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LIGA F | ALHAMA

Camila, sobre Randri: “Decía “yo empecé con 11 gordas””

Jugadora del Alhama en la temporada 2019-20, la futbolista de origen argentino habla en AS de su experiencia en el equipo murciano.

Camila Molina, durante un partido con su equipo actual, el Alqueries CF.

“A mí me llegó a hacer un par de comentarios sobre mi peso, pero tuve hasta suerte, me lesioné pronto...”, relata Camila Molina (Argentina, 1993), actual jugadora del Alqueries CF, sobre su experiencia en el Alhama, durante la temporada 2019-20, a las órdenes de Randri García. Hace diecisiete días que salió a la luz el supuesto trato vejatorio del entrenador murciano hacia algunas de sus futbolistas, denunciado por FutPro ante la RFEF, el CSD e Inspección de Trabajo. Decisiete jugadoras defendieron, en dos comunicados, no haber sufrido dicho trato, y otras cinco dijeron, a través de Europa Press, haberse sentido “humilladas”, dos posiciones que la defensa de 29 años llega a entender...

“Conozco a algunas de las que han firmado, no es una situación fácil. Te ponen entre la espada y la pared. Cuando no eres el objetivo... Las que han firmado lo habrán vivido totalmente diferente. Es una persona que manipula y te hace ver lo que él quiere. Las que le conocen ya saben sus comportamientos y al final han aguantado mucho y dicen ‘pues tampoco es para tanto...’. Si no lo has visto contigo, te cuesta creerlo. Las jugadoras están enfrentadas y él, tan tranquilo”, argumenta.

Camila, que ahora está preparándose una oposición mientras milita en el Alqueries, apenas pudo jugar con el equipo azulón durante una temporada que acabó cancelada por la pandemia de COVID-19: “Tuve hasta suerte, me lesioné muy pronto, el primer partido no jugué, contra el Albacete sí y en la siguiente me lesioné, a finales de octubre. De esa presión de la que hablan me libré porque no estaba jugando”.

Sí que relata, no obstante, haber recibido comentarios sobre su físico de parte del técnico murciano y recuerda el control que ejercían sobre el peso de todas, registrado en documentos que conserva: “Me llegó a hacer un par de comentarios sobre mi peso cuando volvía de lesión como ‘ay, esa barriguita...’. Como persona no me afecta me entra por un oído y me sale por otro, pero a otras compañeras les podía afectar muchísimo porque era constante. Ellos le dan muchísima importancia al peso, tanto si estabas muy abajo como si estabas muy arriba”. Una rival, también lo vivió...: “En el partido que vinieron mis padres y mi hermano a verme Randri le dijo “gorda” a una contraria y ahí se lio porque los entrenadores del otro equipo y las jugadoras le contestaron”.

Otra escena en su memoria se dio nada más llegar a Alhama. “En el primer o segundo entrenamiento hay una charla con Randri y les dice a las compañeras que había hablado con su abogado y que despedirlas les costaba 100 euros. Yo acababa de llegar y dije ‘¿qué está pasando?’”, cuenta, antes de definir al entrenador como “de la vieja escuela”. “ Yo era nueva y de cara a las nuevas tenía que dar esa imagen de buen entrenador y de que las cosas eran serias. Los comentarios eran malintencionados o que no venían a cuento, pero no de la gravedad que dicen las compañeras de este año del Alhama. Me las creo igualmente porque tiene comportamientos machistas, de la vieja escuela, gritos, de no hacerte valer como futbolista... Recuerdo que solía decir ‘yo empecé con once gordas’”. Es una frase tipiquísima de él”, explica.

Camila Molina, durante su etapa en el Alhama (foto cedida por la jugadora).
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Camila Molina, durante su etapa en el Alhama (foto cedida por la jugadora).

Mensaje de aliento para las denunciantes

La actual futbolista del Alqueries afirma que el entrenador murciano no es un acosador sexual, no obstante, sí cree fuera de lugar el supuesto envío de la foto del cuerpo técnico sin ropa a las jugadoras: “Aunque no hubiera una menor en el grupo, a nivel profesional, en una relación laboral, no tienen ningún sentido enviar la foto”.

Para acabar, Camila Molina también tiene palabras para las cinco futbolistas del Alhama que han denunciado esos comportamientos: “Que sigan luchando, que hagan valer su voz y que no están solas. No sé cómo acabará esto, porque al final él es el dueño y el que manda. Que sigan luchando, que aunque el resultado no sea el que esperamos, el hablar siempre es lo correcto. Lo que no está en nuestras manos ya no lo podemos controlar...”.