Normalidad a base de goles

España recuperó la normalidad a base de fútbol y goles. La Selección comenzó el nuevo curso de la mejor manera que podía hacerlo, goleando a Hungría en el penúltimo choque de la fase de clasificación para el Mundial. Esther, Paredes y Guijarro fueron las goleadoras. Pero la mejor noticia fue la serenidad con que se vivió lo externo. Hubo unión grupal, ni una nota disonante entre técnico y jugadoras.

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Vilda tenía que hacer cambios obligados ante la falta de titulares y dio premios. Sacó de inicio a Abelleira y Carmona, dos de las jugadoras que cumplieron con creces en el último choque de la Eurocopa ante Inglaterra. Y también a Zornoza, que fue uno de los descartes en el torneo continental. Por supuesto estaba Paredes, la gran señalada en el conflicto que se destapó en el seno de la concentración.

Solo había un equipo sobre el césped de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. España tenía el juego que le gusta. Sin miramientos, las de Vilda llevaban la batuta, siempre con la intención clara de buscar el gol. La que tuvo la primera oportunidad del choque fue Zornoza con un disparo que se fue por poco. En la siguiente jugada iniciada por Carmona por la banda izquierda, el balón se paseó por delante del área pequeña sin que Esther llegara a rematar. Pero no le costó mucho más a la granadina, que se coló entre tres jugadoras húngaras para cruzar el disparo y llevar el esférico al fondo de la portería. Antes de la media hora ya se había logrado abrir el marcador. Bastante se había tardado.

Y sin respiro llegó el segundo, obra de Irene Paredes. La capitana aprovechó un rechace para anotar de cabeza. Como es habitual en ella, a su manera. La guipuzcoana hizo estallar a la grada de Madrid, que corearon su nombre con fuerza. La fiesta siguió, con el gran fútbol que no dejó ni un minuto de realizar el equipo. Hungría no tenía descanso. Mariona lo intentó con un potente disparo desde la izquierda, que esta vez si pudo despejar Biró. Mariona, Carmona y Zornoza hacían lo que querían, el espectáculo estaba servido cada vez que cogían el balón.

Con todo a favor Vilda movió el banquillo en el descanso. Esta vez tocaba dar su oportunidad a Laia, Amaiur y Lucía. Daba igual quién estuviera, La Roja seguía sin dar tregua. Y eso que para ellas no era más que un trámite. Otro de los momentos que más se celebró desde la grada fue la entrada de Jenni al campo. La madrileña no perdió el tiempo desde el primer balón al último. Tuvo sus opciones, pero finalmente fue Guijarro la que certificó el tercero con un potente disparo desde lejos. Con mayoría de jugadoras madridistas sobre el terreno, la Selección dejó atrás las polémicas para volver a enamorar al país.