Un príncipe en Bélgica

Mónaco tiene un Príncipe, Bélgica también. En un campo totalmente inhóspito, el Louis II, en la primera jornada de la Ligue 2 en la temporada 2012/2013, Claudio Ranieri, entrenador del conjunto monegasco, le dio las riendas del equipo, para salvar al club de una crisis sin precedentes, a un joven llamado Yannick Ferreira-Carrasco. Totalmente desconocido para el mundo del fútbol, el joven extremo, de apenas 18 años, lideró la victoria de su equipo, marcando un golazo de falta que le catapultó, a partir de entonces, al estrellato.

Carrasco fue el gran abanderado de un Mónaco que, de la mano del capital ruso, ascendió holgadamente a la Ligue 1. Meses antes, justo cuando se consumó la venta, el exjugador del Atlético de Madrid era un juvenil que había vivido, desde dentro, una crisis estridente, con el club siendo colista de la segunda división francesa. Ni los multimillonarios fichajes de Ryboloblev, entre ellos Ocampos, de River Plate, por más de diez millones de euros, le apartaron de la titularidad. Cultivó a Ranieri, que no titubeó ni un instante para hacerle jugador franquicia de los rojiblancos.

En tres años, Carrasco lideró al Mónaco, con el que alcanzó los cuartos de final de la Champions League en 2015, tras haber marcado un fantástico gol ante el Arsenal, en los octavos, victoria 1-3. El Atlético de Madrid, que buscaba entonces un extremo explosivo, un jugador capaz de marcar las diferencias, le fichó por 15 millones de euros. Bélgica, no ajena a su evolución, comenzó a tenerle en cuenta.

Su rendimiento con clubes siempre contrastó con el de la selección belga. En el Atlético de Madrid, sus números fueron excelentes. Ya fuera como carrilero o extremo, adaptándose a la potencia de Simeone, su gol en la final de la Champions en 2016 contra el Real Madrid, no evitando la derrota de los colchoneros en los penaltis, le catapultó. Fichó, sorprendentemente, por el Dalian Yifang, de China, en 2018, pero volvió a Madrid, al Atlético, con el que se erigió como una pieza fundamental en el título de Liga cosechado en 2021.

Carrasco, posiblemente, llegó tarde a la Generación de Oro belga. Disputó la Eurocopa de 2016, también el Mundial de 2018, así como la Eurocopa de 2021, pero en ningún momento se impuso. Jugadores como Hazard, De Bruyne, Lukaku, Witsel, Courtois, eran los abanderados de un colectivo que, pese a todas las expectativas depositadas en ellos, no le dio para culminar con un título. Su bagaje en Eurocopas, dos disputadas, es de diez partidos y apenas un gol, números poco halagüeños pese a todo el potencial que atesoró durante la última década.

“Nuestros estilos son muy diferentes (respecto a los jugadores). La alineación inicial dependerá del equipo contra el que juguemos. Si nos fijamos en los partidos que hemos jugado, ha habido un gran número de rotaciones”, dijo, en Alemania, este viernes. También se le preguntó por el nivel de la liga saudí, concitando dudas sobre su estado físico, respondiendo que “He estado en España, que es una de las mejores ligas. Es evidente que es diferente. Pero también he estado en China y el nivel es mucho más alto. Diría que hay cuatro o cinco equipos muy buenos”, apostilló.

Carrasco podría ser el arma que use Tedesco en la banda izquierda para compensar su sistema de tres centrales. Aunque Jérémy Doku, estrella emergente del Manchester City, también ha actuado de carrilero, la solidez y el ahínco con el que presiona el exjugador del Atlético de Madrid podrían obligar al seleccionador a reubicar a Doku en una posición más adelantada. Será, salvo sorpresa, su último gran torneo con Bélgica, en la que quiere hacer historia, ya no como príncipe, sino como rey.

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