El regreso de Candela Andújar: “Quería cambios en mi vida”
Tras siete meses retirada del fútbol, la extremo catalana, de 22 años, se reencuentra con el balón en el Sporting de Costa Rica, con el que ya ha ganado la Supercopa.
“Adiós fútbol. Cierro etapa”, decía Candela Andújar (Barberà del Vallès, 2000) en una carta publicada el pasado 18 de junio de 2022 en la que anunciaba su retirada de los terrenos de juego. No hubo explicaciones. “Mucha gente se preocupó por mí por si era un problema de salud mental, familiar... Tuve un tiempo de descanso y desconexión que necesitaba”, cuenta a AS la extremo catalana que, casi siete meses después, ha vuelto al verde con la camiseta del Sporting FC en Costa Rica, ganando la Supercopa del país centroamericano el día de su debut: “Fue llegar y besar el santo”.
Formada en la cantera del Barcelona, al que llegó con 12 años, Andújar no se imaginaba siendo futbolista de mayor: “Nunca ha sido mi sueño”. Empezó a jugar porque iba a ver a su hermano y se estrenó como portera para que este le chutase y perdiera el miedo al balón. Enamorada del fútbol de Vicky Losada, ahora en la Roma, y del de Aitana, (”es una futbolista excepcional, además era con la que mejor me llevaba”, fue subcampeona de Europa Sub-17 y del mundo Sub-20: “Sí que tengo la espinita”. Colgó las botas tras dos temporadas en el Valencia y las descolgó tras regresar a un país que había visitado el pasado verano en unas muy necesarias vacaciones (”una futbolista lo es 24 horas”). Del conflicto de ‘Las 15′ no quiere opinar, pero tiene claro que España tiene nivel para el Mundial, vaya quien vaya.
—¿Qué tal está?
—Muy contenta, adaptándome a este gran cambio.
—¿Cómo ha sido su regreso al fútbol?
—El Sporting me dio la oportunidad de venir a vivir aquí, volver a jugar al fútbol, con un proyecto muy bonito que se me planteó y me gustó mucho.
—¿Por qué se retiró?
—Quería cambios en mi vida. Lo dejé en España y fue una decisión supermeditada que en ese momento consideraba la mejor. Mucha gente se preocupó por mí, por si era un problema de salud mental, si había algún problema familiar... Tuve un tiempo de descanso y desconexión que necesitaba. Llevaba mucho tiempo sin poder tener unas vacaciones de verdad: no estar pensando en pretemporadas, en seguir ejercitándote, ahora te quiere un club, ahora otro, ahora firma un contrato... Y decidí que era el momento de parar. Mucha gente me dice “¿por qué? si tienes 22 años”. Bueno cada uno tiene sus motivos y yo tengo unos motivos personales por lo que lo dejé.
—¿Se cansó del fútbol?
—No fue cansancio, considero que podía haber seguido perfectamente. Llevo desde los siete años en el fútbol y desde los 17 en el profesional y siempre me he adaptado muy bien a la exigencia, la presión y la responsabilidad de conseguir objetivos individuales y colectivos. Era simplemente parar un tiempo. También quería experimentar otras cosas que con mi edad considero importantes. Este es un trabajo muy diferente al de una persona en una oficina o una farmacia, es un sacrificio 24 horas. Por poner un ejemplo, trabajar de cajera es de ocho a tres de la tarde; una futbolista es de 12 de la noche a 12 de la noche. Necesitaba conocerme también en otros aspectos.
—Y siete meses después, a Costa Rica...
—Vine dos semanas de vacaciones en verano y me gustó muchísimo. Nunca había hecho un viaje tan largo, ni de avión ni de estar tanto tiempo en un sitio sin pensar en otras cosas. Tuve tiempo para conocer poco, pero para ver cómo es la gente aquí. No pensaba entonces que quisiera venirme a vivir. Pero cuando salió esta oportunidad, me sirvieron esas dos semanas previas para decir “pues allí me sentí bien”. No fue una decisión difícil de tomar. El Sporting es un fútbol amateur, no es profesional, pero me sigue sirviendo para disfrutar y les sirvo para aportar mi granito de arena.
—¿Qué le cautivó del país?
