La Eurocopa de los autogoles, los tantos a la desesperada y el dramatismo tardío
La fase de grupos del campeonato europeo ha superado el récord de dianas en los últimos minutos y va camino de convertirse en el de más goles en propia puerta y desde fuera del área.
La fase de grupos de la Eurocopa ha llegado a su fin. Y lo ha hecho con una serie de sucesos que han bautizado al campeonato como la Eurocopa de la fe, la de los goles en el descuento que deciden un pase a octavos, en propia meta que suponen que un equipo gane por la mínima o los tantos de penalti. Marcar es el objetivo, sea como sea, y si no entra por las buenas, tendrá que hacerlo por las malas (por un mal despeje, en el añadido o con un gol desde fuera del área). Aquí todo vale para ser campeón de Europa.
De los 81 goles que se han marcado en la fase de grupos, un 38 % han sido gracias a creer hasta el final, por obra de goles a la desesperada desde fuera del área o bien por mala fortuna de marcar en propia puerta. Aunque este no es el dato más sorprendente. Y es que si se suman los goles de penalti, el porcentaje sube casi a la mitad de los tantos, pues un 47% han sido anotados desde fuera del área (14), en el añadido (10), en propia puerta (7) o de penalti (7).
Los autogoles son el ‘pichichi’ de la Euro
Prácticamente a diario, algún jugador ha introducido sin querer el balón en su portería. Casi uno de cada diez de los tantos anotados han sido en propia puerta. Es decir, el 8,2% de los goles. Esta sorprendente serie de jugadas desafortunadas que arrancó en el partido inaugural del torneo, cuando Rüdiger cabeceó hacia su propia portería, ha acabado traduciéndose en goles que han sido determinantes para el resultado final del encuentro, ya sea porque fue el que abrió el marcador o el que amplió la ventaja para una de las selecciones.
El central alemán fue el más afortunado, pues no tuvo impacto en el 5-1 para los anfitriones. No tuvieron la misma suerte Calafiori y Maximilian Wöber, que anotaron el único gol del partido y sus selecciones perdieron 1-0.
Además de ellos, Hranác dio la victoria a Portugal por 2-1, Gjasula también encontró sin querer su portería en el empate a dos entre Croacia y Albania, aquel el 19 de junio. Akaydin no se quedó atrás, pues en un gravísimo error de entendimiento con su portero, allanó el camino hacia el triunfo de Portugal ante Turquía. Y por último, Malen, en el Países Bajos - Austria, en su intento de cortar un centro de Prass que buscaba a Arnautovic, puso la ventaja para los de Rangnick.
Para poner en valor estos registros, es importante destacar que el récord de goles en propia puerta se sitúa en los 11 de la anterior Eurocopa. Así las cosas, si en los 15 encuentros que quedan de torneo se anotan 5 autogoles, el récord le pertenecería a esta Euro. Por si fuera poco, los máximos goleadores de la competencia llevan tres y dos goles, por lo que en redes sociales lleva días comentándose aquello de que “el pichichi de la Euro es el autogol”.
El dramatismo tardío
Además, ha sido una fase inicial de dramatismo tardío, con un gol más en el tiempo añadido que el récord anterior de nueve en 2016. Desde Zaccagni, que destrozó el sueño de un eterno Modric en el 98′, pasando por Csoboth, que alentó las esperanzas a Hungría en el 100′ ante Escocia o Füllkrug, que anotó un gol en el 92′ que sirvió para meter a Alemania en el camino de España.
El festín ha continuado jornada tras jornada. Jovic revivió a Serbia ante Eslovenia en el 95′. El mismo minuto en el que Gjasula empató a Croacia. Conceiçao, por su parte, desatascó a Portugal ante República Checa en el 92′. Ni la última jornada se salvó, pues Tosun eliminó a República Checa y cercionó el pase turco a octavos en el minuto 94.
El espíritu combativo está presente en una Eurocopa en la que todos creen hasta que el árbitro pite el final. Esperen en en sus asientos porque el 12% de las dianas en Alemania ocurren al final.
A la desesperada
Por si no fuera suficiente con esta serie de carambolas, entre goles en propia puerta y en los últimos minutos. Los goles a la desesperada desde fuera del área han sido anotados hasta en 14 ocasiones, lo que supone un 17,2% del total. Disparos lejanos que han decidido partidos, cambiado el sentido de los mismos y dejado celebraciones que desbordan la euforia. Hace dos años, en todo el Mundial de Qatar, sólo 12 goles se anotaron con tiros desde fuera del área. La Euro ya lo supera en su primera fase.
Los dos primeros trallazos llegaron en el movido partido inaugural entre Alemania y Escocia, cuando Florian Wirtz y Emre Can firmaron dos tantos para el recuerdo de la historia de la Euro. También en la primera jornada, Michael Aebischer fue decisivo en la victoria de Suiza frente a Hungría (1-3) con una asistencia y un latigazo. Asimismo, destacó el derroche de virtuosismo desde la larga distancia de Rumanía que sorprendió a toda Europa en la goleada frente a Ucrania (3-0), con dos cañonazos de Nicolae Stanciu y Razvan Marin. De bella factura fue también el gol de Arda Güler en el triunfo contra Georgia (3-1).
Por último, los tiros desde los once metros igualan la estadística de los que han llegado en propia puerta. Son siete los que se han marcado después de que un futbolista haya caído al suelo en el área, con especial atención al 1-1 del Francia-Polonia, anotados por Mbappé y Lewandowski o el 1-1 en el que Marin consiguió meter a los rumanos en octavos ante Eslovaquia.
A fin de cuentas, todo se resume en lo de siempre. El fútbol es un deporte que va de marcar goles. Bonitos, feos, de penalti, en el minuto 1 o en el 95. Todos valen y se saborean. Aún más cuando se trata de tantos que deciden una continuidad en una Eurocopa. Esta, en concreto, ya va camino de romper hasta cuatro récords.
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