Sagnol: con la ilusión de Roger Milla y la flema de Ancelotti
El técnico de Georgia fue ayudante de Carlo en el Bayern. Le gusta el fútbol de ataque, pero siempre ha sabido adaptar su selección a las circunstancias.
“Mi ídolo era Roger Milla. Todavía tengo la imagen suya bailando tras su gol con Camerún, con más de 40 años. Para mí, es uno de los grandes momentos en la historia de los Mundiales”, repite Willy Sagnol en alguna entrevista, todavía con los ojos encendidos. El entonces lateral derecho de Francia se encontraba sobre el césped del Olímpico de Múnich, el lugar que sueña alcanzar de nuevo como seleccionador de esta sorprendente Georgia, cuando Zinedine Zidane golpeó al italiano Materazzi en el pecho durante la final de Alemania 2006. Se quedó a centímetros de ganar un Mundial. Y superar a Milla.
Carlo Ancelotti habia llegado al Bayern en junio de 2016 y con una tarea que se antojaba hercúlea: ocupar el vacío, futbolístico y casi existencial, que habían dejado en el cargo de entrenador las tres temporadas consecutivas de Pep Guardiola. En su primer año al frente del club bávaro, el italiano ganó la Supercopa y la Bundesliga, pero cayó en cuartos de Champions contra el a la postre campeón Real Madrid. Pep tampoco había conseguido levantar la Orejona durante su etapa en Múnich y, es lo que tienen algunos grandes clubes, la directiva bávara no esperó mucho a ver qué ocurría al año siguiente: a finales de septiembre de 2017, destituía a Carlo tras una severa derrota europea en la fase de grupos (3-0) ante el París Saint-Germain.
Su puesto lo ocupó como interino el que desde unos meses antes había sido su asistente en el banquillo, Willy Sagnol. Un ídolo de la afición muniquesa a la que el club contrató específicamente, dicen las malas lenguas, para ‘vigilar’ a Ancelotti. Duró una semana como primer técnico, pues llegó Jupp Heynckes. Sagnol pasó al limbo durante muchos meses en el Allianz Arena. “No tengo un puesto específico”, confesaba resignado el francés durante esos días de ostracismo profesional.
Lateral diestro de corte técnico, pero también muy comprometido, internacional por Francia en 58 ocasiones, Willy había colgado las botas en 2009, tras 9 campañas como futbolista del Bayern. Comenzaba con treintaipocos años una carrera de entrenador que pasó por las categorías inferiores de la selección de su país y luego, por el Girondins de Burdeos, al que clasificó para la Europa League en 2015 en un notable debut como técnico de clubes. Destituido como gerundino en marzo de 2016, a los pocos meses conseguía trabajo al lado de Ancelotti. El Bayern esperaba contratar a un ‘chivato’, pero no lo encontró. Básicamente, y con los roces típicos, Willy y el técnico italiano se llevaban bien.
Willy no tragó, como no ha tragado nunca. Algunos de los que han compartido carrera y vestuario con Sagnol dicen que detrás del futbolista callado y sin ínfulas que corría la banda de Múnich mientras la hinchada le gritaba “Willy....” hay en realidad alguien poco diplomático, que no se calla nunca ante lo que piensa que está mal. Poco antes de asumir el cargo de asistente de Carlo, de hecho, había osado criticar incluso la “filosofía” del club bávaro: “Veo un gran problema en el Bayern: ¿Qué cultura tiene este club, qué identidad?”. Dicen que cuando hizo estas declaraciones ya se encontraba en negociaciones para volver a su exequipo.
En esta misma Eurocopa explotó justo antes de la machada contra Portugal debido a lo que él considera unos injustísimos ataques de cierto sector de la Prensa y la afición. En un país, Georgia, donde sólo tiene permitido salirse algo de madre aquel que anda de parte del poder. “Ahora algunos idiotas me insultan todos los días sin ninguna razón futbolística y no puedo soportarlo. Soy entrenador de fútbol y para todos está claro quién juega y quién no, pero es totalmente mi decisión. Perdón por este tono, pero ya llevo unos días de mal humor”. Lo dijo serio, sin exaltarse, pero con mucha retranca. Una flema que recordó muchísimo a Carlo Ancelotti.
Ese manera de soltar pildorazos y luego quedarse como si nada y el pragmatismo también a la hora de elegir una manera de jugar los heredó Sagnol de la temporada y pico que estuvo al lado del actual técnico del Real Madrid. Hijo del fútbol animoso que cultivó como miembro de un Bayern que reinaba en Alemania a su antojo y ganó una Champions en 2001, a Willy le encanta un sistema de ataque que evidentemente tuvo que matizar, casi mutar, cuando llegó a Georgia. En la categoría C de la Nations League, que ganó para luego permitirle jugar la Euro en la repesca, dominaba a rivales como Macedonia, Gibraltar e incluso Bulgaria.
Pero, igual que cuando Carlo decide jugar al contragolpe en todo un Real Madrid, el seleccionador del rival del España ha confeccionado una Georgia comprometida defensivamente y capaz de contragolpear con tino cuando compite contra rivales mayores, que es casi siempre en partidos de clasificación y siempre en esta Eurocopa. Willy, además, sabe jugar los partidos en las conferencias de Prensa previas. Como si no pasara nada. “Sólo tendremos cuatro días para recuperarnos hasta el domingo, dos menos que los españoles, que ganaron el lunes a Albania. Pero sólo somos Georgia...”, se quejó tras el duelo ante Portugal, sin levantar la voz ni los brazos. Puro Ancelotti.
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