El ‘ascenso’ de Laurina: “Me puse en manos de mi psicóloga y fui remontando”

El dinero que ganó con su primer salario en el fútbol lo ahorró. Y eso dice mucho de Laura Gutiérrez Saénz de Santa María (Luanco, Asturias, 2000), conocida en el mundo del balón como Laurina. El pasado diciembre la futbolista del Deportivo colgó las botas temporalmente para cuidar su salud mental y esta semana se ha dejado la voz, literalmente, celebrando el ascenso del equipo blanquiazul a la Liga F. “Todavía no estoy 100% vinculada al fútbol y sinceramente ya no sé si lo estaré; ya nada va a volver nunca a ser como antes”, entona en AS en un discurso tan maduro como emotivo. Está por ver si la temporada que viene regresa a los campos de Primera...

—¿Qué tal la celebración del ascenso?

—Ha sido muy intenso, pero muy bonito. Me pongo a recordarlo ahora y solo me sale una sonrisa. La verdad es que ha sido increíble vivir esto y poder vivirlo en Riazor, celebrarlo con nuestra afición. Hemos devuelto al Deportivo a Primera División, que es donde se merecía estar. Estamos muy felices y muy cansadas también. No hemos parado en tres días entre actos y celebraciones. Pero al final también es bonito que se reconozca, que nuestros patrocinadores, la afición y la ciudad se nos reconozca lo que hemos conseguido. Ya volviendo a la realidad que ahora nos toca el Albacete.

—¿Cómo vive ese momento de saltar al césped de Riazor ante 14.000 personas y a punto de lograr un ascenso?

—Salgo a calentar y lo primero que hago es flipar con la cantidad de gente que había. Desde el banquillo veía la grada de enfrente, pero no la de detrás. Fue alucinante, tengo los pelos de punta todavía. Estaba como una niña pequeña, es algo con lo que sueñas desde que eres muy niña. Era un escenario idílico.

—Hubo más de 14.000 personas...

—Sí, yo había apostado por 15.000 y casi acierto. Sigo flipando con la afición del Deportivo, es maravillosa. La manera en la que se vive aquí el fútbol es una locura, tienen un sentimiento blanquiazul muy arraigado. Es espectacular, me parece que es lo más bonito del fútbol y que es algo que se vive en muy pocos sitios.

—¿Con qué momento se queda?

—Salía con la tranquilidad de que el partido estaba encarrilado, sin presión, simplemente a disfrutar. Una vez estás dentro ya no escuchas nada de lo que hay alrededor, pero sí que es verdad que hay un momento del partido en el que me quedo alucinando: cuando salió en el marcador el número de personas que había en el estadio. En medio del partido me paré a mirarlo.

—¿Guarda alguna anécdota curiosa de la celebración?

—Lo primero es que la voz la tenemos así (tocada) medio equipo, pero es buena señal porque hemos cantado y celebrado muchísimo. Me viene a la cabeza un momento en la Plaza de María Pita en el que nos pusimos a hacernos una foto y una de las aficionadas tenía una perra y la cogimos para la foto y empezamos a cantar “la perra es de Primera”.

—Antes no había referentes femeninos y ahora lo son ustedes...

—Sí, soy joven y estoy viviendo lo mejor del fútbol de los últimos años. Es verdad que ha habido muchas futbolistas luchando para que a día de hoy se pueda estar viviendo esto. Y dentro de diez años será mucho mejor y las futbolistas jóvenes, que están empezando ahora, podrán permitirse soñar todavía mucho más grande. Cuando empecé a jugar hace 15 años no había referentes y sí, la alcaldesa (Inés Rey) nos dijo el otro día que habíamos hecho algo muy bonito, que las niñas de A Coruña al día siguiente iban a poder ir al colegio con la camiseta del Depor y decir que querían ser como nosotras.

—¿Qué destacaría de este Deportivo?

—Diría que la capacidad de saber sufrir, porque ha sido una Liga muy intensa, muy dura. En ningún momento ha habido ningún partido en el que hayamos sido claramente superiores, de que fuéramos a ganar con la gorra. Todo el año nos ha caracterizado la capacidad de sufrir y de seguir dando golpes encima de la mesa y de demostrar que queríamos estar arriba y conseguir el ascenso.

—¿Y de Irene Ferreras?

—Que es muy intensa, trabajadora y vive el fútbol de una manera espectacular. Creo que para ella también ha tenido que ser un refuerzo espectacular para poder seguir hacia adelante este ascenso, dejando atrás un poco los fantasmas del pasado y creérselo, que está está ahí y si lo consigue es por algo.

—Fue la primera persona a la que contó que paraba para cuidar su salud mental...

—Sí, durante los meses anteriores vas conociendo a las personas con las que trabajas y con las que compartes entorno. Llegado ese punto me sentí lo suficientemente cómoda, tranquila y en un lugar amigable para poder expresarme con ella. Si hubiera estado en otro sitio en el que no me hubiera sentido así, no sé cómo lo hubiera hecho pero probablemente no hubiera acudido directamente al jefe entre comillas, al entrenador. Con Irene siempre tuve una relación de confianza y ella siempre se preocupó de que yo estuviera bien. En este momento siento que es la primera persona que tiene que saberlo y con la que tengo que comunicarme y tener total sinceridad. Cuando detecto que no es solo una mala racha hablo con mis padres, primero, y con Irene, después, es la primera persona del Deportivo con la que hablo. Son todo facilidades para que pueda parar y me pueda ir a casa.

—¿Qué la hace ver que no es una “mala racha” y que necesita parar de jugar para recuperarse?

