El Rennes sonroja a una Real deprimida

La Real se marcha de vacío de su viaje a tierras francesas. Sin un buen resultado que le suba la moral, ni unas buenas sensaciones que le enseñen de nuevo el camino, el combinado gipuzkoano pide refuerzos a gritos. Ya sea en forma de fichajes o en el regreso de sus internacionales. El once de ‘gala’ formado en el Roazhon Park echó en falta la figura de un ‘9′ que ofreciera soluciones al equipo, además de un futbolista que añadiera competitividad al entramado defensivo. Los talentosos Gronbaek y Gouiri, que fueron los autores de las dianas locales, sonrojaron a una defensa que sufrió cuando le tocaba saltar de zona y seguir a su par. Por lo que el único txuri-urdin que se marchó contento del desplazamiento a Francia fue Hamari Traoré, quien se llevó la ovación del respetable, tras dejar huella en el conjunto bretón.

Imanol apostó por alinear un once bastante reconocible considerando la visita a tierras francesas como una prueba de fuego. Sin poder contar todavía con los internacionales de la selección olímpica ni de la ganadora de la Eurocopa, el oriotarra formó con el clásico 4-3-3. Un esquema en el cual destacó la presencia de Becker en punta y la titularidad de la pareja formada por Aritz Elustondo y Zubeldia, en el día que Atlético Madrid y Real Sociedad anunciaron el traspaso de Robin Le Normand. El central francés volverá a coincidir con su excompañero Sorloth, también anunciado por los colchoneros en el día de hoy. Precisamente la pieza que el conjunto gipuzkoano añora. La falta de continuidad de Carlos Fernández y el bajo rendimiento de Sadiq provocan que Alguacil y Olabe busquen una alternativa de urgencia.

Por esa razón, el técnico mandó un claro mensaje dando cabida al atacante surinamés como la máxima referencia ofensiva. Sin embargo, el experimento no funcionó. Se le notó incómodo de espaldas a portería y con pocas opciones de imponerse a los centrales visitantes. Cayó constantemente a banda izquierda para encontrar sensaciones al entrar en contacto con el balón, pero no funcionó, ya que acabó solapándose con Barrene. La impotencia del ‘11′ fue el mejor retrato de una Real, que pese a ponerle insistencia, no supo cómo echarle mano a los bretones. El equipo, que la pasada campaña no pasó del undécimo puesto en Ligue 1, mostró una grata carta de presentación ante sus parroquianos. Con una inversión de 33M€ en su plantilla, no pasó apuros en ningún momento y resolvió el partido por la vía rápida. En mayor medida, gracias al talento de Albert Gronbaek.

El mediapunta de Dinamarca, que ha sido la incorporación más cara del verano rouge et noir, sobresalió desde los primeros compases del encuentro. Recién adentrados en los primeros diez minutos de la jornada vespertina, Gronbaek, tras tirar un caño en el área txuri-urdin, ya avisó con un remate esquinado en el que tuvo que intervenir Marrero. Aunque a la segunda no perdonó. El propio danés aprovechó un gran envío desde la derecha del lateral Assignon y con un gran movimiento de ‘9′ se adelantó a Zubeldia para abrir la lata. En esa ocasión, el guardameta azpeitiarra, que fue lo más reseñable de los gipuzkoanos, poco pudo hacer. A la Real le costó asimilar el golpe. Salvo un cabezazo de Aritz Elustondo, posteriormente detenido por el experimentado Mandanda, y un disparo aislado de Olasagasti, el peligro generado por los de Imanol acabó siendo insuficiente.

Sin mucho fondo de armario al que acudir, el preparador oriotarra confío en los mismos 11 que habían empezado para darle la vuelta a la situación. Pero más de lo mismo. Faltos de ritmo y de confianza, el Rennes continuó con su dominio. Hasta el punto de ampliar distancias en un marcador que parecía condenado a no moverse. Por lo menos en el bando gipuzkoano, que todavía generó menos peligro que en los anteriores 45 minutos. De manera que Gouiri, completamente libre de marca en el área, aprovechó un pase atrás para doblegar el resultado mediante un disparo cruzado. A raíz del segundo, Alguacil prescindió de los extremos para dar cabida a Sadiq en ataque y Pablo Marín en el centro del campo. A su vez, Hamari Traoré regresó a la que fue su casa. Después de 239 partidos con los bretones Roazhon Park coreó su nombre.

Gracias a la presencia de Sadiq en el área, Becker aprovechó para tirar varios desmarques de ruptura, en los que pudo generar algo de peligro. Pese a su esfuerzo, las rupturas no llegaron a buen puerto y las ocasiones volvieron a brillar por su ausencia. Con el partido visto para sentencia Imanol premió a los canteranos desplazados, dándoles 10 minutos residuales. Con dos amistosos por delante para cerrar la preparación, la Real Sociedad firmó su cuarta derrota (cabe recalcar que una fue en penaltis) del verano. El presagio de un comienzo poco favorable invita a la reflexión en Zubieta. El mercado de fichajes podría ser la solución.

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