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Del golazo de Tere al olfato de Alba

Suele ocurrir que cuando a uno le van bien las cosas, el viento sopla a favor y se cree el rey del mambo, se relaja. Y empieza a hacer cosas que no vienen al caso. Ojo, estoy hablando de fútbol, no piensen mal. Es lo que le sucedió a España ante Zambia. Jugó unos primeros veinte minutos primorosos y después, víctima del adorno, se apagó. Lo que antes era toque y desmarque se transformó en intento de caño, en estatuas de sal, en distancia entre líneas. Afortunadamente, el instinto de Alba Redondo volvió a pulsar el botón de ‘on’ y eso permitió a La Roja acabar el partido con una sonrisa. Dicen que la delantera del Levante marca goles incluso cuando baja a desayunar al bufé del hotel…

Lo que ahora hay que decidir es con qué quedarnos. Podemos hablar de la desconexión de Aitana, que es clave en este equipo, de las dudas de Ivana e Irene en algún balón en largo de Zambia o del atropello de Salma, a quien el balón se le escapaba entre las botas como si fuera un ratón. Pero también podemos mirar al norte y ensalzar algunas perlas. Por ejemplo, el doblete de Alba o el tanto que abrió la victoria; desde hoy, en el manual del fútbol, bajo la acepción de ‘gol por la escuadra’, se leerá: “véase Tere Abelleira”. O el 2-0, fruto del talento de Alexia (que pasa) y Jenni (que remata). Dos mujeres con esa mirada del auténtico jugón, da igual el deporte, da igual la época. Esa que quiere decir: “Te la voy a liar y no vas a saber ni cómo ni cuándo”.