—No me considero una persona de ciudad. Siempre he vivido en Sabadell y en Barberà del Vallès, que son ciudades mucho más pequeñas que Barcelona, y siempre a las afueras. Me gusta estar fuera del ruido, el caos y siempre he aprovechado para ir con mi familia a ver la naturaleza. Girona es uno de los destinos que más me gustaban. Cuando vine esas dos semanas ya flipé con la diversidad que hay: animales, selva, volcán, playa del Caribe, del Pacífico... Me llamó mucho la atención poder disfrutar de este país.
—¿Cómo se fraguó su fichaje?
—Tuvo bastante repercusión la noticia de que había dejado el fútbol, pero aun así había equipos interesados o que pensaban que era algo que me iba a durar dos días. Se pusieron en contacto conmigo y me hicieron esta propuesta que, sinceramente, en el momento no me cuadraba, no entraba en mis planes volver a jugar al fútbol porque estaba bien, disfrutando de otro tipo de Candela, pero se me presentó el proyecto y me gustó desde el principio, así que las negociaciones fueron bien.
—Debut como titular y campeona de la Supercopa...
—Fue llegar y besar el santo. El club estaba muy informado de mi situación deportiva, que había dejado el fútbol en España, llevaba prácticamente siete meses sin actividad futbolística y fueron bien los primeros entrenamientos. El entrenador me vio con garantías de poder aportar en la final. Fue así, pero mi cuerpo en el minuto 60 dijo “Candela, para, te estás machacando”. Hasta ahora estoy con un proceso lento de adaptación porque no es lo mismo mantenerte físicamente con gimnasio que ponerte en un campo de fútbol, con rivales, el estrés del balón...
—¿No jugó en esos meses?
—Solo jugué dos pachangas en seis meses. Sé que el balón es redondo, no lo voy a olvidar en la vida. No me hacía falta seguir jugando, no lo necesitaba. Pero el deporte es algo fundamental en mi vida, de hecho, también me estoy dedicando a estudiarlo ahora, con Educación Física, lo que allí es Ciencias del Deporte. Empecé la carrera en Barcelona y llevaba prácticamente la mitad, aquí he tenido un proceso de convalidación de créditos.
—Cuando llegó al Barça, ¿se imaginaba siendo futbolista de mayor?
—No, nunca ha sido mi sueño ser futbolista profesional. Ha sido algo que se ha ido dando, por eso también cuando te paras a pensar en qué estás haciendo hubo un momento de decir “voy a parar un momento y ver qué quiero y dónde me veo en unos años”. Obviamente yo veía mucho al primer equipo, iba muchísimo con mi padre a verlo: en el Mini Estadi, la Champions... Adoraba su fútbol.
—¿Quién era su referente?
—Vivía enamorada del fútbol de Vicky Losada, antes incluso de que se marchara a Estados Unidos y al Arsenal. Ya en el fútbol más actual, Aitana. Además ella es con la que mejor me llevaba en el vestuario, íbamos juntas a la universidad y a día de hoy mantengo el contacto con ella y me parece una jugadora excepcional.
—¿Qué opina del conflicto de ‘Las 15′?
—No soy quién para opinar estando lejos. Obviamente el nivel de España es muy alto, vaya quien vaya. Las 15 no sé si volverán, pero volvieran o no, la Selección tiene muy buen nivel.
—¿Usted piensa en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda?
—Lo pienso pero por mis compañeras de equipo, hay muchas seleccionadas de Costa Rica y seguro que van. En el momento en que yo dejo el fútbol en España, sé que estoy dando un paso que para mí es hacia adelante, pero para los de allí (seleccionadores, entrenadores...) es ir para atrás. No me cierro nunca la puerta a la Selección, pero soy consciente de que es difícil volver cuando no estoy en el fútbol profesional. A día de hoy lo veo imposible y tampoco es un objetivo que tenga. Si no, me hubiera quedado en Europa.
—¿Cómo valora el impacto del doble Balón de Oro de Alexia?
—Qué decir de ella... Cuando le dieron el primero estaba con la Sub-23 y lo vimos en directo todas, muy contentas. Que ganara el segundo es todavía más importante. Obviamente que haya galas donde ya cojan tanto peso jugadoras, en este caso Alexia, hace que llegue a todas partes del mundo. Las de mi equipo conocen los nombres de españolas o de las de Inglaterra. Aunque aquí todavía no ha llegado el ‘boom’ del fútbol femenino, sí se está haciendo por que llegue.