—Mis dos años en el Betis fueron difíciles a nivel futbolístico, pero no me había sentido así. Por ejemplo, no tenía muchos minutos, no participaba mucho, pero independientemente de eso yo siempre tenía ganas de seguir yendo a entrenar, intentaba ganarme el puesto y disfrutaba del fútbol y lo que le rodeaba. Pero esta vez ya no era así. No tenía ganas de entrenar, muchos días me pasaba la tarde en casa llorando, me tumbaba a dormir porque no quería salir de la cama... Había generado un rechazo al fútbol que en mí no era normal. Llevaba 15 años jugando al fútbol y jamás me había pasado lo de no querer saber nada del fútbol. Entonces me di cuenta de que no estaba bien y de que había algo más.

—¿Y qué hizo?

—Me puse en manos de una psicóloga-psiquiatra y entre el tratamiento con ella, el tratamiento farmacológico y la distancia, poco a poco fui remontando.

—¿Notó el apoyo de la gente?

—La reacción de toda la gente, tanto con la que compartí vestuario años atrás como la de ahora y toda la afición del Depor, bética, oviedista, todo el mundo se volcó, me escribió mogollón de gente. Me sentí muy querida y fue emocionante ver cómo a un tema tan tabú, por lo menos hasta el día de hoy, se le daba tanta normalidad, y la gente te apoyaba. Al final es un paso muy difícil porque no es una lesión de tobillo, que obviamente te obliga a parar porque es lo que hay, sino que lo tienes que decidir tú.

—¿Cómo fue su regreso?

—Fue un poco de sorpresa. Llevaba dos meses fuera pero tenía concertadas las prácticas de la carrera de Fisioterapia en A Coruña. A finales de enero me tenía que volver sí o sí y una vez estoy aquí, asiento un poco las primeras emociones y cuando estoy preparada me voy a Abegondo para ver al equipo y al cuerpo técnico, un poco de sorpresa porque solo lo sabía Irene. Cuando me fui dejé un momento de desolación al decirlo en persona, así que pensé que volviendo así les daría una sorpresa bonita. Se alegraron un montón, yo las había echado mucho de menos. Empecé poco a poco a ir a la ciudad deportiva, algún día suelto iba a entrenar... Hasta que entré en rutina otra vez y tanto yo, como los médicos y mi psicóloga vimos que era buen momento, que se me podía dar el alta y reincorporarme. Hasta ese momento fui dando pasos poco a poco. Desde el club, los servicios médicos, el cuerpo técnico, todos se portaron impresionantemente bien, me sentí escuchada, querida y ayudada en todo momento. Me lo pusieron todo muy fácil dentro de la complejidad de la situación, siempre voy a estar agradecida al Deportivo y al cuerpo técnico por todo lo bien que me hicieron estar.

—¿Cómo está ahora su relación con el fútbol?

—No estoy 100% vinculada a ello y sinceramente no sé si volveré a estarlo más o no. Creo que tengo que ajustar un poco las expectativas a la realidad y seguir con la nueva realidad porque ya nada va a volver nunca a ser como antes. Todo lo que viví es un punto de inflexión y a partir de ahí va a haber muchas cosas que van a cambiar. No sé lo que va a venir, ni sé lo que va a pasar, pero lo que sea quiero pensarlo bien, estando tranquila, y que sea lo mejor tanto para Laura como para Laurina, pero sobre todo para Laura. Han sido muchos años en los que no le prestaba atención y creo que es importante priorizar esa parte y llegar a un consenso entre una y otra.

—Entonces, ¿aún no sabe si usted volverá a jugar en Liga F?

—Efectivamente. Es una conversación pendiente conmigo misma y es una conversación pendiente con el club. Es una decisión que tomaré teniéndome en cuenta a mí. Obviamente ahora, habiendo ascendido y con la adrenalina a tope dices estaría guay, pero al final también quiero pensar en mi yo a medio y largo plazo y en mi futuro. Quiero pensármelo bien y decidir, con todas las cartas encima de la mesa, lo que sea a lo mejor para mi yo profesional y para mi yo personal.

—Dijo Ferreras que su vuelta a la dinámica de equipo fue un clic para el vestuario, ¿qué le hace sentir eso?

—Me emociona. Es cierto que solo una misma sabe lo que lleva dentro, lo que ha vivido, lo que vive y lo que vivirá. Es emocionante ver que te apoyan, que están contigo y que a ellas, esas personas con las que compartes más tiempo que con tu familia, que está lejos, también les emociona y les une y alegra que te vaya bien.

—Una última, cada vez se habla más de salud mental, pero casi toda la gente que acude a ayuda profesional lo tiene que hacer pagando, ¿qué le parece eso?

—Está claro que la gente que va a lo privado tiene la capacidad económica para hacerlo, pero entiendo que tiene que haber mucha gente pasándolo muy mal y no pudiendo hacer nada porque la sanidad pública está colapsada a todos los niveles. Es algo que desde nuestra posición (la de deportistas) podemos reivindicar y luchar por ello, porque al final tenemos foco público y probablemente se nos escuche más. Me imagino la situación que yo viví y no poder buscar a alguien que me ayude porque no puedo permitírmelo económicamente... Tiene que ser muy difícil porque al final es imprescindible para mí el psicólogo, es primordial. Lo sé porque mi madre es psicóloga y lo he vivido desde bien pequeña. Sé que la sanidad pública está colapsada a todos los niveles, también lo sé porque mi padre es médico y están hasta arriba. Cuidar la salud mental a través de la seguridad social es caótico y creo que es algo que se tiene que intentar mejorar para ayudar a toda la población, a toda la gente y para que el país en general pueda seguir creciendo.

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