que tengo que prepararme para ello.

—¿Alguna vez se imaginó jugando en Estados Unidos?

—Recuerdo que cuando fiché por el Levante con 16 años, en mi primera experiencia profesional, Boquete, que era nuestra pionera y a la cual yo admiraba y sigo admirando por su juego, fue una de las primeras futbolistas en venir a esta Liga. En ese momento Estados Unidos era la potencia mundial, porque la selección de Estados Unidos era la que ganaba. Y yo recuerdo que en ese momento decía “ojalá algún día yo sea Vero Boquete y poder jugar en esa Liga con las mejores”. Lo hablaba con mi entrenador en Algaidas, Adri Conde, y le contaba que iba a trabajar muy duro para algún día tener esa oportunidad. Y ahora creo que la oportunidad se me ha dado en el momento perfecto, de madurez, físico, mental... Todo se ha alineado para que venga a esta Liga en el mejor momento de mi carrera deportiva.

—Y eso que ha vivido grandes momentos...

—Y creo que la temporada que viene será mejor. Sé que durante toda mi carrera he hecho muchísimos goles, pero quiero pensar que no he llegado a mi techo, que existe una nueva versión de mí y por eso estoy aquí también, para salir de mi zona de confort, retarme y decir, puedes conseguirlo, puedes ser la máxima goleadora de la Liga de Estados Unidos. Me pongo objetivos altos. Lo mejor siempre está por venir.

—¿Qué diferencias ha encontrado en el juego?

—Una de las mayores diferencias con la Liga española, que es una gran Liga, es que aquí todos los partidos, absolutamente todos, son como un partido de Champions, de máximo nivel. En España hay algún partido que puedes ganar cuatro o cinco a cero, que tu desgaste físico es normal, en el que tienes controlado todo... Aquí cada partido es como jugar contra el Barça, que es el mejor equipo de la Liga española: tu nivel tiene que ser el máximo, tu exigencia física es la máxima, y eso pasa fin de semana tras fin de semana. Después, la gran diferencia es el control, en España tenemos mucho control de los partidos, los tiempos, cuándo dar pausa, cuándo hay que atacar y cuándo no. Aquí se ven tan superiores físicamente que es todo más de transiciones. Con el tiempo, ojalá, con la llegada de Amorós, con Maitane, conmigo, seamos capaces de tener las dos cosas, el control del partido y esas transiciones.

—¿Y la afición?

—Lo bueno es que todos los partidos son en estadios. Por ejemplo, en la semifinal del Playoff a nuestro partido fueron 25.000 personas y en el de San Diego, 32.000. Pero la media de asistencia es entre 6.000 y 7.000 espectadores. En cada partido. En España, a veces vas a campos y están vacíos. Depende del club, pero aquí sea el que sea siempre hay ese ambiente de mínimo 6.000, 7.000 y 8.000. A la gente le gusta ir a verlo y lo apoyan, existen muchísimos fans. Yo he tenido el privilegio de jugar en el Atlético de Madrid, de ganar Ligas y que cuando ganas se mueve mucha gente, o de jugar en el Real Madrid, que de por sí mueve gente, pero si abro la vista a todos los equipos, aquí tienen todos muchísimos fans. No es como en España, que solamente dos o tres tienen tanta afición.

—En el Real Madrid acabó la temporada sin jugar, ¿tenía ganas de disfrutar de esta confianza que le está dando Amorós?

—Personalmente no le conocía previamente, solo de ver dónde había entrenado y lo que había conseguido. Me ha sorprendido muchísimo, muchísimo, es un gran entrenador y como persona el trato que tiene, cómo diferencia lo deportivo de lo personal y cómo gestiona el grupo es increíble. Con lo que dices de disfrutar... Yo no puedo negar que soy una persona muy positiva, que no creo que muchas cosas sean capaces de afectarme, que cuando una persona tiene la conciencia tranquila, todo el murmullo no te afecta. ¿Cómo viví entonces mi etapa final? La viví feliz, entrenando al máximo nivel, porque obviamente mi mente estaba puesta en el Mundial, que era mi objetivo real. Que luego, porque no continuaba en el club, no me querían poner, no dependía de mí. Durante un año y medio había hecho mi trabajo, había metido 39 goles. ¿Qué hubiese pasado si hubiese jugado al final de temporada? ¿Con cuántos goles hubiese acabado? No tengo nada que reprocharme a mí misma. Que no me querían poner, no era mi problema, solamente el club se podía perder que metiera más goles. De hecho, creo que ahora me echan un poco de menos.

—Dos meses y medio después de la final del Mundial, está jugando otra...

—De verdad que no todas las jugadoras pueden jugar tantas finales. Con el Real Madrid llegamos a la final de la Copa de la Reina, luego con la Selección a la final mundial, ahora a la final del Playoff en Estados Unidos. ¿Qué más se puede pedir? Tienes que estar agradecida, trabajar, ayudar siempre a tus compañeras y disfrutar el momento, que al final nuestra carrera deportiva pasa demasiado deprisa a veces y nos cuesta hacerlo.

—La final es también el último partido de dos leyendas, Krieger y Rapinoe, ¿le gusta poder vivirlo?

—Pienso que Ali Krieger (39 años) no está para retirarse, o sea, la ves entrenar y competir y parece que tenga diez años menos, está a un nivel altísimo. Me siento una privilegiada de haber vivido toda la fiesta de su retirada y de jugar con una leyenda como ella. También de vivir ese momento de la final con ella y con Rapinoe. En el mismo partido, dos leyendas de la mejor generación de Estados Unidos... Espero que Krieger diga adiós como campeona, por supuesto.

—¿Ha sentido ese impacto de llegar a un club nuevo como campeona del mundo?

—Sí, desde el primer momento, y desde antes de ir al Mundial. También me encantó que estando en el Mundial, cuando todavía no conocía a mis compañeras, me hacían muy partícipe. Luego es verdad que el escenario es perfecto porque llegas a un país nuevo, habiendo conquistado el mejor título que puedas conseguir como futbolista. Y todo el mundo le da muchísimo valor a lo que España ha conseguido, a cómo juega la Selección el mundo le encanta, cómo es capaz de jugar los partidos, cómo jugamos en la Selección e incluso aprender de eso.

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