El Athletic pasa entre sudores

El Athletic suma una más. Acumula 21 eliminatorias con el mismo resultado. Si en 20 años no ha caído jamás en cruces a un partido, no iba a ser ante el humilde Rubí, que aguantó el tipo hasta el último minuto, pero tuvo que plegarse a la lógica, impuesta por uno de los meritorios de Valverde: Adu Ares, que se estrenó como goleador en le élite y lo hizo con un doblete. Rodri puso la emoción en el 86 y creyó en el milagro, pero este no se pasó por Can Rosés. El humilde equipo catalán de la sexta categoría plantó cara al segundo Rey de Copas como si no tuviera memoria, sin un exceso de respeto que le habría dejado sin opciones. Hubo que sufrir hasta que pitó el colegiado. El equipo con más empuje copero del último lustro ya ha superado el primer peldaño, sigue su escalera en busca del sueño de otra final.

No es fácil quebrar la resistencia de equipos humildes que se meten en un castillo defensivo, se parapetan en un campo como Can Rosés, de hierba sintética bastante resbaladiza, y exhiben un ímpetu por hacer historia. Porque normalmente se encara a estos enemigos de perfil bajo con jugadores muy poco aprovechados en la Liga, que no han actuado mucho juntos y que prestan un servicio doble: intentar avanzar en el torneo y dar descanso a los primeros espadas. Entre ellos, el que más brilló en la noche barcelonesa fue Ares. Y se estrenó como león Egiluz.

La espera hasta que llega el primer gol del equipo favorito a veces es tensa. En los primeros compases ya lo intentaron Adu y Raúl García, pero mostró su mano dura el veteranísimo Leva. Las atajadas del guardameta vallesano fueron el preludio del monólogo vizcaíno, mientras Peris apelotonaba piezas en el área propia. Los catalanes supieron aguantar el monopolio del balón de su rival sin pecar de osadía, e incluso se permitieron el lujo de estirarse alguna vez. El tanto que abría la lata lo anotó Ares en el minuto 51, en una jugada un tanto polémica. Lekue hizo un recorte y centró con la derecha. El control de Raúl García estuvo a punto de darle en el brazo. Entregó un pase a Adu, que embocó por el centro, no sin antes tocarla el portero. Parecía que Rulo estaba en fuera de juego.

Al joven extremo no le andaban saliendo los regates y celebró las dianas con rabia. Una pena no poder contar con su amigo Nico en esta fiesta. Tuvo opción de un triplete, porque le estaban cayendo balones en el área. Este año tuvo un debut exigente ante el Barça y no había vuelto a jugar. El 0-2 ya planteaba una eliminatoria medio sentenciada. El Rubí se estaba rompiendo y dejó por primera vez campo para correr. La acción partió por la zona central, algo caída a la izquierda, con Lekue dando profundidad en una conexión con Berenguer. Este centró y Ares atacó muy bien la pelota de cabeza. Le quitó un control a Raúl, que ya estaba con la caña preparada.

El cuadro local trató de sacarse el dominio con una jugada bien llevada por Muñi. Le costó salir a Agirrezabala y cuando lo hizo estaba bastante vendido. Le regateó y el remate lo tachó como gol Nolaskoain. El extremo del Rubí era muy bullicioso y causaba desperfectos. Ruiz en el 75 firmó el primer disparo a puerta vallesano. Valverde empezó con los cambios, aparentemente ideados desde que salió de Bilbao. Salió Sancet y se juntó con Muniain, un dúo que hace tiempo que no se veía, con el capitán en una banda. Rodri enredó el desenlace tras un pase que cogió una gran parábola una vez que pegó en un defensa. Ganó la posición a Nolaskoain y aprovechó la indecisión de Agirrezabala, que debía haber salido al balón aéreo. Marcó de cabeza.

Lo que había sido una noche plácida se convirtió en instantes de máxima tensión con esa actitud de no rendirse y tirar de amor propio de los vallesanos. Can Rosés se vino abajo y empujó a la igualada. Vivian sacó a un córner un balón que llevaba el camino del 2-2. Subió Leva a ese saque de esquina y tuvo que despejar de puños Agirrezabala ante mil bombas situadas en su área. Pase con sufrimiento, pidiendo la hora.

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